Las aulas hospitalarias del Hospital San Borja y Clínica Indisa han decidido cerrar producto de la grave crisis económica en la que cayeron las escuelas luego de que el ministerio encabezado por Raúl Figueroa rebajara entre un 20 a 80% la subvención escolar. Producto del cierre, a más de mil niñas, niños y adolescentes el Estado le negará el derecho a la educación. Aquí se presentan los testimonios y lucha de los familiares por el derecho a la educación.
Para muchos el termino de aulas hospitalarias suena lejano o quizás completamente desconocido. Sin embargo, para muchas familias a lo largo del país, las aulas hospitalarias son una realidad latente, el único método para que sus hijas e hijos puedan tener acceso a la educación.
Las aulas hospitalarias garantizan el derecho a la educación de niños, niñas y adolescentes que se encuentran hospitalizados o que padecen de alguna patología que les impide asistir regularmente a colegios. La modalidad en la que imparten clases las aulas hospitalarias son tres: el aula hospitalaria y que se encuentran al interior de los recintos de salud, la atención domiciliaria y la sala cama, y donde atienden a las niñas, niños y adolescentes que se encuentran hospitalizados y que no pueden asistir al aula hospitalaria.
La importancia de las aulas hospitalarias en el proceso de aprendizaje y recuperación
Desde marzo del 2020, el COVID-19 cambió la forma de relacionarnos socialmente y modificó abruptamente la manera en cómo se educaba a miles de niños, niñas y adolescentes a nivel mundial. Las aulas hospitalarias, al igual que las escuelas regulares, funcionaron de forma telemática para que a ningún menor de edad que se encontrara hospitalizado o impedido de asistir a un establecimiento educacional, viera truncado su proceso de aprendizaje.
Camila Quinteros, psicopedagoga, quien imparte clases en aulas hospitalarias, señala que “nosotras cumplimos varias funciones, más que educar, nosotras queremos que los niños vivan su proceso escolar como un derecho, sin importar las circunstancias y diagnósticos que puedan tener ellos”.
Lisbeth Herrera, a través de un video, hace un llamado a las autoridades para que no cierren la escuela domiciliara que tanto ha ayudado a la recuperación de su hermana Jacqueline. “Hola, soy Lisbeth Herrera y ella es mi hermanita Jacqueline. Les pido de todo corazón, que por favor no cierren la escuela domiciliaria paed, porque sin ella mi hermana no tiene estudios y con esa escuelita mi hermana ha logrado muchas cosas. Así que, por favor, no la cierren. Yo con mi hermanita les mandamos muchos abrazos y muchos besos”, señala en el registro.
En esa misma línea, la diputada Marisela Santibáñez, quien formó parte de la comisión revisora de la acusación Constitucional contra Raúl Figueroa, comenta que “la pedagogía hospitalaria chilena se construyó de una manera inclusiva, de educar a las niñas, niños y adolescentes que están pasando por una enfermedad catastrófica, de largo tratamiento o larga estadía en los recintos hospitalarios, por lo tanto, créeme que esto es bien terrible. Créeme, que alguien como yo, personalmente, que conozco la situación, mi Rafaela pudo haber sido una niña que estudiara en las aulas hospitalarias, lamentablemente en los 40 días de su estadía en el hospital no se lo permitieron, pero yo reconozco esa realidad y esa realidad habla de una recuperación, habla un incentivo a los niños cuando no es un buen momento para ellos”.
Con el inicio de la pandemia, las matriculas de las aulas hospitalarias bajaron debido a que, hasta el día de hoy, no se le permite a los docentes y psicopedagogas asistir a recintos hospitalarios por el riesgo a contagio y generar brotes de COVID-19, tanto para el personal académico, de salud, y sobre todo para los menores de edad que se encuentran internados o impedidos de asistir a una escuela regular. Esta situación, de baja de matrícula, ha sido aprovechada por el ministerio de Educación para generar diversos recortes en el sistema de subvención que van desde el 20 al 80% y que tienen en una grave crisis económica a distintas aulas a lo largo del país.
