domingo, marzo 9, 2025

Pancho Casas, yegua histórica: “Soy un espectáculo caminando”

Francisco Casas Silva, co-fundador del colectivo de arte Las Yeguas del Apocalipsis, no se agota solo en la dupla junto a Pedro Lemebel. No se cree el inventor de ninguna otra cosa, que de su propia obra, y biografía; cambiándose de vez en cuando el nombre: de Panchita, a Pancha, y ahora, nuevamente, Pancho. Provoca a los chanchos, quienes ni siquiera pueden reírse de sí mismos.

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Estas costras son el único de sus atuendos que no es de mentira.

NELLY RICHARD

Foto Portada: Damián Koury

De espíritu todavía joven, memoria infatigable, y un histrionismo insuperable en la performance chilena actual. Francisco Casas Silva, co-fundador del colectivo de arte Las Yeguas del Apocalipsis, no se agota solo en la dupla junto a Pedro Lemebel. No se cree el inventor de ninguna otra cosa, que de su propia obra, y biografía; cambiándose de vez en cuando el nombre: de Panchita, a Pancha, y ahora, nuevamente, Pancho. Provoca a los chanchos, quienes ni siquiera pueden reírse de sí mismos.

Su capacidad de narrar, reinventar, y renombrar a su antojo, hace de Pancho Casas un artista excepcional, a quien cuesta limitar dentro de su humor rubio, negro, azul, rojo, y todos los colores que le recuerden su principal urticaria; y a la vez, mejor pomada: el poder. Sin interés en ocuparlo como autoridad moral, solo para desestabilizarlo, una y otra vez, e hincharle las pelotas a quien sea necesario. Y no precisamente por deporte, si como gesto pluralista y diverso, que lo tiene encantado viviendo en Buenos Aires. Allí, le cambió el nombre al Parque Lezama, por Néstor Perlongher.

En esta conversación editada, repasamos anécdotas de su pasado, el presente, e imaginamos un futuro repleto. Es generoso con su público, y generaciones actuales, a quienes amadrina, y escucha, como estupendo domador del palanqueo.

¿Cómo viviste la Marcha Federal Antifascista y Antirracista del 1 de Febrero?

– Fue una experiencia increíble. Lo interesante de esa manifestación masiva, fue que no solamente eran los LGBT+; si no que sindicatos, trabajadores, etc. Se plegaron la mayoría de las disidencias de este país. Acordaron que las travestis históricas fueran quienes encabezasen la marcha. La Sussy Shock, la Naty Menstrual… siguen vivas y coleando estas señoras ya mayores, como yo, solamente que a mí se me nota menos.

Sussy Shock y Pancho Casas, junto al Dj, en camión de la Marcha Antifascista. Fotografía de Damián Koury.

¿Hay más solidaridad y resistencia entre diferentes causas sociales, en Buenos Aires que en Santiago?

– Hacen alianzas con otros movimientos políticos, es una especie de agenciamiento colectivo, y de repente salen a la calle. En esta marcha iban dos camiones, en uno iba yo; y en el otro, María Moreno, escritora. Y no era el Carnaval de Río de Janeiro, fue una marcha política, que era lo que se estaba pidiendo. El Gobierno de Milei había atentado contra las Universidades, la salud pública, y cerraron el Ministerio de la Mujer… un presidente totalmente psicótico. Yo puse solo un granito de arena: mi visibilidad.

Concentrémonos en la imagen de la yegua veterana, pero no jubilada, todavía batallando desde el camión…

–    Sussy Shock me pasa el micrófono, cuando ya había llegado la marcha a Plaza de Mayo. Me estaban gritando: “¡Histérica, histérica!”, dos millones de personas. Pregunté aterrada:  “¿Porque me están gritando histérica?”.  Sussy me respondió: “No, pendeja. Te están gritando histórica, boluda. ¡HISTÓRICA!”.

¿En la cultura rioplatense hay consideración genuina, hacia quienes se han sacado la mierda toda la vida, y que quizás acá hace falta?

