Fue en la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile donde se conocieron Javiera Petersen y Nicolás Bohme. Primero como estudiantes de Economía y, luego, del Magíster de Análisis Económico de la misma casa de estudios. Sin embargo, no solo los intereses académicos los unían. Ambos pertenecen a la generación de la movilización estudiantil del 2011, de la que fueron partícipe desde las bases universitarias y en donde comenzaría también su cercanía con el Partido Comunista, inscribiéndose en la militancia de sus juventudes. Aquí su historia y propuestas de políticas económicas.
Actualmente, se encuentran realizando estudios de especialización, Javiera con un doctorado en Innovación y Políticas Públicas en el University College de Londres, mientras que Nicolás hace lo propio con un Ph.D. en Economía en la Universidad de Massachusetts Amherst, Estados Unidos. Aunque no es el único desafió que tienen por esos días.
Peterson y Bohme conforman el equipo económico detrás del programa del candidato presidencial comunista Daniel Jadue. Entre otros profesionales, ellos son parte de la generación millennial que, además de tomar la posta en la vocería de los temas en los cuales son especialistas, también son los nuevos rostros para darle un nuevo relato al comunismo del siglo 21, con la dura misión de romper los prejuicios y estigmas con las que el partido de Recabarren ha tenido que lidiar históricamente, incluyendo caricaturas y campañas del terror.
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El paso por la FEN es clave en la formación de estos economistas. Y tan solo por su perfil profesional, sino que también ideológico. Hasta no hace mucho, esta facultad siempre estuvo liderada fuertemente, desde el estudiantado, por la derecha. “Ahí tuvimos harto trabajo tanto político como académico en conjunto que se proyecta hasta el día de hoy”, manifiesta Javiera. En este contexto, ambos concluyen que su trabajo universitario siempre fue en los círculos de izquierda, asociados en ese entonces a las demandas en reformas curriculares.
“Acá partió una de las críticas y del trabajo que estamos tratando de hacer desde OPES, que es poder cuestionar la forma en que se han pensado y cómo se han hecho las políticas públicas y económicas del país, y eso partió desde hacer la reflexión sobre el currículum de Economía de la universidad, y ahí tuvimos harto espacio de encuentro con la izquierda. En general, todo ese espacio de construcción fue desde siempre pensando en cómo la economía puede ser realmente un instrumento y un espacio en donde se piensen las políticas públicas para poder responder a las necesidades de las mayorías”.
Javiera Petersen
El Observatorio de Políticas Económicas (OPES) es un centro de pensamiento que realiza investigación aplicada y difusión enfocada en la elaboración e implementación de políticas públicas de situaciones concretas en el país, fundado el 2017 por jóvenes economistas entre los que se encontraban Petersen y Bohme siendo hoy Javiera su Directora Ejecutiva.
“Hoy hay una generación nueva de economistas en Chile que se ha salido del paradigma y de la ortodoxia económica con el que se han hecho políticas públicas durante los últimos 40-50 años. Y eso también ha venido ligado, sin duda, a explorar académicamente otras alternativas, ir a ciertos centros de pensamiento particulares en donde hay una visión un poco más crítica respecto al desarrollo del capitalismo y del neoliberalismo en los últimos 40 años en el mundo, pero eso también muy ligado a la experiencia política, es decir, hay un dialogo en adquirir ciertas herramientas teóricas de análisis de la realidad, pero haciéndolo con un compromiso político”.
Nicolás Bohme
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Nicolás Bohme tuvo la oportunidad de trabajar en el Ministerio de Hacienda como asesor macroeconómico en los tiempos de Rodrigo Valdés (PPD), en el segundo gobierno de Michelle Bachelet, apenas egresó de la universidad. Si bien su cargo era de perfil técnico, en aquella experiencia pudo “conocer un poco cómo funcionaba el Estado y, particularmente, el Ministerio de Hacienda, que es el que se ha encargado de la conducción de la política económica, no sin críticas del enfoque que ha llevado adelante”, confiesa.
El llevar adelante nuevas ideas desde la economía los llevó a que, en paralelo, fundaran el OPES y ser considerados luego para que participasen en el programa presidencial de Alejandro Guillier en 2017.
Hoy, tienen un desafío mayor: desde la trinchera del equipo económico de Daniel Jadue, deben mostrar y lucir sus credenciales a través de las propuestas que, además de ser sólidas, deben marcar la diferencia y la experiencia en tanto a la caricatura en la que el comunismo es percibido en el Chile postdictadura.
