A menos de un mes de que se iniciaran las protestas por la muerte del afroamericano George Floyd, se asoman los primeros proyectos para modificar a la policía estadounidense. Uno de ellos ya comenzó su discusión política, iniciando su proceso de cambio hacia un sistema de seguridad público y comunitario.
Por unanimidad fue aprobado el proyecto que busca reemplazar a la policía en Mineápolis, mismo lugar donde George Floyd fue asesinado por un oficial, dando inicio a todo un movimiento antirracista que se ha expandido por el mundo.
La propuesta elegida fue un sistema de seguridad pública dirigido por la comunidad. Según el documento emitido, informa RT en Español, las autoridades locales tendrán el plazo de un año para elaborar el nuevo modelo de seguridad que contemple a “todos los miembros de la comunidad dispuestos”.
Y esa no es la única forma que se ha presentado para solucionar el problema de la violencia policial. Philip McHarris, candidato a doctorado en sociología en la Universidad de Yale y asociado principal de investigación y políticas en el Centro de Recursos Comunitarios para la Seguridad y la Responsabilidad, explicó a CNN que una parte de los protestantes ve como solución redestinar los fondos policiales a servicios sociales; mientras que otros creen que es necesario quitar todos los fondos y disolver los departamentos.
Redestinar los fondos de la policía y desmantenarla sí puede ser una opción. En conversación con WBUR, la cofundadora del movimiento Black Lives Matter, Patrisse Cullors, sostiene que ese dinero puede ser devuelto a “los servicios sociales para salud mental, violencia doméstica y personas sin hogar, entre otros. La policía suele ser la primera en responder a los tres“.
Pero también se habla de una policía comunitaria, como la que existe en Arlington, Texas. Según se lee en el sitio web de este Departamento, los oficiales procuran que la comunidad se involucre activamente en la forma en que la policía realiza su trabajo.
“Para evaluar el valor de cualquier política o procedimiento, nuestro departamento utiliza un conjunto integral de medidas: una combinación de estadísticas, datos duros, encuestas comunitarias y lo que escuchamos de nuestros funcionarios. A juzgar por estas medidas, puedo decir inequívocamente que la policía comunitaria ha ayudado a aumentar la seguridad pública y el orden en Arlington, Texas. Igual de importante, ha mejorado la seguridad de los oficiales y ha llevado a un ambiente de trabajo más positivo”, aseveran.
Estos cambios inevitablemente nos traen a la mente la crisis que afronta Carabineros, la cual data desde mucho antes del estallido social. Desde corrupción hasta procedimientos mal ejecutados: el historial es largo. Sin embargo, la reestructuración de la institución ha sido algo que las autoridades han preferido postergar aun cuando los motivos apremian.
En enero de este año, el Frente Amplio planteó una posible respuesta: la conformación de un “equipo de control” para detener las violaciones a los derechos humanos, así como medidas a largo plazo que apuntan a crear una policía civil, profesional, transparente y legítima. La propuesta, sin embargo, no prosperó. Y aún esperamos que este cambio suceda.
