Mery Cortez en conversación con LVDQS comenzó diciendo que “las redes sociales me lo acusaron, mataron y condenaron a mi hijo” pero agregó que “si no hubiese sido por las mismas redes, a mi hijo me lo habrían dado por desaparecido”.
El asesinato por parte de militares de Romario Veloz, estudiante ecuatoriano fallecido durante los primeros días del estallido social, finalmente después de casi cuatro años tiene una condena para los culpables.
“Tenía rabia con las redes sociales pero al mismo tiempo agradecimiento, porque de no haber sido por ellos, nada de esto se habría sabido y a mi hijo me lo habrían dado por desaparecido, quedando como uno más de aquellos que todavía siguen en el tacho de la impunidad desde 1973”
Mery Cortez, madre del estudiante asesinado Romario Veloz
Consultada sobre las condenas del capitán José Faúndez y el soldado Carlos Robledo, indicó que “no es suficiente, lo mínimo que esperaba eran unos 40 años para que se sequen en la cárcel, pero hay que decir las cosas como son, y el Tribunal de La Serena le bajó el perfil”, agregando que de los 15 años de condena del capitán Faúndez, “le reconocieron cerca de 1.200 días que supuesta ya había pasado en prisión preventiva, por lo que solo va a pagar 12 años de condena”.
Me queda un sabor agridulce. Dulce porque van a pagar con 15 años el capitán José Faúndez, responsable de haber dado tres ordenes de disparar a una población civil desarmada y que marchaba pacíficamente y 10 años contra quien percutó el disparo.
Pero es agridulce porque se cumplió con todo, pero de todo lo que hayamos hecho, nada ni nadie nos va a devolver la vida de mi amado hijo Romario.
El testimonio de Mery Cortez además incluyó episodios complejos como la lucha que tuvo que dar contra el racismo, la xenofobia y la aporofobia. “Todo fue muy cruel, en redes sociales dijeron bien hecho por haber matado a ese negro porque quién lo mandó a venir a robar a Chile, cuando mi hijo no estaba robando, ni saqueando, ni tirando piedras”, agregando que incluso, “si mi hijo hubiera estado saqueando, debieron haberlo llevado a la cárcel, procesarlo y meterlo preso, y yo hoy lo estaría visitando, para eso se crearon los tribunales de justicia”.
Sobre la actitud que tuvo el Ejército, relata que “cuando fui a ver en qué iba el sumario administrativo que pidió Contraloría, el fiscal del regimiento y el comandante en jefe, me dijeron que ellos no habían sido, por lo que no iban a hacer el sumario. Pero a mi me enseñaron que el que nada hace, nada teme, entonces ¿por qué ellos no hicieron el sumario?”.
Además indicó que “cuando se les acabaron los argumentos, editaron un video y plantaron dos palmeras que supuestamente les tapaban la visual de donde estaba Romario”.
La justicia dio el fallo a favor de Mery y su causa tras largos días de juicio oral: “estuve viendo de frente la cara de los asesinos de mi hijo, no tienen idea lo que fue haberme tragado toda esa amargura y no poder decirles absolutamente nada por miedo a que me sacaran de la sala”
Sobre lo que viene de aquí en adelante, citó al juez Baltazar Garzón que le dijo: “es muy posible que estos asesinos acudan a la Corte de Apelaciones y a la Corte Suprema para tratar de anular el juicio”. Pero Mery está preparada para ir a la Corte Interamericana y a la ONU si es necesario para seguir apelando y pidiendo justicia para su amado hijo.
También hizo un llamado a las víctimas que aún no logran obtener justicia a acudir a instancias y medios internacionales para pedir ayuda. “Yo sentía que tenía una cruz demasiado pesada pero cuando escuché a la jueza que iban a ser condenados, sentí que alguién me sacó esa cruz de encima”
Finalmente declaró que se necesita “de verdad justicia, reparación y garantías de no repetición. Para que nunca más una madre en Chile tenga que pasar por todo lo que yo pasé y lo que hemos sufrido. Porque sin justicia no hay paz”.
