jueves, octubre 3, 2024

Cómo no hacer una entrevista política – el extraño caso de Matías del Río y Constanza Santa María

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La semana pasada en el matinal de La voz de los que sobran, Hassan Akram presentó información para desmentir las afirmaciones realizadas por la periodista Constanza Santa María y Matías del Río en una entrevista al candidato presidencial Daniel Jadue en TVN. En esta columna profundiza el análisis sobre esta triste entrevista para demostrar el descarado papel ideológico de este periodismo de la elite.


Aunque no soy comunista ni apoyo a Jadue creo que la entrevista que Constanza Santa María y Matías del Río le hicieron a él en Estado Nacional fue una vergüenza.  Es perfectamente razonable – e incluso bueno diría yo – que los periodistas tengan una actitud crítica frente al político que están entrevistando. Sin embargo, para poder hacer una buena entrevista crítica primero hay que preguntarle al candidato su opinión sobre una política pública particular, de una forma abierta y neutra. Luego de dar al entrevistado un tiempo para explayar sus ideas los periodistas pueden – de hecho, deben – responder discrepando de su análisis o desmintiendo sus datos. Sin embargo, en la entrevista de TVN las preguntas iniciales eran tan torcidas, enlodadas con tantas confusiones, que dificultaron entender las propuestas de Jadue e incluso no permitieron hacer una buena crítica a ellas. Acá analizo un par de episodios de esa triste entrevista para demostrar el descarado papel ideológico de este periodismo de la elite.

Constanza Santa María abrió fuegos – literalmente – preguntando por la reforma de pensiones que propone el candidato. Mencionó los retiros y dijo: “podrían, y así lo han dicho todos los especialistas, encarecerse los créditos hipotecarios que hoy son bastante alcanzables en nuestro país – créditos hipotecarios que tengo yo, que tiene Matías.” En vez de poder profundizar en los efectos – positivos o negativos – de la propuesta previsional de Jadue se enfrascaron en un debate acerca de si las hipotecas son ‘alcanzables’ o no en Chile. Jadue empezó a criticar la banca y ahí Matías del Río interrumpió para apoyar a su compañera. “No es la banca la que pide créditos hipotecarios alcalde, son las personas humildes que tienen créditos. Son las personas humildes que tienen créditos hipotecarios a lo largo y ancho de Chile” dijo el supuesto entrevistador que a esas alturas parecía más bien otro candidato dando su propia visión política de cómo es el país.

Fue imposible tener un debate esclarecedor ni sobre el tema previsional ni sobre el problema de la vivienda por los prejuicios de los periodistas cuyas preguntas partieron de supuestos falsos que habría que desenredar primero. Las hipotecas en Chile no son ‘alcanzables’ como dijo Santa María, ni mucho menos hay ‘personas humildes a lo largo y ancho de Chile’ que tienen acceso a estos créditos como dijo del Río. El último “Informe de Inclusión Financiera” (marzo 2019) de la SBIF (Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras – hoy la Comisión para el Mercado Financiero) desmiente lo dicho por los periodistas. En Chile solo una pequeña minoría privilegiada puede acceder a los créditos hipotecarios – de la población adulta solo 8,5% de los hombres y 5,5% de las mujeres los tienen. Entonces todo el debate sobre las bajas tasas de interés de los créditos hipotecarios en Chile no viene al caso porque los ingresos de las ‘personas humildes a lo largo y ancho de Chile’ no alcanzan para tomar estos créditos.

Para poner esto en el contexto global el promedio del porcentaje de la población adulta con créditos hipotecarios en la OCDE fue 27% (datos de 2017 de la base FINDEX del BM – Banco Mundial). Según esta misma base de datos solo 10% de la población chilena tiene estos créditos, el quinto peor número del grupo de 37 países. De hecho, el mismo informe del Banco Mundial que recopila estos datos menciona a Chile como uno de los países con malos resultados: “Incluso entre las economías de altos ingresos [en el ranking mundial del informe Chile entra en esta categoría] hay mucha variación en términos del porcentaje de adultos con un crédito hipotecario formal. Mientras que alrededor de la mitad de los adultos de los Países Bajos, Noruega y Suecia tienen uno, 10% o menos lo tenía en Chile, Grecia, Letonia y Uruguay” (p.79). Así las preguntas de los periodistas de TVN partieron mal, asumiendo una población de dueños de vivienda que no corresponde a la realidad chilena.

