Las elecciones generales en Reino Unido, realizadas este jueves (4/7) terminaron con una abrumadora victoria del Partido Laborista, que obtuvo 33,7% de los votos, suficientes para conquistar 412 de los 650 escaños en la Cámara de los Comunes, lo que representa más que el doble de los 202 asientos que tenía nates de los comicios.
El triunfo significa el regreso al poder de los Laboristas, bajo el liderazgo de Keir Starmer. El último primer ministro laborista del Reino Unido fue Gordon Brown, quien gobernó entre 2007 y 2010.
Los resultados de este jueves también mostraron la peor debacle electoral del Partido Conservador en toda su historia. El tradicional sector de la derecha británica se quedó con 23,5% de votos, pero eligió solamente 121 representantes – su peor marca anterior había sido en 1906, cuando quedaron con 156 escaños.
La frustración de los conservadores en las urnas fue tan grande que su líder Rishi Sunak decidió renunciar al cargo de primer ministro, por lo que el laborista Keir Starmer ya asumió en su lugar.
En tercer lugar quedó el partido de los Liberales Demócratas, que pasó de 11 a 60 sillas en la Cámara de los Comunes, tras obtener 12,2% de los votos, bajo el liderazgo de Ed Davey.
El partido de extrema derecha Reform UK tuvo un sabor agridulce en su resultado: los cuatro escaños conquistados por el sector liderado por Nigel Farage constituye su mejor performance histórica en las elecciones generales británicas.
Sin embargo, el escenario quedó muy debajo de lo pronosticado por algunas encuestas que apuntaban a los extremistas como segunda fuerza, con más intenciones de voto que el Partido Conservador.
También el Partido Verde logró su mejor resultado electoral histórico, con la misma cantidad de cuatro escaños alcanzada por la extrema derecha.
