Jueves, Abril 25, 2024

Ojo crítico

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Con todo el respeto y admiración que tengo al trabajo de Patricio Guzmán, con su maravillosa trayectoria, y con el amor que tengo al séptimo arte, compré dos entradas para ver Mi país imaginario en el Normandie, y por supuesto que disfruté de su factura.

Pero la verdad es que, con los medios y la trayectoria que Patricio Guzmán tiene, esperé más de la película; seguramente, por el contexto que estamos viviendo.

Es franco de su parte ponerse el parche antes de la herida al comenzar la película diciendo que, “para contar el incendio, hay que estar antes de que se empiece a quemar la casa”. Pero no bastaba con eso don Patricio. Todos sabemos que vive fuera hace años y que el documental fue hecho después del peack del estallido social.

No fue tanto que extrañara que usted estuviera acá. Siempre ha sido sensible a lo que aquí sucede, desde fuera. Lo que realmente extrañé, fue el verdadero contacto de la contingencia con el ojo experto de su cámara.

Extrañé, quizás, la entrevista a la gente en la calle, como en La batalla de Chile. Una entrevista “al azar” en las manifestaciones y la pelea. Esas entrevistas de las palabras importantes, de las consignas; o las imágenes de videos y fotos de los celulares inexpertos, quizás, de los que ahí estábamos; las de la lucha de “los cabros”, el del drama y la alegría que se vivió, más allá del paco disparando, que todos reconocimos o fuimos testigo de su actuar violento.

Aunque su intención se cumple, porque refuerza la importancia de lo que fue la revuelta social en Chile, y de derrocar la Constitución pinochetista (lucha que ha dado toda su vida, la del anti-pinochetismo), incluso pensando en aporte con contenido e imágenes del Apruebo, lo sentí desconectado de lo sucedido, la lucha in situ, las “diversas luchas”, esa profunda y necesaria lucha que nunca terminó.

Tanto la Primera Línea, como los entrevistados, me parecieron más bien un trabajo estético adorable. Pero algo me faltó en el guión.

¿Y quién eres tú, Alanis, se preguntará usted, don Patricio? Soy, simplemente, una que sí estuvo ahí. Y no soy solo yo. Créanme que un gran público fue testigo, sobre todo un público joven o los que simplemente estuvieron ahí, porque iban pasando, muchas veces o de repente; y los que vieron, los que vivieron todo aquello, y que los marcó. Todos ellos, entenderán muy bien a lo que me refiero.

¿Y el feminismo de batalla? ¿Y las “nuevas” religiones? ¿Y el Matapaco? ¿Y las matanzas? ¿Y lo que hablaban los medios de prensa? ¿Y los que nunca supieron nada de eso y vivieron felices por siempre

Disculpe don Patricio, pero el cine testimonial es necesario en estas circunstancias. No desmerezco a grandes personas que aparecen en él, pero algo quedó en otros lados, en el celular, en los rayados; algo del Chile alegre y emocionado con ese despertar, un Chile adolorido, asustado, pero entusiasmado, el de los cabros y el de nosotros, “los cualquiera”. El cine de tantos que arrancábamos de los pacos, fuéramos o no de la Primera, Segunda o Tercera Línea.

Y lo otro que fue muy importante, aquel cine de las mujeres y las disidencias hermosamente performáticas.

Ese cine, lo vi re poco, o simplemente no lo vi. ¿Dónde estará?

Tendrán que aparecer los jóvenes cineastas para dar un salto en este sentido. El cine pobre de los que solo tienen talento, ideas, ganas, registro, testimonio y, generalmente, una esperada censura. Esa que ha perseguido al cine local toda la historia de su trayectoria, por romper con lo ya dicho.

Así, con tantos medios y trayectoria, es mucho más fácil pues don Patricio. Mientras tanto, veamos “el lado bello de las cosas”, en manos de un grande del cine.

Pero ojo. Hoy, en esa lucha social, que es la que está en juego, lo estético y lo ético también están en juego.

No basta con “mostrar”. Hoy es quizás más importante aquello que no se muestra, eso que está en nuestros corazones, en nuestras intenciones, en nuestras esperanzas, en nuestro sueño de país. Y, por supuesto, que al mismo tiempo hay que hacer una extendida y consciente memoria política de nuestro país.

Hoy, debemos hacer política con nuestros ojos, nuestros cuerpos, como seres senti-pensantes, respecto no solo a nuestras propias vidas, sino a la vida de los otros, sobre todo, de tantos que, en la historia de este país, se dieron a la lucha social para dignificarnos en todo sentido.

Con conciencia de la evolución y desarrollo de la sociedad, debemos apretar el botón “actualizar”, y mejorar todos nuestros recursos, incluso los cinematográficos.

Por esto, y mucho más, Apruebo para actualizar.

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