jueves, septiembre 12, 2024

El infantilismo de Boric

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En el aniversario de su partido, Convergencia Social, el Presidente de la República, Gabriel Boric, fue un militante más. El mandatario, en su discurso, se refirió a los demás militantes como “compañeros” y recalcó la relevancia de la rebeldía en la izquierda, agregando que esta rebeldía puede convivir en una coalición oficialista.

Es cierto, la rebeldía ha sido el motor por mucho tiempo  de la izquierda o de todo movimiento que ha pretendido, a lo largo de la historia, realizar cambios importantes. Plantear contrapuntos a lo establecido ha sido la razón de ser de esta rebeldía, desde, me atrevería a decir, la burguesía liberal que componía la Revolución Francesa. Sin embargo, cuando esa rebeldía se convierte en una fascinación al momento de ejercer el poder, y no se entiende la responsabilidad que trae consigo, lo cierto es que ésta se termina enfrentando con Napoleón.

Es que el poder requiere de su manejo responsable, de sopesar qué es lo que se hace, cómo se hace y bajo qué circunstancias. Cuando se lo desvaloriza y se juega con él, entonces los flancos quedan abiertos. Y eso pareciera ser que vimos de parte del Presidente este fin de semana: la desvalorización del cargo, pero sobre todo del contexto político en el que se pueden o no decir las cosas.

¿Cuál es la necesidad de Gabriel Boric de mostrarse rebelde? ¿Es algo así como un alimento para el alma? ¿Es una necesidad para que los suyos no se olviden de que es de izquierda? Si es así, lo cierto es que vimos a un Presidente desplegando un infantilismo selectivo, que aplica solamente con su grupo más cercano, para así reafirmarse en quienes necesita que le crean.

Eso no es propio de una persona que comanda un Estado, ni menos de alguien que pretende encabezar un algo que dure y dé gobernabilidad. Cuando se es primera autoridad de la República y líder de un intento de nuevo imaginario político, hay que serlo las 24 horas del día, en todo momento y en toda circunstancia.

Jugar a ser revolucionario los días sábado cuando no lo eres y tus amigos tampoco, hoy en día, es un riesgo estúpido, un intento muy caro por tratar de reconciliarte con lo que imaginas que alguna vez fuiste. Es un carrete con una resaca muy fuerte al día siguiente.

Boric debe tomarle el peso a lo que hace para tratar de articular a sus fuerzas tras suyo. Debe ser cuidadoso, porque cualquier error es una pequeña derrota. Pero para eso debe entender que alimentar deseos personales no es una peculiaridad que te puede hacer más atractivo. Es no “habitar” ese puesto del que tanto teoriza, no darse cuenta de que hablar y hablar sobre cómo se ejerce la autoridad te hace olvidar que hay momentos en que tienes que hacerlo. Y, en este caso en particular, que eres la autoridad.

La excusa de los treinta y tantos ya no cuenta. Es un político avezado, de lo contrario no estaría donde está luego de 12 años de carrera. Entonces, sería bueno que demuestre esa experiencia más seguido.

Francisco Méndez
Francisco Méndez
Analista Político.

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