En un Santiago completamente en cuarentena y con un polémico toque queda decretado por el Gobierno en el marco de las estrategias políticas y sanitarias para detener el alza en los contagios por COVID-19, conversamos con Manuel Vergara (84), padre de Eduardo y Rafael Vergara Toledo, los jóvenes militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria asesinados por Carabineros el 29 de marzo de 1985, acerca de una nueva conmemoración del Día del Joven Combatiente, fecha en la que se recuerda a los hermanos.
En la capital, las grandes avenidas están vacías y el clima otoñal se apodera poco a poco de Santiago. Al mismo tiempo, los militares ya cumplen un año –al igual que el toque de queda– controlando accesos y calles en el país. Es la antesala en la que se alista la conmemoración de un nuevo aniversario del Día del Joven Combatiente.
Manuel me espera puntual a la hora indicada. A pocos metros de su casa hay un furgón de carabineros estacionado. Anita, hija Manuel, comenta entre vistazos a la unidad policial que han sido acosados y grabados por los funcionarios policiales durante los últimos días, en la víspera de un nuevo 29 de marzo.
Nos sentamos en el patio de la casa de la familia Vergara Toledo. Un amplio jardín y un enorme cuadro en homenaje a los jóvenes luchadores asesinados ambienta el lugar. Manuel, frente de mí, se saca la mascarilla y se acomoda para responder las preguntas en torno a una nueva conmemoración del Día del Joven Combatiente, el proceso constituyente, la tan bullada entrevista televisiva a Mauricio Hernández Norambuena (alías comandante Ramiro), y la represión policial.
Ya son 36 años desde el asesinato de Eduardo y Rafael. Esta vez vivimos un momento distinto, estamos en medio de una pandemia y con fuertes restricciones.
– ¿Cómo se conmemora este día bajo la cuarentena y con toque queda?
– Mira, en las redes sociales han convocado a diferentes protestas y actividades en los territorios a partir de las ocho y media de la noche. Como la movilidad está reducida y las calles militarizadas, no podrán llegar a la Villa Francia, pero se han organizado las mismas personas para conmemorar a Eduardo, Rafael y tantos otros jóvenes que han sido asesinados por los agentes del Estado. Lo bonito de esto es que la misma gente es la que se organiza para conmemorar a los chiquillos, los mismos jóvenes los tienen muy presentes a ellos y eso es muy lindo para nosotros. Que los jóvenes recuerden a nuestros hijos, que las cartas de Pablo aparezcan en todos lados nos emocionan. Nuestros hijos viven en los jóvenes que salen a manifestarte y a luchar. Y que son buenas personas, porque nuestros hijos eran buenas personas.
Pablo Vergara Toledo fue el primero de los tres hermanos en ingresar al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Luego del asesinato de Eduardo y Rafael, partió al exilio junto a su hermana. Regresó a Chile de forma clandestina en marzo de 1988. El 5 de noviembre del mismo año aparece muerto junto a Araceli Romo en el Cerro Mariposas de la ciudad de Temuco. La versión oficial entregada por la dictadura señala que Pablo y Araceli murieron al emplear artefactos explosivos en una torre de alta tensión. Sin embargo, en el lugar se encontraron las identidades intactas en cuerpos que resultaron dinamitados. Ambas muertes permanecen en impunidad.
Hace un par de semanas, el comedor popular Luisa Toledo –nombre en honor a la esposa de Manuel–, lugar donde un centenar de vecinas y vecinos de Villa Francia y sus alrededores han obtenido ayuda y alimentos en medio de la grave crisis social y sanitaria fue violentamente allanado por Fuerzas Especiales de Carabineros.
– ¿Para ustedes cuál es el significado de dicha acción policial?
– En ese lugar, “la escuelita” como nosotros la llamamos, constantemente van niños a jugar ahí también. Para mí, el motivo fue violentar a la gente y producir temor. Son acciones de represión, no encontraron nada. Había puras pelotas, se robaron pelotas, una bicicleta, guantes, hicieron tira donde se amasa el pan. Eso es maldad. Hicieron lo mismo en varios comedores populares más.
Manuel comenta que toda la Villa Francia se enteró del allanamiento que dejó varios daños materiales en un lugar que ayuda a la comunidad y 28 personas detenidas, entre ellas varios menores de edad. Ese día, señala Manuel, “abuelos, padres, jóvenes y niños salieron a manifestarse en repudio de la acción policial. Fue una respuesta espontánea a la represión”.
– Constantemente hemos podido verlos, a Luisa y a ti, acompañando a quienes han sufrido la violencia policial o acercándose a actos conmemorativos de quienes han sido asesinados por los agentes del Estado a partir del estallido social. ¿Se sienten identificados con ellos?
– Sí, porque son otros hijos nuestros. Uno se compara con los papás de ahora, es terrible que te maten hijos, a nosotros nos mataron tres. ¡Eso es terrible! Por eso vamos a acompañarlos, porque el dolor es muy grande cuando te matan a una persona, cuando te hieren de gravedad. A nuestra casa vino Gustavo Gatica, su mamá nos mandó una arpillera. Nosotros nos vinculamos con la gente que más sufre y sufrimos con ellos. Esa es la verdad. Nos sentimos papás de muchos. Tenemos muchos hijos y los queremos a todos.
Manuel se emociona al momento de hablar de todos los hijos que tienen. Han señalado en varias oportunidades con Luisa que Eduardo, Rafael y Pablo viven en nuevas generaciones de luchadores populares.