– En Santiago no hubo “grandes rostros” que se identificaran con el pueblo, y el público; como en Buenos Aires. Nacha Guevara, idolatrada… María Elena Welsh, una gran escritora; la primera que hace dibujos para niños y niñas “raras”. En Chile, aparte de Pedro Lemebel, fue poco. Gente que podría tener una empatía, no la tuvo. Son más bien detestados por los márgenes, complejísimo… Tuvo que operar una clase social para obtener los derechos. Acuérdate que esa convivencia civil, fue hecha en gobierno de derecha. Quienes intervinieron allí, fueron una clase de homosexuales, más bien “gay”, completamente acomodados.

¿Qué es lo que valoras de la literatura de Lemebel?

– Hizo que la dueña de casa, el barrendero, el obrero, el pendex de la pobla, se identificara, con un discurso otro. No es que “inaugurara” una poética en las crónicas; eso ya lo había hecho Perlongher. Él nos regaló sus libros. A Pedro le regaló Cadáveres , y a mí, me regaló Hule, en esos tiempos. Eso cambió nuestra forma de hablar, y escribir.

El neobarroso, respuesta sudamericana al neobarroco. Similar a la obra de Mon Laferte, donde el recurso autobiográfico permanente, se confunde con otras texturas biográficas archi-consagradas en el orden de “lo masivo”. ¿Seguiste la cobertura mediática?

– Recordé cuando a Carmen Berenguer le dieron el Premio Pablo Neruda, y publicaron en El Mercurio, una sarta de… y esa gente que adhirió… Carmen demandó al diario, y le tuvieron que pedir disculpas. ¿Tener que llegar a eso? ¿Una poeta a quien no le alcanzaron a dar el Premio Nacional?

Cojeando en una ciudad policial

Apagón nacional. Afuera pasó de todo, y en la memoria crepuscular de Pancho Casas, también. El artista recordó a su comadre, y el deambular común en la eterna Transición a la democracia; no todo está escrito, y Casas, es una inagotable fuente de historias todavía por contar, o seguir contando. Su poemario, Sodoma mía (1991), habría sido retirado de las librerías, por motivos similares a otras censuras: sexo, poder y religión; contenidos de horario nocturno.

–  De mi generación, guardo lindos recuerdos de Malú Urriola, otra poeta fallecida.

Pero todavía vigente. Ella también fue guionista de TV, y no lo renegó como algo de “poco prestigio”. Hubo varias generaciones de artistas y escritores que debieron pasar por la televisión en contextos de escasez económica, entre el PEM, el POJ; y luego: la “crisis asiática”….

– Carlos Leppe… fue mi enemigo acérrimo. El huevón hizo la campaña de Fujimori, como publicista… estamos hablando del responsable de la Masacre de La Cantuta, entre otras cosas. ¡Crímenes de lesa humanidad! Que bien que le haya trabajado a TVN, no pasa nada… Pero hay diferencias, y hay lugares… la gente tiene que trabajar, ganar un sueldo y vivir de eso.

A los artistas se les pide mucho, una actitud demasiado austera, siendo que no todo es “arte por el arte”, y pueden haber aproximaciones menos frívolas, sin caer en la lata catedrática postdoctoral.

–    ¡Me la paso por el orto! Siempre he dicho que no teníamos idea de que estábamos haciendo “performance”. No conocíamos esa palabra, era casi que  no saber leer y escribir. Hasta que una gringa dijo: “Ah, pero ustedes hacer per-for-mance!”.

Quizás, aquí se asumieron muy rápidamente las nociones yanqui, antes de usar los disponibles en Sudamérica. En Argentina está Marta Minujín, y ella hacía “Arte de los Medios”. Ustedes también usaban conceptos latinoamericanos, provenientes de la cultura chilena obrera, y campesina…

Cadáveres, 1996. Archivo Yeguas del Apocalipsis

–    Yo no tenía mucho conocimiento de artes plásticas, pero si de literatura y filosofía, estudié en ARCIS. Vengo de ahí, de un momento efervescente. Venían profesores del exilio, estaba Federico Schopf y Soledad Bianchi; ahí conocí a Nelly Richard. La gente llegaba con las lecturas fresquitas. En esos años hablar de Foucault, era como hablar de Frida Kahlo; pocos la conocían en Chile. Diamela Eltit estuvo en México, y nos trajo un libro de regalo con sus pinturas.

