Viernes, Marzo 29, 2024

No basta con desplegar Carabineros en la calle

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Esta semana, en una puesta en escena que quería mostrar control sobre las policías, la ministra del Interior, Izkia Siches, dio a conocer, junto a alcaldes y el gobernador de la Región Metropolitana, un plan en el que se intensifica el despliegue de Carabineros en zonas en que la delincuencia y mafias se han tomado las calles de Santiago. Era una muestra de autoridad en días en que la crisis política y social chilena tiene un nuevo despertar, justo cuando algunos creían, erróneamente, que se había terminado con la salida de Piñera.

A diferencia de lo que muchos aseguran-sobre todo los revolucionarios de último minuto-, una sociedad democrática debe garantizar la aplicación de la ley. El problema es que durante el estallido social eso no se hizo y la policía demostró sus vicios políticos, ideológicos y su anacrónica estructura al momento de actuar. ¿Se soluciona sólo porque un gobierno de izquierda entra a La Moneda? Claro que no. El trabajo es más complejo una vez que se está al mando del Estado, si es que el horizonte es poder relegitimar la autoridad democrática.

Por esto cabe preguntarse cómo se podrá lograr trabajar lo inmediato con lo que debería realizarse a mediano plazo; es decir, cómo se compatibiliza una labor en las calles para detener la delincuencia, junto con ir creando las confianzas y el poder necesario para intervenir a Carabineros. No es fácil, pero es desafiante; porque el uso del poder siempre lo será.

Por lo tanto, creer que hoy y ante lo sucedido en las calles del barrio Meiggs, en Estación central, donde un grupo de comerciantes disparó a diestra y siniestra en contra de gente, debido a los saqueos en medio de una marcha, basta con sacar al general director de la policía uniformada, Ricardo Yañez, es no entender que estamos ante metas más grandes que no se solucionan con la remoción o no de un cargo. Hoy- y espero fervientemente que el gobierno lo sepa- necesitamos que el ejercicio de la política esté por sobre sus capacidades comunes. No basta con símbolos bien preparados, repletos de gestos o muestras de autoridad; estos deben complementarse con la acción, con la creación de un terreno propicio para una nueva convivencia.

Por más que a veces queramos creer lo contrario, esta administración está comenzando una nueva transición. Y para poder llevarla a cabo inteligentemente, la iniciativa política no debe quedarse en la espera de algo que sería, en este caso, el resultado del plebiscito constitucional de septiembre. Chile requiere un gobierno que maneje la coyuntura y el largo plazo con dos brazos: uno que se permita teorizar, junto a otro que dé la sensación de que se están cambiando cosas relativamente inmediatas.

La seguridad, claramente, es uno de esos temas en los que la ciudadanía debe sentir la importancia del Estado. Y qué mejor que legitimar y explicar una posible reforma a la institución policial que hacerlo de la mano de un trabajo en terreno. La gente debe entender que la intervención de los “amigos en el camino” va directamente en beneficio suyo, y que no es una pataleta de izquierdistas afiebrados, como gente en la derecha intenta plantearlo, sino algo que tiene impacto en su vida diaria para mejor.

Pero para eso hay que querer ver el problema en todas su dimensiones; en lo próximo como en lo que supone un mejor futuro. ¿Se está haciendo? ¿Se están tomando en cuenta todas las variables? Son buenas preguntas para las que este autor no tiene respuestas.

Francisco Méndez
Francisco Méndez
Analista Político.

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