¿Cómo se configura, desde la economía, al que han llamado el programa post neoliberal?
“Aterrizándolo en lo más programático, esto no tiene que ver solo con la visión que se instala alrededor del comunismo, sino que también en el relato que se ha hecho en Chile en los últimos años sobre la izquierda y la economía. Normalmente, el discurso económico en el país ha estado totalmente capitalizado y delimitado por la derecha, pero este programa es el único que se está haciendo cargo de forma real y responsable por entregarle a Chile el dinamismo económico que perdió hace más de una década. Y en ese sentido, hemos sido nosotros y nosotras quienes hemos puesto en el centro del debate económico las discusiones sobre generación de riqueza y crecimiento, algo que se ha discutido poco públicamente, pero que rompe un poco la lógica que ha instalado la derecha sobre lo que sería o no, en términos de responsabilidad, un programa desde la izquierda y liderado por un comunista”.
Javiera Petersen
Bohme señala que existe en el debate público un molde en donde parecen rígidas las posturas de los polos políticos, en donde se establece que la izquierda se preocupa de la redistribución de la riqueza y la derecha de su creación, y en base a esto se dirime la intención de voto. “Esto es una caricatura, un plano a la que la derecha nos ha querido llevar y que fue bastante exitoso por mucho tiempo, pero que no es real”, indica.
“Si uno mira hacia el resto del mundo cuáles son los países que lograron dar un salto hacia el desarrollo, no son los países que lo hicieron con políticas de libre mercado, sino que fueron siempre países donde el Estado tuvo un rol muy importante en la intervención de la economía. Entonces si miramos, por ejemplo, el siglo XX, vamos a ver el caso de Corea del Sur, Taiwán y Japón en Asia; vamos a ver el caso de los países nórdicos como Noruega, Suecia y Finlandia; y si nos vamos al siglo XIX, incluso, aparece el caso de Estados Unidos, quienes hoy son como los guardianes del capitalismo, pero que no se desarrolló con políticas de libre mercado, sino que con un fuerte proceso de inversión pública y de protección a la industria naciente que está ubicada en el noreste del país. Entonces, cuando la derecha nos llega a decir «nosotros somos porque sabemos cómo hacerlo, vamos a crecer con libre mercado», eso es falso”.
Nicolás Bohme
Al igual que las diputadas comunistas Camila Vallejo y Karol Cariola, quienes se han dedicado desde el parlamento a dignificar la calidad de vida de las y los trabajadores a través de la presentación de sendos proyectos conocidos como el de “40 horas” y el de “Igual pega igual paga”, estos economistas dicen que desde el programa de gobierno de Jadue se hacen cargo del momento histórico en el que está atravesando el país.
“Nosotros venimos atravesando una fase de desaceleración de largo plazo de la capacidad de crecimiento de nuestra economía, esto hace ya casi una década termina de estacarse totalmente, y termina de hacer crisis desde el punto de vista social el 18 de octubre. Por lo tanto, nuestro programa viene hacerse cargo de esa coyuntura y por eso, por ejemplo, somos los más explícitos respecto a cómo vamos a encontrar un nuevo modelo de desarrollo económico que recupere la capacidad de crecimiento de nuestra economía y junto con ello, asegurar los derechos sociales y de redistribución. Acá de lo que se trata es encontrar un nuevo patrón de desarrollo en donde crecimiento económico y redistribución vayan de la mano”.
Nicolás Bohme
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Una de las reformas estructurales en el programa propuesta por Daniel Jadue es la Reforma Tributaria. Un tema de largo aliento que cuenta con varios ejes, como cambio al impuesto a la renta, reducción de las exenciones y privilegios tributarios, royalty a la gran minería del cobre y recursos naturales, impuestos patrimoniales y medidas contra la evasión y elusión. Un programa que sus jóvenes asesores aseguran es el que de forma más consistente se está comprometiendo en sacar a este país del estancamiento económico.
La pregunta es, ¿en qué modelos se inspiran para formar una propuesta que se adapta al Chile de hoy?
-“No hay un único modelo, pero sí una serie de experiencias que nosotros miramos con mucho interés y tratamos de plasmar en distintos aspectos del programa”, cuenta Nicolás, mencionando las políticas de incentivo a la industrialización basada en exportaciones que llevó adelante Corea del Sur entre los años 60 y 80; los modelos de crecimiento a partir de la diversificación de recursos naturales de países nórdicos como Noruega; como también la gobernanza de recursos naturales que le ha permitido a Bolivia ser el país latinoamericano más exitoso de la última década en términos económicos. “Del 2010 en adelante, implementaron primero un royalty a los recursos naturales, capturando su renta y utilizando eso en inversión pública y generar un proceso virtuoso de complementariedad entre inversión púbico y privada”, relata sobre la experiencia exitosa del vecino país.
