miércoles, octubre 9, 2024

Mujer, mapuche y feminista: Estefany Ñanculef y su lucha en la comuna de San Ramón

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San Ramón ha sido catalogada durante años como una de las comunas con peor calidad de vida en Santiago. En medio de la pandemia, esta joven organiza colectas para llevar cajas de mercadería a las casas de la población Alto Palena. Su batalla es en contra de la feminización de la pobreza, la realidad que golpea a las vecinas del sector. Dice que ser mujer, mapuche urbana y dirigenta social, no ha sido una tarea fácil. Esta es su historia.

 

Es la mañana de un día martes y en los pasajes de la población Alto Palena de San Ramón, se oye el ruido de las ruedas de un carro de supermercado arrastrado por un grupo de jóvenes que llama la atención de los vecinos. Mujeres y ancianos observan desde sus ventanas en medio del confinamiento.

-Aló, vecina, ¿alguna cooperación?-, pregunta Estefany Ñanculef. Esa es la frase del “puerta a puerta”, que tiene como objetivo la recolección de alimentos para las familias que se han visto golpeadas económicamente por la pandemia. La falta de productos básicos de alimentación ha sido el problema en medio de la cuarentena obligatoria. Hay familias completas cesantes y personas de la tercera edad en completo abandono.

El carro de a poco comienza a colmarse con paquetes de fideos, salsas de tomates, y aceite. Los ojos grandes de Estefany se asoman por la mascarilla que tiene como motivo la bandera mapuche. Es amable, pero firme, a la hora de guiar el grupo de jóvenes que la acompaña.

-La iniciativa se levanta desde la organización de We Newen, la que yo dirijo acá en la comuna, por el motivo de que los pueblos originarios nos basamos en la cosmovisión del buen vivir, y tenemos súper arraigado en nosotros el cuidado de la comunidad para vivir bien-, explica

Según el Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU) 2017, de la Cámara Chilena de la Construcción junto a la Universidad Católica, San Ramón ocupa los puestos inferiores del listado en este ítem. La pandemia azotó a las familias del sector, sobre todo a las que han perdido sus fuentes de ingreso en medio del encierro.

En medio de este escenario Estefany, en conjunto con la asociación indígena que dirige (We Newen), decidieron no quedarse de brazos cruzados. Lo primero que idearon fue la colecta para apoyar a las y los vecinos del sector, sumado a la recolección de mercadería lograron armar 25 cajas de mercadería, las que entregaron en la población Alto Palena.

-Mi población es de adultos mayores, entonces hay mucho miedo de contagiarse y de llegar al hospital, también hay ignorancia al respecto, porque hemos sabido de casos que hay personas contagiadas y los mismos vecinos o vecinas las están discriminando-, comenta.

En cada entrega de cajas fue testigo del el hacinamiento en los hogares, vio adultos mayores postrados, quienes por su condición de salud, no han interiorizado la gravedad de la pandemia. “Ver esas situaciones duele, porque no sabes como lo están enfrentando (…) Las personas acá tienen miedo y temor de no poder brindarle el día de mañana un pan o una leche a sus hijos e hijas”.

Debido a la cuarentena total en la Región Metropolitana, la recolección de alimentos de We Newen se detuvo, pero pretenden continuar apenas sea posible.

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Estefany Ñanculef Beltrán nació el 25 de octubre de 1994 y creció en los pasajes de la población Alto Palena. Conoce la comuna y sus habitantes como si fuesen la palma de su mano. Hija de un obrero de la construcción y una dueña de casa, le inculcaron desde muy pequeña la importancia de su apellido, Ñanculef, y la lucha que conllevaba ser mapuche en nuestro país. Un país racista. El orgullo de ser indígena y su carácter extrovertido han sido dos virtudes que le han servido en su militancia feminista.

-Durante mi adolescencia comencé a redescubrir mi identidad, porque no conocí a mi abuelo paterno, no conocía su historia ni el mapudungún. Nací aquí en la ciudad, y en la adolescencia emprendí el descubrir mi identidad, lo que fue todo un proceso, y lo he ido logrando. Aprendí mapudungún, soy parte de una organización indígena y eso me ha ayudado a crecer-, relata.

Tiene un hermano gemelo y en las distintas etapas de su infancia y adolescencia se hizo consciente de la desigualdad: las claras diferencias en el trato hacia el hombre y la mujer. Los roles de género, la violencia hacia la mujer y la discriminación. Eso le quedó marcado en su historia de vida.

-El hombre hace esto y la mujer esto otro. Al hombre lo vestían así y a mí de otra forma. En la adolescencia no podía salir a fiestas, no podía tener pololo, o tenía que reafirmar cosas ante mi familia porque creían que me podía ´desviar del camino´”, recuerda.

Estefany estudió en el Liceo Carmela Carvajal de Providencia, y al salir de cuarto medio entró a estudiar Administración Pública en la Universidad de Chile. Pero más allá de estudiar una carrera universitaria, también vivió un gran cambio en ese entonces: ingresó al We Newen, una organización que fue un punto de inflexión en su vida. A través de esta experiencia logró reencontrarse con su esencia originaria, ya que allí realizan actividades como ceremonias, celebraciones como el We Tripantu (año nuevo), ferias para vender sus productos como comidas, bebestibles, vestimenta, entre otros, para visibilizarse en la comuna y en la región.

También conoce el machismo de cerca, cada vez asiste como dirigenta a reuniones de otras organizaciones, allí palpa esa discriminación a la mujer mapuche. “Cuando una empieza hablar o a tomar iniciativas, y te empiezas a legitimar dentro de un territorio, la percepción de los hombres es de ¿qué vas a saber tú india, pendeja? Justamente cuando tienes más conocimiento que todos esas personas que te critican”, confiesa.

Ser mujer mapuche urbana y dirigenta social, no ha sido una misión fácil.

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San Ramón limita con comunas como La Granja, La Cisterna y La Pintana. Estefany está al tanto que vive en un territorio marcado por la pobreza, la drogadicción y la delincuencia. Para ella, San Ramón es el fiel reflejo de esa desigualdad que caracteriza a Chile. Y que en esa desigualdad son las mujeres pobres las más afectadas.

-Las mujeres mapuche también son un ejemplo de lucha, son cruciales porque desde la cosmovisión siempre hablamos de la dualidad, de lo complementario entre hombres y mujeres, entonces sin la lucha de las mujeres faltaría algo. Siempre han estado firmes. Marchamos para el 8M y mucha gente se adhirió a nuestro colectivo. Éramos cientos de mujeres mapuches y de otros pueblos originarios”, recuerda con emoción. Actualmente está participando en el curso Mujeres Activando de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y junto a We Newen, planifican apoyar a las mujeres mapuches con sus emprendimientos en ferias organizadas en espacios públicos y entregar capacitación y empoderamiento.

“Nuestras ancestras y ancestros nos acompañan, si nos caemos, nos levantaremos cien veces más”, dice Estefany Ñanculef, antes de despedirse.

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