Ser mujer en los Estados Unidos se ha vuelto mucho más difícil, y eso que van solo 10 días desde que la Corte Suprema de ese país anuló la sentencia del Caso Roe vs Wade, que funcionaba como una especie de protección jurisdiccional al derecho al aborto en el país norteamericano.
La decisión de la máxima instancia del Poder Judicial estadounidense puso fin a una jurisprudencia vigente desde el año 1973 que tenía carácter federal. Su efecto práctico es establecer que pasan a valer las legislaciones de cada estado referentes a la materia.
Tras la sentencia del 24 de junio, 21 estados norteamericanos formalizaron sus legislaciones contrarias al aborto o adoptaron medidas aún más restrictivas que las ya existentes. Los estados que mantienen el derecho al aborto son 12, mientras que los otros 18 todavía no han adoptado una postura definida.
Ante ese escenario, algunos grupos de mujeres han empezado a organizarse para ofrecer alternativas a sus compañeras que viven en los 21 estados donde ya se sabe que el aborto dejó de ser un derecho.
Se ha reportado desde medios de prensa estadounidenses que algunas mujeres se están organizando individual o colectivamente para viajar a otros estados para poder abortar, o incluso cruzar la frontera con Canadá para garantizar su derecho en otro país.
De hecho, algunas grandes empresas estadounidenses -entre ellas Disney, Amazon, Meta/Facebook y JP Morgan- han anunciado que financiarán el viaje de sus funcionarias que necesiten trasladarse a otro estado para realizar un aborto.
Esa situación ha despertado la preocupación del Presidente estadounidense, Joe Biden, quien ha declarado este fin de semana, tras una reunión con gobernadores de su Partido Demócrata, que teme que “algunos estados pueden organizarse para arrestar a mujeres que intenten cruzar la frontera para realizar un aborto”.
El mandatario agregó que “las personas se sorprenderán cuando el primer estado intente detener a una mujer por cruzar la frontera estadual para realizarse un aborto. Quizás no crean ahora que eso puede suceder, pero va a suceder, y se va a volver algo común en todo el país, porque este es un tema de grandes proporciones que va más allá del derecho al aborto; quiero decir que eso afecta a todos los derechos básicos”.
Mientras tanto, empiezan a surgir casos indignantes, con enorme potencial de transformarse en emblemáticos.
El más destacable de estos primeros diez días es el de una niña de 10 años víctima de violación a quien le descubrieron un embarazo de 6 semanas. Ella vive en el estado de Ohio, donde el principal tribunal de Justicia le negó el derecho al aborto según la legislación local, que no considera la violación como causal que garantiza el derecho al aborto.
Al final, el caso puede tener un buen desenlace para la niña, debido a que la médica que la ha acompañado recibió una llamada de una colega del estado vecino de Indiana, quien ofreció su ayuda y de una organización por los derechos de las mujeres en Indianapolis para poder realizar el aborto en esa ciudad.
Sin embargo, la iniciativa está corriendo contra el tiempo, ya que Indiana es uno de los 18 estados que todavía no se ha posicionado sobre el tema, por lo que enfrenta una verdadera batalla judicial entre colectivos feministas que luchan por la libertad de las mujeres sobre su cuerpo y los grupos religiosos y ultraconservadores que defienden leyes para prohibir el aborto. Esa disputa puede tener una decisión definitiva en los próximos días, en el caso que las autoridades de ese estado impongan una nueva legislación a favor o en contra del derecho al aborto.
Así está la vida de las mujeres en el país admirado por la derecha chilena como la supuesta “tierra de la libertad”, pero donde muchas mujeres han perdido la libertad sobre su cuerpo, y tienen que vivir situaciones que se imaginaban cosas de siglos ya pasados.