Para Javiera, una de las ideas generales del relato que están construyendo es el quiebre que hacen desde el programa en tanto a la forma en que se venía haciendo política económica en el país. Su crítica se centra en que la estrategia usada fue “simplemente ampliar mercados para poder exportar más, esperando que este impulso del comercio fuese suficiente para desencadenar mejoras productivas y tecnológicas en el patrón de inserción comercial, algo que no funcionó cuando se analiza el colapso a la productividad o la pérdida del dinamismo exportador”, razón por lo que quieren “seguir el ejemplo de todos los países que han experimentado los procesos de desarrollo exitoso a través de políticas económicas orientadas a la construcción de capacidades productivas para, primero diversificar y, segundo, complejizar los bienes y servicios que el país produce”.
“En este sentido, algo que nosotros siempre mencionamos es que lo que vamos a estar viendo es a países hoy desarrollados, pero en el momento en que ellos construyeron sus procesos de desarrollo. Así, una de las propuestas más evidentes que declara este objetivo, es que nosotros estamos proponiendo aumentar el gasto en el fomento productivo-científico-tecnológico en 3,5% del PIB, para poder así alcanzar una cifra de gasto permanente de 5% del PIB”.
Javiera Petersen
Petersen asegura que no hay programa que se esté comprometiendo más en poder recuperar el dinamismo que Chile ha perdido y que esta propuesta en particular, se fundamenta en la experiencia comparada sobre tres ítems de gasto que son clave para diseñar cualquier estrategia de desarrollo con las características mencionadas:
- El gasto en I+D, que es algo que se ha comentado harto en Chile, pero si uno analiza, por ejemplo, Noruega, Suecia o Finlandia, cuando tenían un PIB per cápita similar al de Chile, queda en evidencia la brecha que nosotros tenemos que apuntar y a la que queremos responder con esta propuesta. Hoy, Chile gasta un 0,3% en I+D, Noruega gastaba 1,1%, Suecia 2,2% y Finlandia cerca de un 2%.
- Lo mismo se puede hacer cuando nosotros hicimos el análisis respecto a la inversión. Cuando los países de la OCDE tenían un PIB per cápita similar al de Chile, tenían una inversión cerca del 27-30% del PIB, y Chile hoy tiene una inversión del 23%.
- Lo otro que es un eje central de nuestra estrategia tiene que ver con el Banco Nacional del Desarrollo. Los instrumentos de CORFO representan hoy el 1% del PIB, pero, en los bancos nacionales de desarrollo de casos exitosos, por ejemplo, el BNDES de Brasil es de cerca de un 12% el PIB, el KFW de Alemania un 15% del PIB y el banco de Desarrollo de China, un 12% del PIB.
“La propuesta que está detrás de este ítem, que es uno de los ítems más potentes en cuanto a la propuesta de crecimiento y productividad, está justificada por la experiencia comparada e histórica de los países que hoy están en los estadios de desarrollo y construyendo las fronteras productivas y tecnológicas que nosotros aspiramos hacer”.
Javiera Petersen
Para llevar a cabo estas revolucionarias medidas en un Chile que ha ido profundizando por más de 30 años un sistema neoliberal, Bohme es categórico al mencionar que hay que hacer cambios profundos y sin miedos, teniendo en cuenta las restricciones políticas y los acuerdos con otros sectores, porque “si solo se proponen cambios cosméticos no es más que una visión voluntarista para superar la crisis”. Además, es importante tener en cuenta el contexto en que se encuentra Chile, post revuelta social, pandemia y con la Convención Constitucional ya sesionando.
“No es posible hacerse cargo hoy de la crisis climática y medio ambiental si es que no vamos a tener una propuesta de política industrial fuerte”, alude Javiera. Señala además que “los dos pilares de nuestra propuesta que son el catálogo de derechos sociales y la parte productiva”, porque no solamente están relacionados en el diagnóstico, sino que también en la solución. “Lo mas irresponsable es seguir haciendo las mismas políticas económicas que se estaban haciendo antes de la crisis”, dice y emplaza a sus adversarios políticos al señalar que “la demagogia está en aquellas candidaturas que no están proponiendo las nuevas formas de políticas económicas y que la apuesta de hacer frente a la crisis climática tiene un componente central desde las transformaciones estructurales de nuestra base productiva”.
