Este miércoles la Sala de la Cámara de Diputados aprobó la iniciativa conocida como “Ley Adriana” -por uno de los casos que motivó su creación- y que busca erradicar la violencia gineco-obstétrica.
Tras esto, la propuesta pasó a su segundo trámite en el Senado.
En ese sentido, el proyecto garantiza los derechos de la mujer u otra persona gestante durante la gestación, preparto, parto, postparto, muerte gestacional o perinatal y aborto en las tres causales.
La propuesta se rige por los principios de dignidad en el trato, autonomía, privacidad y confidencialidad, respeto por la interculturalidad, interpretación desde los Derechos Humanos y transparencia de los establecimientos de salud.
La inicitiva define la violencia gineco-obstétrica como “todo maltrato o agresión psicológica, física o sexual, omisión, discriminación o negación injustificada de atención en el marco de la salud sexual y reproductiva de la mujer”.
Junto a ello, establece como constitutivos de este tipo de violencia las burlas e insultos, negación o abuso de medicación u ocultamiento de información, entre otros. También incluye como violencia obstétrica la maniobra de Kristeller y la episiotomía sin justificación médica ni consentimiento de la gestante.
Se considera igualmente dentro de esa categoría el retardo injustificado u omisión en la atención de un aborto en tres causales, la falta de respeto a las tradiciones culturales y la intervención en el apego temprano con un recién nacido.
Otro de los ámbitos en los que esta norma innova es en el reconocimiento del plan de parto, en referencia a un instrumento mediante el cual una mujer o persona gestante “establece sus deseos, necesidades y decisiones” sobre este proceso, incluyéndose las etapas de pre-parto, parto, postparto, nacimiento y lactancia.