Por decisión unánime, los ocho magistrados del Tribunal Constitucional de Corea del Sur confirmaron este viernes (4/4) la destitución del Yoon Suk-yeol, por el que el político deja de ser oficialmente el presidente del país asiático.
En el texto de la decisión, el Tribunal ha expresado que “el acusado declaró la ley marcial con la intención de superar un punto muerto con la Asamblea Nacional, luego envió fuerzas militares y policiales para obstruir el ejercicio de la autoridad constitucional del Parlamento, negando así los principios de soberanía popular y democracia”.
Yoon se encontraba suspendido de sus funciones desde diciembre por decisión de la Asamblea Nacional surcoreana, tras un intento fallido de golpe de Estado, realizado ese mismo mes.
El día 3 de diciembre de 2024, el entonces mandatario y líder del Partido del Poder Popular (PPP), representante de la extrema derecha ultranacionalista de ese país, intentó declarar una ley marcial y disolver la Asamblea Nacional. Sin embargo, tras su decreto cientos de miles de personas salieron a las calles de Seúl y otras grandes ciudades de país, lo que llevó Yoon a retroceder en su posición.
Al día siguiente, los sectores de centroderecha y centroizquierda de la Asamblea Nacional se unieron en una moción de repudio, al considerar que el decreto fallido configuró un intento de autogolpe. La propuesta fue aprobada con 204 votos a favor y 85 votos en contra.
Con el visto bueno del parlamento, el paso siguiente en el proceso de destitución, según la legislación surcoreana, era la convalidación del Tribunal Constitucional, que se concretizó este viernes.
Reemplazo
Desde que Yoon fue suspendido del cargo de presidente, su silla pasó a ser ocupada de forma interina por el primer-ministro Han Duck-soo, que seguirá en el cargo en los próximos días. La prensa local afirma que hay presiones en la sociedad y en el parlamento para que él convoque nuevas elecciones en el país.
Además, Yoon también se encuentra en prisión preventiva domiciliar, por decisión del Tribunal de Seúl, que investiga el caso por posible crimen de insurrección y abuso de poder.
Vale agregar que este es el segundo caso de un jefe de Estado destituido en Corea del Sur en los últimos diez años. En marzo de 2017, la entonces presidenta Park Geun-hye (2013-2017), hija del dictador Park Chung-hee (1963-1979) también fue derrocada de su cargo.