Dos hombres fornidos, entre gritos y la conmoción de los presentes, llevan a rastras a Fernanda Marillan. A simple vista, luce como una especie de secuestro. Al menos eso sería si los sujetos no actuaran bajo la mirada cómplice de efectivos de Carabineros de Chile ni el vehículo al que intentan ingresar a su víctima no fuera una camioneta de la propia institución policial. Conversamos en exclusiva con Mijael Carvones, werkén mapuche y se muestra el video de una detención por parte de “civiles”.
El registro sobre el procedimiento en Ercilla, Región de la Araucanía, cedido en exclusiva a La Voz de los que Sobran, pone en la palestra una de las nuevas técnicas de hostigamiento que, conforme denuncian, carabineros estaría utilizando para amedrentar a las comunidades mapuche de la zona.
“Esas personas actuaron hoy día como carabineros en la detención de Fernanda y también de Maitú, de hecho, acá los carabineros uniformados, que también aparecen ahí, y que si tú te das cuenta bien en el video, es muy poco lo que hacen”, dice Mijael Carvones, dirigente mapuche y amigo de Camilo Catrillanca, buscándole un porqué a la insólita situación.
En seguida, relata uno de los puntos cruciales en el procedimiento, y es que los hombres que habrían protagonizado la detención no llegaron por azar, ni menos efectuarían un mero rol secundario o de soporte, sino que habrían estado siguiendo a Fernanda y Maitú Marillan, esperando la instancia para actuar.
“La camioneta Volkswagen es la que intercepta el vehículo donde se trasladaban las personas“, cuenta Carvones con algo de hastío en su voz, advirtiendo, en cierta forma, que no sería el primer episodio de este tipo, sino una tónica de los últimos meses que se vendría intensificando.
“Nosotros acá nos vemos expuestos, yo te soy franco, hoy nosotros transitamos normalmente, pero en algún minuto usted no sabe si detenerse o no detenerse en una encerrona como esa, hay mucho que hay que analizar. Si yo no me detengo, después voy a tener que enfrentar a la justicia por eludir el control policial o ser acusado de homicidio frustrado, o algo así. La situación está en esas condiciones”, relata.
Junto con precisar que ambas personas se encontraban desplazándose por temas relativos al proceso de vacunación contra el Covid-19, el werkén enfatiza en el intenso seguimiento que la policía militarizada realiza a los integrantes de comunidades mapuche de la zona, añadiendo que esta técnica de los funcionarios, de cambiar los uniformes por ropa casual y las patrullas por autos que dan la impresión de pertenecer a un particular, se ha configurado como una estrategia de hostigamiento.
“Esto está ocurriendo hace bastante tiempo, pero hoy día se ha intensificado en Ercilla, en Pidima, en Pailahueque y en Collipulli, en el sector nuestro, ha sido hostigante. La presencia de uniformados no ha sido tanta como antes, hay mucha policía de civil, ya todos andan en vehículos distintos, camionetas distintas, aparecen de cualquier vehículo, por ejemplo, hemos puesto mucha atención en que hay vehículos que están encargados por robo, pero que anda la policía arriba de esos vehículos, entonces hay una situación bien compleja en el territorio”.
Carvones
El werkén reafirma su relato, mencionando más detalles del caso de Maitú. Nos cuenta que se encontraba de paso en el pueblo y de repente fue sorprendido de forma inmediata, eso significa de que hay un control y un conocimiento pleno de quién se moviliza en qué vehículo, hacia dónde se dirige. “Se observa que hay un trabajo de inteligencia profundo en el sector”, cierra la reflexión.
En la práctica, la presencia de menos uniformados no significa menor presencia policial, simplemente no tienen cómo saberlo. Hasta que un integrante de la comunidad no es detenido de la misma forma que Fernanda y Maitú, es imposible determinar quién es policía y quién no.
Asimismo, señala, respecto a los controles sanitarios efectuados, devela un comportamiento distinto de parte de los agentes del estado en la zona, el cual no se ajustaría al protocolo.
“Acá ha habido controles que no eran como antes. En los últimos 4 meses en Temucuicui, nos han puesto en todos los accesos, juntos, a los militares, carabineros y PDI. Ellos están constantemente casi todos los días en horarios determinados (…)Pero los controles son selectivos, el problema es que los están dirigiendo los civiles y no sabemos de qué civiles se trata, si son carabineros, PDI o militares, en todas las actuaciones hay perfiles distintos, unas son jóvenes, otras son viejas, otras son intermedias. Si ustedes ven en el video de hoy, las personas bordean los 50 años”, dice, agregando que esto se da en un momento en el cual también se han intensificado los allanamientos de parte de la PDI a comunidades.
“Los controles están siendo selectivos y están deteniendo a personas en las carreteras, pero las personas son seguidas, y cuando ellos se siente seguros de actuar, o simplemente cuando las personas no pueden pedir ayuda, son interceptados, pero como no hay pruebas suficientes tienen que seguir su tránsito (…) “, continúa.
Graficando la incidencia de estos procedimientos, Carvones recuerda un episodio vivido recientemente, cuando se trasladaba a asistir a la audiencia de un amigo. Por la prisa, el dirigente reconoce que se movilizaba en un vehículo de un conocido y que por la misma razón no tenía los papeles a mano, no obstante, destaca que lo atípico del control radica en el intenso movimiento de unidades policiales y en cómo carabineros le identificó tan rápido.
“Yo fui a la audiencia de Alberto Curamil hace algunos días atrás. Me llegó siguiendo un dron, y fue lo mismo (que en el video), llegaron, nos rodearon, nos detuvieron (…) Para esto, una persecución, con carabineros motorizados, carabineros a pie, carabineros de civil, y armar un cuento más o menos grande, por algo que a nadie se lo llevan detenido…”, cuenta, dejando entrever sus suspicacias.
Finalmente, sobre esta seguidilla de hechos, Carvones señala que “es una estrategia política con temas judiciales de fondo, pero, la presión de donde viene es desde el empresariado, entonces aquí lo que tenemos que entender es que la presión del empresariado, que se mezcla con el poder, es fuertísima. Esto no va a dejar de ocurrir y apunta a desarticular las comunidades que están en su justo derecho de reivindicación, hoy día Temucuicui ha sido una de las claves en los procesos”, indicó a este medio sobre el constante asedio de las policías a las comunidades y sus integrantes.