El recorte económico del MINEDUC, la falsa promesa de Raúl Figueroa y las presiones para volver a realizar clases presenciales en los hospitales
En marzo de 2020, con la pandemia esparciéndose en todos los rincones del mundo, las aulas hospitalarias vieron una baja considerable en sus matrículas. Es por lo anterior, que a comienzos del año académico del 2020 los directores de los distintos recintos educacionales debieron realizar diversas gestiones debido a que no alcanzaron a tener una matrícula normal a la fecha. En ese momento, le solicitaron al ministerio de Educación que se aplicara el artículo 13 de la glosa número 9 del MINEDUC para poder sostener las clases y garantizar el derecho a la educación a miles de niñas, niños y adolescentes. “Eso nos dio para el año pasado, para poder subsistir, nos tomó en cuenta el último mes con asistencia real, que fue septiembre de 2019, puesto que después vino el estallido social y luego la pandemia”, señala Marianela Ferreira, directora académica de la Fundación Carolina Labra Riquelme y de la cual dependen 9 aulas hospitalarias.
Marianela Ferreira indica que a comienzos del presente año le solicitaron las mismas condiciones al MINEDUC, es decir que se les aplicara la misma formula del 2020 para poder seguir realizando las clases hospitalarias de la manera más normal posible, entendiendo la grave crisis sanitaria que atravesamos.
El 18 de marzo, distintas autoridades de las aulas hospitalarias se reunieron con el ministro de Educación, en la cita Raúl Figueroa les señaló textual que debían “relajarse, vamos a aplicar lo mismo del año pasado, así que ustedes no van a tener ningún inconveniente”. Esa afirmación dio tranquilidad a los directores. Confiados en la palabra del Secretario de Estado, aguardaron por los plazos establecidos. La contradicción, la acción que. Quebraría la frágil promesa, les sorprendería pocos días más tarde.
En el mes de abril se produjo un debacle para las aulas hospitalarias producto que recibieron entre un 80 y 20% menos de subvención por parte del ministerio de Educación, a pesar de la promesa que les había hecho el propio titular de la cartera, Raúl Figueroa, tan solo un mes antes.
A partir de ese momento, las distintas directivas de las aulas comenzaron a realizar gestiones para reunirse con Figueroa, pero el ministro no los quiso recibir y los derivó con Raimundo Larraín, quien se desempeña como jefe de la Dirección de Educación General.
En el cónclave con Larraín, a los distintos directores de las aulas hospitalarias les explicaron que a fines de diciembre de 2020, y sin informarle a nadie, aplicaron una nueva fórmula de cálculo de la subvención. La nueva política unilateral del Gobierno puso en seguida en riesgo la continuidad en la educación de varios niños, niñas y adolescentes.
“Esta nueva fórmula de cálculo tomaba en cuenta la matrícula, no la asistencia. Sino la matricula que tenían los colegios en el 2020 versus marzo del 2021. En el 2020 nos pagaron por el 2019 y nos hicieron declarar en el SIGE, que es el Sistema de Estudiantes de Chile, declarar asistencia 0, pero matricular a los estudiantes que estábamos atendiendo. Entonces, nos pagaron una cantidad de dinero que era el equivalente al 2019, pero teníamos que registrar en el sistema los alumnos que estábamos atendiendo realmente”, señala Marianela Ferreira.
Las matrículas que tenían en el SIGE se compararon con las del 2020, donde había una gran diferencia. La nueva fórmula de cálculo fue, en el fondo, para presionar a las aulas hospitalarias a tener más matriculas y volver a impartir clases de manera presencial, sin poner en la discusión todos los factores de riesgos que tienen las y los trabajadores de aulas hospitalarias. Es más, ellos no pueden ingresar a los hospitales porque los mismos directores de los recintos lo prohíben por ser un vector de contagio y un peligro tanto para los estudiantes, familias y personal médico.
“Hoy estamos siendo presionados para el retorno de clases presenciales, se nos ha pedido volver a los hospitales, pero se ha olvidado que para la fundación es un grave peligro y riesgo de contagio de estudiantes que están en situación de enfermedad, porque hay que recordar que se encuentran en situaciones complejas o de tratamientos muy invasivos los que podrían tener graves consecuencias de salud. El ingreso a servicios médicos, que sería sala cama es un riesgo para los pacientes, los estudiantes, el personal de salud y para nosotros mismos como docentes”.
Camila Quinteros
El Estado niega el derecho a la educación: más de mil menores de edad se quedarán sin educación desde el próximo año
Si no se soluciona a corto plazo el recorte en la subvención de aulas hospitalarias, serán miles de niñas, niños y adolescentes a los que el Estado les negará el derecho a la educación. De hecho, para marzo del próximo año, serán un poco más de mil menores de edad los que no tendrán acceso a la educación hospitalaria debido al cierre de dos aulas en la Región Metropolitana.
