La joven, que pertenecía al equipo de la Sub-17 del club Unión Española, realizó una denuncia contra el ex Coordinador de Fútbol Formativo de Unión Española, Branko Zitkovich, por reiteradas situaciones de acoso. La angustiante situación vivida por la menor la llevó, incluso, a intentar suicidarse, dejar la institución y renunciar a su sueño de ser futbolista profesional.
Según un reportaje revelado por Ciper, la hoy exjugadora de las inferiores de Unión Española sufrió una verdadera pesadilla desde el momento que pudo integrar el primer equipo de la Sub-17 del club, a fines de febrero de 2019.
Según la investigación, desde esa fecha, Branko Zitkovich, de entonces 29 años de edad, y quien era el Coordinador de Fútbol Formativo –incluida la rama femenina–, comenzó a acosar a la menor utilizando su estatus de pode dentro de la orgánica de la institución.
La joven, relata que todo empezó con preguntas personales sobre en qué curso estaba, el liceo en que estudiaba, dónde vivía y cómo se componía su familia, en el marco de una ausencia que tuvo a ver un parte de la rama masculina porque se sentía mal. Lógicamente, pensó que aquel interrogatorio era parte de la rutina por su labor administrativa, aunque las preguntas de Zitkovich cada vez entraron a un terreno más íntimo.
“Creí que a todas mis compañeras les hacía las mismas preguntas y por eso se las respondí. Como él era el encargado de esas cosas, pensé que era rutinario (…) Pensaba que si no le respondía, él podía sacarme del equipo. Por eso le respondí las preguntas”.
La niña recuerda que él le insistía en que debía responderle porque necesitaba saber de ella,incluso de madrugada. Cuenta que una vez Zitkovich se habría despedido con el mensaje: “Sueña con una locura. Si la sueñas me la cuentas”, para despues continuar con su aoso temprano en la mañana, preguntándole si es que estaba pololeando. Todo vía Whatsapp. “Me dio la sensación que él buscaba algo más. Me asusté mucho”, relata.
La insistencia del administrativo se hizo más regular, explica la joven, contando que, por miedo a perder su puesto en el equipo, le seguía respondiendo. Sin embargo, la incomodidad que comenzaba a vivir crecía a la misma velocidad que el hostigamiento de Zitkovich. “¿Te gustaría escaparte conmigo?”, fue el mensaje que recibió luego de un encuentro en medio de un entrenamiento.
Tras ese episodio, ella cuenta que el entonces coordinador le reconoció que le gustaban las mujeres menores “y que a ella la encontraba hermosa”. “Me dio terror. Cambió totalmente el tono”, comenta. Los hostigamientos continuaron con los días hasta el punto que, durante otro entrenamiento, Zitkovich se le acercó y le preguntó si es que quería hacer cosas locas con él. La niña recuerda que quedó paralizada, se puso a llorar y para no llamar más la atención, él se alejó.
En ese entrenamiento le contó a una de sus amigas más cercanas del equipo. Su compañera le recomendó contarle a alguien del cuerpo técnico. Sin embargo, según comenta tanto la niña, como su madre y alunas excompañeras, a la orgánica del club le interesaba más resguadar el episodio y que no se hiciera público.
ZItkovich fue desvinculado de Unión Española, no sin antes recibir la ayuda de algunos colegas, como la paramédica Liliana Díaz que, según el relato de la menor, le recomendó no contarle a nadie argumentando que ella lo iba a solucionar, además de pedirle que le enviara los pantallazos de las conversaciones con el coordinador y que luego borrara todas las fotos, conversaciones y que bloqueara a Zitkovich. “Confié y le hice caso”, dice la niña.
Tras lo sucedido, Zitkovich amenazó a la menor. “No seas sapa. Sé todo de ti, dónde estudias y dónde vives. Te voy a ir a buscar por lo que me estás haciendo”, cuenta ella, amenazas que continuaron vía mensajes de texto.
La traumática experiencia vivida por la menor la llevaron a sufrir un serio cuadro de depresión, diagnosticado tras sesiones de psicólogo y psiquiatra. “Lo que sufrí fue muy fuerte para mí. No quería vivir más. Me quise suicidar dos veces”, lamenta la niña.
Su madre, Marilyn Pizarro, recuerda el día que escuchó llorar a su hija en su pieza con la puerta cerrada: “Decidí entrar y la encontré con los brazos cortados, llenos de sangre”. debió renunciar a su trabajo para acompañar a su hija en estos difíciles momentos.
Aseguran que la niña de 17 años sufre hasta estos días y que no quería volver a jugar fútbol. “Ese fue uno de los mayores daños, abandonó totalmente su interés por lo que más quería”, dice su mamá. Meses después y con ayuda de trabajo profesional su hija volvió a jugar, pero según constatan, deja claro que no quiere jugar profesionalmente.