La política de ‘capitalismo popular’ que buscó cambiar a Chile desde “un país de trabajadores a un país de propietarios” – como decía José Piñera parafraseando a Thatcher – simplemente fracasó. En el Reino Unido (RU) sí tuvo cierto éxito porque hizo que la gente se endeudara para comprar casa, llegando a unos 63% de los hogares que se compraban con hipotecas según la English Housing Survey. Por eso hoy en RU hay un debate ciudadano sobre las tasas de interés de las hipotecas y sobre el mercado crediticio en general. Para Reino Unido este debate es clave porque la compra de vivienda es parte de la cotidianidad. Pero el mismo debate está fuera de lugar en Chile donde es casi 3 veces menos la proporción de individuos mayores de edad que tienen hipotecas (10% versus 27% según BM). El que Santa María y Del Río preguntaron a Jadue como si la realidad chilena correspondiera a algo como la inglesa habla de la burbuja segregada desde la cual entienden Chile.

Si los periodistas de TVN no hubieran empezado con preguntas tendenciosas habría sido posible un dialogo más fructífero. Precisamente porque los créditos hipotecarios en Chile no son alcanzables se debe haber preguntado por estrategias para cambiar esta situación. El problema tiene dos aristas – los altos precios de los inmuebles y los bajos salarios de los trabajadores. Los altos precios tienen que ver con la oferta restringida que responde a una demanda polarizada. Puesto que el mercado laboral chileno es tan desigual las inmobiliarias responden produciendo casas de alta gama en los barrios exclusivos para la minoría de la población que tiene altos ingresos para comprarlas. También construyen ‘guetos verticales’ para la masa con bajos ingresos que solo pueden arrendar las viviendas que la elite compra como ‘propiedades de inversión’. Así, hacer que la vivienda sea ‘alcanzable’ no solo para Constanza Santa María y sus amigos sino para la población en general, hay que cambiar este padrón de demanda y la oferta segregada que genera.   

Jadue propone negociación colectiva ramal para subir los salarios para la masa de la población e impuestos progresivos para reducir los ingresos altos de la elite. Esto haría más “alcanzable” contratar créditos hipotecarios y en algo reasignaría recursos desde la construcción de viviendas segregadas de lujo hacia vivienda más integradora haciendo mejor uso del suelo urbano limitado. Pero el cambio en el padrón de la demanda es una forma lenta y limitada de cambiar la situación de la vivienda. Bajo la lógica de maximizar sus utilidades las inmobiliarias privadas siempre tratarán de construir proyectos residenciales segregados para aprovecharse del recargo de precio que supone la exclusividad. Para cortar esta lógica se propone la inmobiliaria popular que planificaría una oferta de vivienda integrada con distintos niveles sociales conviviendo en el mismo espacio.  Habría sido interesante interrogar a Jadue sobre la factibilidad de estas propuestas dentro del mandato de 4 años y con límites presupuestarios, pero no fue posible porque las mal-planteadas preguntas de los entrevistadores ideologizados desviaron el debate.

También imposibilitaron un debate sensato sobre la reforma previsional. El retiro inmediato del sistema financiero de 100% de los ahorros-AFP indudablemente subiría las tasas crediticias. Subirían aún más si el nuevo sistema sacara todas las cotizaciones futuras para pagar pensiones (reparto antiguo). Esto sería nocivo principalmente porque afectaría al sector productivo que crea empleos (el tema hipotecas es secundario). Preguntado así Jadue tendría dos respuestas. Primero su reforma previsional incluye un ahorro colectivo – dinero de las cotizaciones invertido en el mercado de capitales –mayor que la proporción actualmente invertida por las AFP. Entonces, ¡las tasas no subirían porque no saldría dinero del mercado de capitales! Pero esto es ‘en régimen’ (el destino final) – durante la transición los retiros igual subirían las tasas. Pero ahí la segunda respuesta sería que habrá muchos límites sobre cuándo se puede retirar. Solo podría retirar una persona que llega a la edad de jubilación, mitigando mucho el problema. Personalmente estoy en contra del retiro-100% pero los periodistas-TVN hicieron imposible debatirlo en serio.