“A nosotros nos da mucha pena estar cerrando y en el fondo ser partícipe de la vulneración de los derechos de los niños a educarse, de que los papás no puedan elegir dónde educar a su hijo, puesto que el MINEDUC no entiende que los niños no son un número y ellos hoy día lo están viendo así, los están viendo como números y no como personas de carne y hueso que están sufriendo complicaciones de salud y uno de sus pocos escapes es la educación”, comenta Camila Quinteros.
El cierre de las 27 aulas hospitalarias del país es una amenaza vigente que preocupa tanto a docentes como padres de niños que asisten a este sistema educacional. La diputada Marisela Santibáñez es enfática en señalar que “aquí no tan solo están matando la educación de los niños que están enfermos y tienen su derecho a educarse, sino que también están matando la posibilidad de que se puedan recuperar con dignidad en los hospitales de nuestro país. Lamentablemente los que hoy hacen un recorte arbitrario son los que tienen a sus hijos en colegios privados y cuando se enferman los llevan a clínicas privadas”.
A pesar de la grave situación en la que se encuentran las aulas hospitalarias por el recorte económico, las y los docentes continúan haciendo clases, no han parado e incluso han dedicado mucho más tiempo para reinventarse y poder garantizar que a ningún menor de edad se le niegue el derecho a la educación.
Una acusación Constitucional fallida y un recurso en el Tribunal Constitucional
El pasado 12 de agosto, en la Cámara de Diputadas y Diputados, se rechazó la acusación Constitucional en contra de Raúl Figueroa. El sustento de la acción se centraba en tres pilares: la vulneración del derecho a la educación, de los trabajadores de la educación y amenaza a la vida e integridad física y psíquica por el retorno a clases presenciales.
A pesar del revés que sufrió la acusación contra Figueroa en la Cámara Baja, Marisela Santibáñez, comenta que no dejarán de pedir explicaciones del por qué se recortaron arbitrariamente recursos para las aulas hospitalarias.
“Yo voy a ser categórica, yo voy a ser fuerte, la acusación constitucional se perdió por 7 diputados, sí, por los mismos de siempre, sí, pero eso no quiere decir que la voz de la gente que no tiene voz hoy día no se instale en el parlamento y en todos los oficios que podamos presentar, en todas las explicaciones que podamos pedir y todas las fiscalizaciones que yo, como diputada de la república, pueda hacer. En eso yo tengo un compromiso más allá de lo político, esto va como un compromiso humano, como mamá una niña con cáncer, representando a las mamás y a los papás de los niños enfermos”.
Marisela Santibáñez
La Red de Aulas Hospitalarias de Chile presentó el 19 de agosto un recurso de protección al Tribunal Constitucional en contra del ministro de Educación Raúl Figueroa y el Subsecretario de la cartera Jorge Poblete, por la vulneración de derechos a la que se han visto sometidos niños, niñas y adolescentes por parte de las decisiones del MINEDUC.
El requerimiento fue respaldado por diferentes entidades nacionales e internacionales que buscan la protección de niñas, niños y adolescentes, como, por ejemplo, UNESCO, La Defensoría de la Niñez, la Defensoría de la Discapacidad, las cuales, además, están siendo apoyados por la Red Latinoamericana de Pedagogía Hospitalaria.
“La Red de Aulas Hospitalaria de Chile no cesará en su lucha por los derechos a la educación de niños, niñas y jóvenes en enfermedad y tratamiento”, declararon al momento de ingresar el recurso.
Mientras la incertidumbre recorre a miles de familias que están acompañando a sus hijos en sus batallas en contra de distintas enfermedades, y mientras el Estado le suma otra carga que no conlleva más que angustia y desesperación, las y los trabajadores de las aulas hospitalarias continúan movilizándose para revertir la arbitrariedad con la que ha actuado el MINEDUC y para poder garantizar el derecho a la educación para miles y miles de niñas, niños y adolescentes.
*Las imágenes y videos de este reportaje están autorizadas para su publicación
Muchas gracias Alexis por visualizar la situación que hoy aqueja a los niños, niñas y adolescentes en situación de enfermedad o tratamiento, a sus padres o tutores y a los equipos docentes.