Llegamos al mes de octubre, al que llamare el mes del año. Ello porque en ese mes tuvo lugar la rebelión social de octubre y, un poco más de treinta años antes, tuvo lugar también la derrota electoral de Pinochet, la cual abrió camino a la post dictadura.
Empezare por el primer episodio, es decir señalando la importancia de la rebelión social de octubre.
Primero hay que decir que es mejor llamarla de ese modo, en vez de hablar de ella como el estallido social.
Ello porque ese otro nombre solo hace énfasis en un aspecto, la espontaneidad. Por supuesto que hay que considerarla, porque en un país donde los partidos políticos son tan importantes, estuvieron ausentes de este episodio.
Pero pese a esa ausencia inicial los partidos de la izquierda chilena deben trabajar el tema. Y deben hacerlo vinculando la rebelión de octubre con el apruebo y los procesos de elaboración de una nueva constitución.
Ello significa que, como he dicho, el episodio hay que trabajarlo como rebelión y no solamente como estallido.
Porque hablar de rebelión es poner énfasis en la crítica radical que es el aspecto más importante del episodio que comentamos.
Además es necesario vincularlo con la elaboración de una nueva constitución, lo que significa conectar esa rebelión con el futuro.
Ello ocurre porque pensar el futuro es el tema que debe abordar una nueva constitución, de la cual es su fundamento jurídico.
Segundo, hay que preguntarse ¿porque la ausencia de los partidos en ese episodio?
Porque la mayor parte de los que existen son viejos partidos.
Los nuevos partidos deben ser democráticos e ideológicos, mientras la mayor parte de los actuales son cupulares, esto significa que las decisiones las toman las directivas, siendo las bases dejadas de lado.
Además los actuales partidos no son ideológicos, no tienen un proyecto, solo tienen un programa.
Esto significa que solo tienen planteamientos sobre la actualidad, sin proyectarse hacia el futuro. Sin pensar el futuro.
Tercero, conviene recordar: ¿quién pensaba el futuro?. La izquierda de la Unidad Popular, con Salvador Allende a la cabeza.
Este hablaba de una revolución con empanadas y vino tinto, es decir de una revolución que buscaba avanzar hacia el socialismo por la vía pacifica e institucional
Una que era la culminación de un largo proceso, el cual comienza con la república socialista de 1932 y con las coaliciones de centro izquierda de 1938 hasta 1946.
Ellas inician la construcción de una izquierda que se definía como marxista y que tenía como horizonte de futuro el socialismo, pero uno distinto de los otros socialistas existentes.
Es decir uno que no busca instalar una dictadura, uno que promovía una democracia participativa.
Pensar en el futuro con el horizonte de un nuevo socialismo:
Eso es lo que significó la rebelión de octubre. Aunque no lo haya dicho en forma taxativa hacia allí apuntaba.
No en vano el episodio ocurrió en octubre, el mismo mes de la derrota de Pinochet.
Aunque la mayoría de los manifestantes eran jóvenes que no habían nacido el 5 de octubre de 1988, ellos recogen una tradición, conectándose con esas luchas.
Ese recuerdo estaba en el inconsciente colectivo de la muchedumbre del 18 de octubre del 2019.