Nuestra dupla con Lemebel fue fantástica, porque nos complementábamos dentro de la carencia. El también amó la cultura argentina, leía a Cortázar. Y nos gustaba José Donoso, reina…

No les interesaba “la belleza” como categoría burguesa, en su performance y en la literatura…

–   No, nosotros no nos vestíamos de “transformistas”, nos vestíamos de señoras de población, y travestis pobres. Me acordé de Andrés Pérez…

En varios de los casos que nombraste, se trató de personas de orígenes medios, o populares; cuya obra, alude directamente a esas clases sociales, y hasta a sensibilidades marginales. Ustedes eran unos “maricones de aspecto poblacional”, y le fueron a chantar un beso a Ricardo Lagos en su discurso…

Refundación de la Universidad de Chile, 1988. Archivo Yeguas del Apocalipsis

–  Si, era la figura de la loca pobre y descarada. Recordemos una de las grandes lecciones que nos dieron Deleuze y Guattari. La fila militar no se les ha olvidado a algunos, que andan firmando cartas sin leer. Es la ganancia del cojo, pueden mirar exactamente donde, y como se encuentra. Si quieren seguir en la parada militar, estamos en graves, gravísimos problemas. ¿Qué hacen ahí en la fila con huevones? ¡Desterritorialización se llama el concepto!

Fotocopiar el edén

¿Y cuál sería tu “territorio”?

–  Estamos organizando una retrospectiva de Las Yeguas del Apocalipsis. Me voy a tratar de “saltar la fila”. La muestra está curada por Gerardo Mosquera. Me pone de una felicidad extrema. Espero que no cobren entrada en la cola, o a lo más… 500 pesos.

Sin duda lo valdrían, pero afortunadamente, será gratis. Me interesa Mosquera, dados sus aportes al arte chileno actual, considerando que hace 20 años, vislumbró el potencial que podrían facilitar el espectáculo y los medios masivos, para un “tipo de arte” ensimismado, en aspectos de su “autonomía universitaria”; en contraste a obras disruptivas como las acciones de Las Yeguas.

–  Me acuerdo de cuando Mosquera se los pasó a todos por el orto, y puso una imagen de nosotros en la parte central del libro, a todo papel cuché, no lo podíamos creer. Y vinieron esas  cartas… “porque era tan elitista el asunto”.

¿Y a ti como artista desfilado, te interesa ocupar mecanismos de los espectáculos, para poder seguir circulando?

– Rey… yo soy un espectáculo caminando, paseando por San Telmo con mis vestidos. Siempre lo he sido, y además, soy espectacular.

¿Qué opinas de la relación entre artes visuales y medios masivos? Por ejemplo, en “El Matinal de los que Sobran”, se ha prestado el espacio para la conversación con agentes de ese campo, sin reducirlos a “mera farándula”.

–   Alejandra Valle es muy inteligente, creo que alguna vez nos conocimos. Pienso que las artes visuales fueron colapsadas por una burguesía; niños ricos, de escuelas de arte pitucas, donde varios no entendieron nada, y tampoco saben tanto de literatura, ni de cine. Hay una falta de formación en ese sentido. Aunque para hacerse artista, no necesariamente hay que pasar por la “academia”, que sigue siendo burguesa; se trata de la capacidad de agarrar textos: leerlos, entenderlos, y conversarlos. O ir a ver una película, y luego discutirla. Me acordé de Beatriz Sarlo, cuando un animador de TV argentina le comentó que le parecía un poco “gorilona”, porque se peleaba con todos.

¿Hubo réplica?

–   Ella preguntó: “Si tu ves esta muralla verde-manzana, y yo la veo verde, ¿de qué color la ves tú?”. El animador responde “verde-manzana”. ¡Por eso precisamente vamos a discutir! Hemos perdido la capacidad de hablar seriamente, de enojarnos, debido a  diferentes puntos de vista; por más efímeros que sean. Hay grupos de idiotas hablando tonteras, sin ningún fundamento… como que yo “vivo” de Las Yeguas del Apocalipsis.

¿Cómo no vas a poder, si fuiste parte del colectivo?

–  Es que nunca se ha acabado, ni en el momento de la muerte de Pedro. Ya repletaremos el Museo de Bellas Artes; estamos trabajando en la programación con la directora, las curadoras, y un equipo muy grande… para que todo resulte maravilloso. 

Las dos Fridas, 1990

Antonio Urrutia Luxoro
Antonio Urrutia Luxorohttp://Luxoro
Escritor y crítico cultural.

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