lunes, septiembre 16, 2024

          ¿San Sebastián?

Piñera también aparece merodeando las conversaciones. Pero no como un alma celestial, sino una figura demasiado presente en los deseos de Hermosilla y sus clientes.

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En un evento político encabezado por los candidatos a alcaldes Mario Desbordes, Francisco Orrego y Karla Rubilar, frente a la comunidad venezolana en Chile, esta última señaló que Sebastián Piñera, de quien ella parece una devota más que una excolaboradora, estaba “mirando desde el cielo” esa protesta en contra del régimen de Nicolás Maduro. Lo dijo con la voz casi quebrada, como si estuviera revelando una buena nueva ante un grupo de feligreses.

Me recordó a Miguel Ángel, aquel joven que, en tiempos de dictadura, en Peñablanca, Villa Alemana, gritaba a los cuatro vientos lo que, según decía, la Virgen María le señalaba.

Era como si Piñera se hubiera convertido de pronto en más que en un expresidente muerto, en una figura casi sacra, celestial, que miraba desde arriba lo que nosotros, los simples mortales, hacíamos en nuestra mundana y terrestre vida.

Piñera ya no era un ser terrenal, un hombre que hizo de su vida el aprovechamiento explícito de todo lo material que estuviera a su alcance para lograr sus objetivos políticos y económicos; ahora, en cambio, era algo así como una idea, un sentimiento, una fuerza suprema que venía a defender a la comunidad de inmigrantes desde un más allá.

¿Qué podríamos decir al respecto? Primero, que la derecha ha sido bastante inteligente al llevar para su lado a la comunidad venezolana que vive en nuestras tierras y sus causas políticas. Mientras en la izquierda algunos se limitan a sacar a colación el viaje a Cúcuta del expresidente que supuestamente habría desatado la inmigración desatada en Chile, la oposición se ha encargado de acompañar el relato de quienes quieren  a Maduro fuera del poder, dándoles cabida en sus campañas como si fueran los más fervientes defensores de la democracia y la libertad cuando, hace un año, casi en su totalidad, se negaron casi en su totalidad en firmar un documento que rechazara el golpe de 1973 y la posterior dictadura.

Lo otro que podríamos agregar es que no hay que negar el talento en convertir a Sebastián en San Sebastián, quien, si nos apuramos un poco, le estaría compitiendo a San Jaime Guzmán, un santo que en su enorme incapacidad política y ceguera total el Frente Patriótico Manuel Rodríguez le regaló a la UDI. Sobre todo, llama la atención que lo intenten en este contexto judicial y político, donde parte importante del entorno de San Sebastián, sus asesores más cercanos, los apóstoles Andrés Chadwick y Luis Hermosilla, están en la palestra mediática. El primero apareciendo demasiado en los chats del segundo, quien ya está en prisión preventiva.

Ahí, Piñera también aparece merodeando las conversaciones. Pero no como un alma celestial, sino una figura demasiado presente en los deseos de Hermosilla y sus clientes. Es una presencia que está, pero no está. Se abrevia su nombre para tratar de hacer menos evidente que lo necesitan. En una conversación, sin ir más lejos, se espera tener su beneplácito en una reunión a la que asistirá.

En ese contexto podemos oler a otro Piñera, a uno más cercano al que conocimos durante su vida. Un expresidente que jugaba en la política como en el mercado, con jugadas cortas y muy pocas largas. ¿Quiere decir esto que haya estado en un delito de los que se imputan en el Caso Hermosilla? Claro que no. Pero habla de algo más concreto. De un Piñera que al menos a algunos nos hace más sentido que el que se ha intentado construir una vez muerto.

Uno que no ve desde arriba a la gente con una sonrisa bonachona, porque siempre estuvo muy involucrado en lo pedestre como para poder mirar de lo alto. Es cuestión de revisitar lo sucedido en torno a una radio Kioto con Evelyn Matthei, su hoy heredera política. Episodio que los audios de Hermosilla me recordaron mucho. ¿Nadie más lo recuerda?

Francisco Méndez
Francisco Méndez
Analista Político.

1 COMENTARIO

  1. Como ha sido habitual, en época de elecciones todos los políticos se afirman de cualquier clavo que encuentren en la muralla para trepar. algunos clavos están mas calientes que otros, porque es expresidente no sólo puede ser reprochado por Cúcuta, sino que también por sus eternos negocios mientras ocupó cargos públicos. El Kiotazo, Minera Dominga, Exalmar, uso de información privilegiada cuando era candidato presidencial, etc. El decía que su orgullo había sido ser un servidor público durante 30 años, pero nada dijo como pasó de empleado bancario a una fortuna de miles de millones de dólares.

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