La ópera prima de Emeral Fennel, “Promising Young Woman”, nos presenta una película que respira feminismo. Es la historia de la heroína que necesita estos tiempos; una que no dispara balas, sino que aplica justicia como los antiguos castigos bíblicos.
Cuando hablamos de películas de venganza, inmediatamente pensamos en clásicos como Death Wish (1974) con Charles Bronson, en Uma Thurman y sus peleas a muerte en las dos entregas de Kill Bill (2003-04), o en Liam Neeson quemando media Europa en la saga Taken (2008/2012/2014). Todas son divertidas y responden a la fantasía vengativa que se escuda en el hacer pagar, a golpes, patadas y/o disparos, la falta cometida.
Siguiendo la misma premisa pero cambiando las formas, llega Promising Young Woman (2020), una de esas películas que se te mete en la piel y que va dejando un largo sabor agridulce a medida que llegamos al final.
En la mitología griega, Casandra era una sacerdotisa maldita, cuyo sino era predecir cosas que nadie le creería. Carey Mulligan es Casandra en Promising Young Woman, una joven que pasó de ser la mejor estudiante de la escuela de Medicina, a ser la chica que atiende un café. Ese ya es un aliciente para querer descubrir qué fue lo que ocurrió y, en ese camino, la película nos presenta su estilo de vida como resultado de un plan, uno que busca aplicar esa justicia sin disparos.
Casandra asiste a distintos bares donde bebe hasta más no poder, esperando que aparezca un pez que muerda su anzuelo; la sorpresa es que cuando el joven de turno desea propasarse, ella se revela completamente sobria y dispuesta a enfrentar al depredador desde el prisma de desnudar sus debilidades, derrumbar su escudo de macho creado a cuenta de las cofradías masculinas y la falta de empatía con las víctimas. Los hombres confrontados no saben cómo reaccionar ante una Cassie empoderada.
Carey Mulligan da el mejor trabajo de su carrera, porque Casandra es astuta, cínica y acida; un personaje simplemente fascinante, que crece y crece hasta el punto de inflexión: el reencuentro con un amigo de la universidad que reaviva los recuerdos de lo que le pasó a su gran amiga. Ahí empieza su espiral de búsqueda de venganza y nuestro ícono feminista se empieza a enfrentarse a ella misma, a sus vulnerabilidades y al plan que construye, todo lo cual solo predestina un tenebroso desenlace.
Desarrollada entre filosos diálogos y constantes giros, Promising Young Woman es como un postre repleto de dulce, pero cuyo interior es un agrio limón; tan inquietante como la mirada de Cassie disimulando la intensa rabia que siente. Vive en mundo donde la víctima siempre tiene la culpa y los victimarios se salen con la suya bastante seguido. Dirigida por Emerald Fennell, la película está inspirada en las expresiones del juez Aaron Persky sobre el violador Brock Turner, al sentenciarlo solamente a seis meses de cárcel porque era “un joven con futuro prometedor”.
Otros cineastas podrían haber tomado la ruta más visceral, realizando la historia obvia de la venganza, pero Fennell convierte la película en algo mucho más profundo, sin dejar de ofrecer un marco muy entretenido en el que colocar esa complejidad. De alguna manera, utiliza la estructura de película de cómic, con una heroína viviendo su vida normal durante el día y entrando en modo vengador por la noche.
Así, Fennel propone un mundo crudo y actual, donde las mujeres suelen ser víctimas de ataques por partes de hombres con estándar de buenas personas, pero también de mujeres “buenas y exitosas”, que no toman como real el testimonio de otras, dejando como pregunta latente: ¿hasta qué punto eres una buena persona?
Otro detalle bien logrado son los personajes secundarios. Bo Burnham (conocido comediante) bajo cualquier circunstancia parecería el hombre perfecto, el “chico bueno”. Lo mismo ocurre con los hombres culpables de la violación de Nina, entre ellos, Max Greenfield y Chris Lowell; ambos actores de comedia podrían ser el símbolo del hombre virtuoso y la directora sabe que el espectador hará esta asociación, proponiendo además un juego de contrastes de que lo que parece, muchas veces no lo es.
El film propone una disección interesante sobre el trauma, donde la música también es utilizada en ese contexto. Constantemente escuchamos a íconos pop que sufrieron abusos y excesos, como ‘Stars are blind’ de Paris Hilton y un perfecto remix de ‘Toxic’, de Britney Spears; esto crea la atmósfera en la que Cassie se desarrolla. Y desde el otro lado, el personaje de Alison Brie (otra excelente comediante) deslumbra en esa postura de la mujer que triunfó en la vida y que es capaz de culpar a la víctima, mientras que Connie Britton hace la misma alusión cuando Cassie le recuerda que no investigó los hechos denunciados con profundidad.
Los personajes secundarios están muy bien perfilados y maximizan el mundo sombrío de Cassie. El apartado del diseño también pone lo suyo con mucho tino. Michael Perry, Liz Kloczkowski y Rae Deslich, encargados del diseño de arte, le otorgan al film un brillo como recubierto de caramelo, gracias a una decoración basada en una paleta azul, mejorada con una barra de rojo como presagio. Y los diseños de vestuario de Nancy Steiner van más allá, cubriendo a los hombres con relajantes tonos azules, disfrazando sus motivos ocultos, y Cassie siempre en negro, blanco y rojos.
Promising Young Woman es una comedia negra en el sentido más liberal de la frase. Si tuviera que mencionar un punto no tan logrado, sería el final, la conclusión del caso, el cual se siente algo fuera de tono con el resto del film, aunque tampoco daña la experiencia.
Bajo su emocionante disfraz de vengadora, Cassie esconde un drama profundo sobre la lucha por curarse después de un evento devastador y sobre cómo la vida y la justicia se plantean injustas para las víctimas. Promising Young Woman es un inmenso debut de su escritora y directora y presenta a su protagonista en la mejor forma de su carrera, regalándonos una heroína para tiempos de feminismo.