En los últimos años, debido a la agudización del cambio climático a nivel global, desde varios sectores ha surgido fuertemente la idea en que el crecimiento verde es clave para la recuperación no solo de la crisis climática, sino también la crisis social y sanitaria. Implementar un modelo de desarrollo sostenible se hace indispensable y necesario. Al respecto, Petersen es tajante: “hay algo cierto en que el compromiso de dejar atrás el extractivismo y responder a la crisis climática es un eje articulador de nuestras propuestas tanto productivo, laboral, científica y medio ambiental, y es aquí donde está la principal raíz de la centralidad y de los esfuerzos que vamos hacer en frente a esta crisis”, y propone tres ejemplos del programa que apuntan en esta dirección.
-Tenemos un plan de inversión pública verde destinado al cambio de la matriz energética buscando, entre otras cosas, reforzar la estructura de transmisión, para que así el potencial de energías renovables –que Chile se ha caracterizado harto por esto– llegue a todos los rincones del país. Pero además de esto –donde la descarbonización es un desafío bien importante–, también estamos comprometidos con que esta transición sea justa y democrática, y por eso vamos a generar un plan de reconvención laboral, porque sabemos que el cierre de industrias contaminantes implica perdida de trabajos, pero no hay que olvidar que la transición energética necesita nuevos perfiles laborales y el país debe hacerse cargo de esa brecha porque sino nos vamos a quedar atrás.
-Nos vamos hacer cargo de la generación de nuevos empleos de calidad que vengan de industrias limpias y de un acompañamiento y capacitaciones para que así las y los trabajadores que salen de sectores contaminantes puedan integrarse en estas nuevas industrias limpias. Un ejemplo muy bueno de esto sobre una experiencia que ya está ocurriendo en el país es con Cerro Dominador, que es la primera planta termo solar de Chile y de América Latina. Detrás de la fabricación de 10 mil espejos que componen esta planta en María Elena, Antofagasta, trabajaron más de 200 mujeres de la misma comuna, muchas de ellas que eran dueñas de casa pero que fueron capacitadas para esta tarea. Nosotros no queremos que esto siga siendo una anécdota en la experiencia de Chile que hoy está llevando, sino que sea el sello de la transición energética y productiva que el país necesita.
-Cerrando con el presupuesto de ciencia y tecnología, y cómo nosotros vamos a incorporar esto dentro de el paraguas que implica hacerse cargo de forma responsable de la crisis climática, es que vamos a fomentar la investigación sobre nuestro ecosistema de forma muy importante a través de una red de institutos de investigación a lo largo del país y de la creación del Instituto Nacional Medioambiental que pueda articular y generar información sobre la biodiversidad del país. Esto es importante porque garantizar el acceso de información de calidad y oportuna –que es uno de los puntos centrales del Acuerdo de Escazú, que vamos a firmar– necesita la generación de esta información que hoy el país no tiene. Segundo, para fortalecer el SEA (Servicio de Evaluación Ambiental), se requiere también de mejor información y sin su reforzamiento, los proyectos que quizás se quieran implementar a futuro puedan tener los mismos problemas que se han ido acarreando en las últimas décadas. Por último, vamos a aprovechar el potencial de conocimiento alrededor de los recursos naturales para así fomentar, por ejemplo, el desarrollo de la biotecnología, que es una de las tendencias de la llamada cuarta revolución tecnológica. En este sentido, entendemos que la biotecnología tiene un valor mucho más allá de lo extractivo, que es lo que queremos dejar.
A la par de estas transformaciones, Javiera y Nicolás mencionan el compromiso que también asumen con las y los trabajadores desde el programa, en donde el pago de salarios justos es un valor fundamental.
En relación a la polémica sobre las pymes, Bohme es enfático al señalar que el programa contiene una batería de medidas de apoyos a las pymes, y que en el nuevo modelo que plantean juegan un rol fundamental, por lo que no se pueden reducir ni sustituir.
Finalmente, Javiera hace hincapié en una de las propuestas transformadoras más comentadas del programa, con una idea que surgió desde los movimientos feministas, y es buscar remunerar el trabajo doméstico y cuidados, un avance hacia el fin de una sociedad excluyente y patriarcal, que busca desfeminizar justamente esta labor, brindando autonomía económica con una corresponsabilidad social, a través de un plan de reactivación y desarrollo con perspectiva de género.