– Durante las últimas semanas, Fiscalía ha cerrado casi la mitad de causas por violaciones a derechos humanos durante el estallido social y solo una ha tenido condena. La impunidad post dictadura se perpetuó y naturalizó. ¿Cree que esta vez la impunidad también se perpetuará?
– Yo creo que sí, por eso debemos cambiar el sistema. El otro día me invitaron a un foro donde querían poner en la nueva Constitución cosas más específicas de los derechos humanos. Creo que en este momento hay leyes, hay normas, hay decretos que permiten que se respeten los derechos humanos, pero es una cuestión política, nada más. Podemos tener un montón de leyes que favorezcan las expresiones populares, pero este Gobierno se las echa al bolsillo, se enjuaga la boca con los derechos humanos. No los respetan y hay mucha impunidad. Esto realmente va a cambiar cuando tengamos un gobierno popular, un gobierno de los pobres, un gobierno de los sin poder. Tenemos que creer que es posible, que es posible hacerlo y no queda otra. Por eso yo creo en los jóvenes.
Manuel me sorprende, no alcanzo a realizar la pregunta, pero él la responde sin saberla. Hace unos días, fue muy bullada una entrevista a Mauricio Hernández Norambuena. La UDI creó un remezón político a partir de la misma. Para el conglomerado político de derecha, resultó inaceptable que el comandante Ramiro tuviera libertad de expresión. Por otro lado, los candidatos presidenciales Daniel Jadue y Gabriel Boric señalaron que no era un preso político. Manuel se aleja de las posiciones mencionadas.
El comandante Ramiro, que nosotros admiramos tanto, todos dicen que no es un preso político y que es un preso común y corriente, y que no hay presos políticos. Eso no puede ser más falso. ¿Y quién dice eso? La gente que está en el poder, la que tiene dinero. Ellos son los que transmiten eso a los políticos y estos sencillamente transmiten lo que dicen los poderosos. El caso de Ramiro, cuando llegó a Chile, lo tenía que juzgar el Ministro en Visita Mario Carroza y aplicó el máximo de castigo ¿Por qué? Porque él estaba esperando que lo nombraran en la Corte Suprema y, finalmente, logró lo que él quería. Él no actuó jurídicamente, él actuó políticamente en función de sus aspiraciones personales.
Manuel Vergara
Manuel señala con pasión, mientras potencia su voz, que esto tiene que salir, que él no lo ha visto en ningún lado, que Ramiro es un héroe popular como muchos otros, que él lucho contra una tiranía y participó para acabar con uno de sus tiranos. Finalmente, y con base a sus creencias, comenta: “la Iglesia Católica señala que hay que hacerlo, que hay que eliminar a los tiranos”.
– Con respecto al “acuerdo por la paz” que firmaron varios partidos políticos y que dio paso al plebiscito del pasado octubre, ¿cuál es tu opinión respecto al candidato a la Convención Constituyente, Gonzalo Blumel, entendiendo que durante su estadía en el Ministerio del Interior, la violencia estatal se recrudeció y actúo a gran escala? Sin ir más lejos, los informes realizados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Amnistía Internacional, Human Rights Watch y la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos son lapidarios y no dejan espacios a dudas: Chile violó masiva y gravemente los derechos humanos.
– Nosotros creemos aquí en la casa con Luisa que toda esta gente quiere evitar que exista una nueva Constitución donde haya participación popular. Entonces han colocado a muchos de sus candidatos porque tienen una misma ideología, tienen los mismos beneficios, la garantía, están en el poder, son los poderosos. Ellos quieren mantener eso. Entonces, como es una nueva Constitución donde va a participar mucha gente van a quedar en la gloria. Es algo muy bien hecho para sus intereses. Nosotros con Luisa no fuimos, no votamos, no creemos, lamentablemente, y me da una pena muy grande porque muchas chilenas y chilenos creen muy poco en eso. Ellos son muy malvados, muy malvados, tienen todo planificado. Todos estos políticos están manejando todo muy bien para continuar con los mismos poderes. Los que estarán en la constituyente serán los mismos de siempre, habrá uno que otro nuevo no más. Además, está el tema de los dos tercios, ahí no habrá margen para los independientes, es una cosa irrisoria. Ojalá tuviéramos una constitución que refleje los deseos del pueblo. Sería una maravilla, pero las maravillas se consiguen con un pueblo activo y luchando.
Hacemos una pausa para tomarle una foto a Manuel. Se arregla el pelo con su mano derecha y mueve lentamente un escobillón que estaba apoyado en la pared. Manuel está frente a mí, atrás de él, la imagen de luchadoras y luchadores populares asesinados en distintos momentos históricos de nuestro país y ahí, entre la docena de rostros, están sus hijos. Pablo, Eduardo y Rafael.
Manuel y Luisa participaron activamente en la Vicaría de la Solidaridad, vivieron en carne propia la crudeza de la represión y la muerte durante la dictadura. También, como lo mencionó anteriormente durante esta entrevista, han vuelto a sufrir con los familiares de quienes han sido asesinados por los agentes del Estado o por quienes han sido víctimas de la represión y la mutilación.
– Durante la dictadura, y también con los meses venideros al 18 de octubre de 2019, pudimos observar graves hechos de violaciones a los derechos humanos. ¿Existe alguna similitud entre la dictadura y el gobierno de Sebastián Piñera?
– Creo que el gobierno de Piñera es peor. Fíjate que, si uno analiza bien las cosas, es peor, ya que ahora es más masivo. Para que ustedes sepan, en el tiempo del presidente Allende en el Congreso se votó para eliminar el “Grupo Movil” de los pacos, eran malos, muy malos, peros estos de ahora son más malos, tienen más licencia, tienen más impunidad. Son extremadamente malos.