Creemos que son demasiados los años de silencio y que un nuevo Chile no puede construirse desde el anonimato. Lo ocurrido con Cristina Orrego (Académica UPLA) nos permite volver a mirar nuestra historia, críticamente, para visibilizar a las y los cómplices de los crímenes de lesa humanidad y dar paso a la justicia. Hacemos un llamado a cada Escuela universitaria en Chile a transparentar estas situaciones, pues ya son demasiados años de silencio y de saqueo.
El miércoles pasado la periodista Alejandra Matus difundió, a través de un hilo de Twitter, la denuncia realizada por once ex-alumnos de Filosofía en U Chile-Valparaíso y que involucra a la nueva integrante de la Junta Directiva de la UPLA: Cristina Orrego, donde se indica que elaboró listas negras tras el golpe militar, que permitieron la expulsión, prisión, tortura y desaparición de algunos de sus compañeros y compañeras.
Esta situación nos ha conmovido profundamente. Sabemos, que una experiencia tan traumática tarda años en salir a la luz, y es admirable tener el coraje de poner estas heridas en palabras. Nos parece macabro pensar en todas las generaciones que se formaron por cómplices de la dictadura. Es incomprensible que personas que provocaron tanto sufrimiento hayan continuado con sus vidas cómodamente, como si nada hubiese pasado, profitando cargos en las universidades, usufructuando ganancias de diversos proyectos, inmiscuidos en labores educativas y propiciando, al mismo tiempo, la destrucción del sentido público de las universidades. Carreras impulsadas en base al dolor ajeno, salarios adjudicados en base a la destrucción de otras vidas, hechos que sin duda nos recuerdan las palabras de Balzac: “Detrás de cada gran fortuna, hay un gran crimen”.
En Chile, la impunidad es pan de cada día. Si bien en este período las carreras de Pedagogía en Historia y Filosofía sufrieron fuertes ataques, como la fragmentación de la U de Chile en el Instituto pedagógico y la intervención de sus mallas curriculares, condicionando la formación en filosofía o forzando a la reinscripción en otras carreras, esta estructura se heredó sin cuestionamiento alguno en la transición a la democracia. Los altos cargos siguieron allí, imposibles de remover gracias a la Ley de universidades (AÑO) y con la misma estructura legal: las juntas directivas, órgano de características similares a otros como el TC (Tribunal constitucional) y el CNED (Consejo nacional de Educación). Lo cierto es que los gobiernos de la concertación, nada hicieron por cambiarlo, convirtiéndonos en herederos de esta catástrofe democrática.
La dictadura cívico militar y sus consecuencias en las transición a la democracia también impactaron en los modos de entender la filosofía y de enseñar, particularmente en la pedagogía. Desde académicos y académicas poco competentes, aferrados a las universidad por contratos inamovibles, hasta la censura a ciertas filosofías o la marginalización de aquellas y aquellos colegas que no encajaban políticamente, obstruyendo sus carreras. Todas estas acciones limitaron el desarrollo de una filosofía transformadora en nuestro país que, si bien no fue exterminada, sí logró ser intervenida y depreciada en su sentido público.
Es indignante cómo al mirar este país desde una perspectiva de Derechos Humanos, la línea divisoria entre “izquierda” y “derecha” se desplaza notoriamente, permitiendo evidenciar que muchos de los “demócratas” han comprado su posición actual con la omisión y nos han vendido reiteradamente, evadiendo su responsabilidad incluso luego de la interpelación popular del 18 de octubre de 2019. Esta oligarquía está en todas las universidades y, en el caso de la filosofía, muchos de ellos han tenido un rol clave: tanto en la consolidación de este modelo como en el debate legislativo. No olvidemos que la Universidad Adolfo Ibáñez se crea desde la facultad de Filosofía de la PUCV, donde juega un rol crucial Juan Antonio Widow. La primera vez que Milton Friedman visita Chile lo hace en la ciudad de Valparaíso, donde brinda una clase magistral sobre inflación y política monetaria en la Escuela de Negocios de dicha ciudad. El vínculo entre Widow, la Universidad Adolfo Ibañez y los Chicago Boys, es hoy conocido. Su hijo, José Luis Widow, dirige el departamento de filosofía de la misma universidad, donde se impartieron las “clases de ética” para el Caso Penta (a Délano y Lavín). Widow padre también formó parte de la comisión que llamó Merino para la Derogación de la ley de Aborto Terapéutico que existía en Chile desde 1939, comisión que fue también formada, entre otros, por Alejandro Serani Merlo y José Ibáñez Langlois, para dar lugar a la Ley Nº 18.826 el 15 de septiembre de 1989.
Creemos que son demasiados los años de silencio y que un nuevo Chile no puede construirse desde el anonimato. Lo ocurrido con Cristina Orrego nos permite volver a mirar nuestra historia, críticamente, para visibilizar a las y los cómplices de estos crímenes de lesa humanidad y dar paso a la justicia. Hacemos un llamado a cada Escuela universitaria en Chile a transparentar estas situaciones, pues ya son demasiados años de silencio y de saqueo. Es imperativo además, con miras al debate constitucional, revisar las estructuras de las universidades y de la educación. No sólo para barrer con las estructuras antidemocráticas, sino también para iniciar acciones que nos permitan reconstruir nuestro pasado, todavía presente. Es urgente, en esta línea, promover la condena y tipificación de este tipo de acciones, como también, promover la investigación desde y para la memoria que nos permita desempolvar y condenar algo tan sensible como esta trata intelectual.
Como organización de profesoras y profesores de filosofía, nuestro compromiso se encuentra con la reivindicación de la verdad y la justicia, sin la cual nuestra labor filosófica no puede ser transformadora. Hoy la historia de la filosofía tiene para nosotros y nosotras un doble sentido: es la historia del dolor de muchas y muchos colegas que hoy resisten y que son, “a pesar de todo”. Pero es también la historia truncada, la pena y la frustración de las y los docentes, colegas también, que ni nosotros ni nuestros estudiantes pudimos conocer.