domingo, abril 13, 2025

Responsabilidad chilena y latinoamericana ante el genocidio en Palestina

Desde la Coordinadora por Palestina hemos planteado a partir de octubre de 2023 la importancia de que el Estado de Chile, a través del Presidente Boric, fomente la creación urgente de un foro de presidentes y presidentas latinoamericanas que analice y decida de forma conjunta los pasos apropiados para hacer cumplir la justicia internacional, en conjunto con la sociedad civil movilizada, y en línea con los llamados desesperados del pueblo palestino.

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Una de las sensaciones más comunes entre descendientes palestinos y entre chilenos solidarios con la causa de la paz en Medio Oriente es la total impotencia ante los reiterados y cada vez más crueles ataques del Ejército de Israel contra la población de Gaza, así como las violentas incursiones y asentamientos en Cisjordania.

Durante más de 15 meses, cientos de organizaciones palestinas y propalestinas de la sociedad civil chilena hemos movilizado todos nuestros recursos y redes para apoyar una vida pacífica y justa en Palestina. Marchas, concentraciones, actos culturales, cartas a las autoridades, intervenciones en medios y en el espacio público.

Nuestro objetivo siempre ha sido mantener viva la necesaria solidaridad con un pueblo palestino sometido a ataques genocidas de una fuerza ocupante desde 1948 y que habita un estado de apartheid reconocido por organismos internacionales como Amnistía Internacional y organizaciones israelíes como B’Tselem.

La sensación de impotencia es real: Chile es un país relativamente pequeño y que por sí solo no puede lograr la presión internacional necesaria para frenar crímenes contra la humanidad. Por lo mismo, desde la Coordinadora por Palestina hemos planteado a partir de octubre de 2023 la importancia de que el Estado de Chile, a través del Presidente Boric, fomente la creación urgente de un foro de presidentes y presidentas latinoamericanas que analice y decida de forma conjunta los pasos apropiados para hacer cumplir la justicia internacional, en conjunto con la sociedad civil movilizada, y en línea con los llamados desesperados del pueblo palestino.

Como bloque regional, sería contundente e insoslayable el efecto de un embargo de armas y pertrechos, una revisión de los convenios militares y académicos, y una serie de sanciones comerciales que muestren que América Latina y sus líderes tienen un compromiso irrestricto con un orden internacional basado en los Derechos Humanos y el derecho de los pueblos a su autodeterminación, incluyendo el derecho a no ser sometidos a limpieza étnica.

Es perfectamente viable la creación de una mesa de trabajo que incluya a Gabriel Boric, Lula da Silva, Claudia Sheinbaum, Gustavo Petro, Xiomara Castro, Bernardo Arévalo, Luis Arce, entre otros, que den una fuerte señal al mundo de que América Latina tiene los ojos puestos en el mundo y en el futuro.

Israel tiene un largo historial de respaldo a dictaduras y regímenes autoritarios, incluyendo la dictadura chilena entre 1973 y 1990. Uno de los principales pilares de su economía es la industria de armamento, tácticas de guerra irregular, y tecnologías de vigilancia y represión. Todo esto es uno de los principales productos que las universidades, la industria y el Estado israelí exportan al mundo, estableciendo vínculos de fuerte dependencia en los países que compran dichas tecnologías. El marketing de Israel incluye la idea de que son tecnologías probadas en el campo de batalla: esto es solo otra forma de decir que todas han sido probadas sobre las vidas palestinas.

Los cuerpos palestinos son utilizados literalmente como carne de cañón, integrados al laboratorio y la fábrica israelí no como mano de obra sino como materia prima para sus ensayos militares y policiales.

El ataque genocida de Israel desde el 7 de octubre, así como un siglo completo de ocupación, limpieza étnica y apartheid sobre la base del terrorismo paramilitar y estatal, se combinan con esta perversa industria militar y represiva para convertir a Israel en una de las principales amenazas para la seguridad, la democracia y los derechos humanos a nivel mundial.

Hay dos factores que debiesen ser tremendamente preocupantes para cualquier autoridad política en el mundo: la impunidad de los delincuentes que comandan, gobiernan y legislan en Israel abre la puerta a un nuevo nivel de crímenes contra la humanidad que pone en riesgo la vida de cualquier pueblo que pueda llegar a ser oprimido por una potencia militar con respaldo internacional; y la impactante represión que han sufrido en todo el mundo quienes manifiestan su solidaridad con Palestina es un indicador de que lo que ocurre en Palestina no se queda dentro de sus frágiles fronteras, y que cada país que hace negocios y diplomacia con Israel vive constantemente forzado a reprimir a sus propias poblaciones en defensa de los intereses del proyecto colonial israelí en Palestina.

En este último año de gobierno, el Presidente Boric tiene la oportunidad de dejar un legado que haga eco de la solidaridad histórica que la ciudadanía chilena ha manifestado con el pueblo Palestino y su libertad. Cabe preguntarse si aprovechará este tiempo para convertir sus declaraciones en hechos concretos o si elegirá mantenerse en el dominio de la diplomacia por escrito. Si optara por lo primero, sumando a los presidentes latinoamericanos a una acción conjunta, no cabe duda de que pasaría a la historia como un dirigente digno de la institución presidencial y su lugar en la comunidad internacional, manteniendo intacta la esperanza de que en momentos excepcionales es necesario tomar medidas excepcionales.

Ante un genocidio que profundiza la desestabilización de Medio Oriente y las relaciones internacionales globales, es enteramente razonable que las facultades ejecutivas del Presidente se orienten a ir más allá de lo meramente establecido, y debe crear mecanismos de justicia nuevos, como ha ocurrido en otros momentos de la historia reciente en los que hemos enfrentado crímenes inéditos contra la humanidad y la dignidad de los pueblos, como los juicios contra violadores de derechos humanos en América Latina o las doctrinas sobre genocidio y crímenes contra la humanidad de la Alemania nazi.

La comunidad palestina de Chile, y toda la población que solidariza con nuestra causa, todavía tiene la esperanza de que el Presidente Boric se ponga definitivamente del lado correcto de la historia. Con decisión, con visión de futuro, con convicción democrática de que la voz palestina merece ser escuchada. El futuro de Chile está en riesgo si se sigue optando por una diplomacia pasiva.

Faride Zerán y Pablo Abufom
Faride Zerán y Pablo Abufom
Faride Zerán Premio Nacional de Periodismo 2007, Académica Universidad de Chile Pablo Abufom S. Vocero Coordinadora por Palestina

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