La entrevista de TVN repitió el mismo guion con la propuesta de las 40 horas semanales. En otra entrevista Jadue había mencionado que en Alemania se bajó una jornada laboral a 29 horas sin efectos negativos y así la Constanza Santa María hizo otra interpelación falseada. “¿Dónde saca ese dato de Alemania?” espetó la periodista. “Porque fue el mismo ministro de trabajo alemán que desmintió cuando usted dijo que tenían jornadas laborales semanales de 29 horas […] tienen 41 horas laborales semanales y la media jornada de 19,5 horas.” El ministro de trabajo alemán no desmintió a Jadue – esto es una simple mentira.

Lo que pasó en realidad es que el ministerio respondió a una consulta del Mercurio (!) acerca de la jornada laboral en Alemania y dio una cifra distinta. Eso no es un desmentido porque la institucionalidad laboral alemana no tiene nada que ver con la chilena así que comparar jornadas laborales requiere contexto (sino uno compara peras con manzanas) y nadie desmintió la comparación de Jadue.

Para hacer bien la comparación empecemos con la propuesta comunista – bajar la jornada máxima de 45 a 36 horas. La máxima en Alemania es 48 horas entonces ¡parece que la legislación alemana es aún más distante de lo que quiere hacer Jadue que lo indicado por El Mercurio! Pero no es así.

Alemania tiene negociación colectiva ramal así que el máximo es solamente el punto de partida para una serie de negociaciones entre confederaciones sindicales y empresariales que genera jornadas máximas legalmente obligatorias para diferentes sectores económicos. Entre las diferentes máximas negociadas está una de 29 horas (¡tal como mencionó Jadue!) para el rubro metalúrgico que aplica hasta 3,9 millones de trabajadores. El promedio para todos los trabajadores es de 34,2 horas trabajadas semanalmente (eurostat 2019). En comparación en Chile el máximo legal no es el punto de partida para una negociación sino algo flexible – 19% de los trabajadores tienen jornadas de más de 45 horas y el promedio semanal es 40,8 horas (ENE 2019).

Comparando estos promedios – manzanas con manzanas – Alemania tiene la jornada más corta de la OCDE y Chile la sexta más larga y entonces bajando la jornada chilena como propone Jadue sí nos acercaría a la situación alemana. Entonces el desmentido de Santa María fue falsa, pero ella siguió con el ataque. “¿Dónde ocurre este ejemplo que usted está dando porque dijo Alemania, pero no es el dato correcto?” insistió. En realidad, hay 7 países OCDE que recientemente bajaron sus jornadas laborales de 45 a 40 horas (como propone el programa de Jadue para su primer año). En ninguno hubo problemas de desempleo, sino que la productividad aumentó (en Portugal, España, República Checa y Polonia eso pasó incluso cuando tenían un menor ingreso per cápita que el Chile actual).

Pero todo depende cómo se baja la jornada. Las empresas chilenas tienen niveles de productividad muy dispares y entonces diferentes capacidades de bajar la jornada. Si la reducción se hace mediante la negociación ramal habrá la flexibilidad de responder a esta heterogeneidad. Pero con un máximo legal uniforme impuesto desde arriba se podría crear desempleo. Habría sido interesante preguntarle al candidato por las diferentes formas de bajar la jornada y su preferencia política al respecto. Pero preguntarle algo así no se les ocurrió a los pésimos periodistas ideologizados. No estaban para profundizar en la propuesta programática con alturas de miras sino solo para hacer ataques.

1 COMENTARIO

  1. Fue la peor entrevista que he visto en mi vida que no es tan corta. Casi lo colocaron en la bodega del canal, lo tenían como si fuera un reo. Además la Santa María y el otro periodista, gritaban como animales desbocados, lo que no sucede en otras entrevistas. Yo no se si ellos pertenecen al Colegio de Periodistas, pero deberían, a lo mejor, revisar las membresías, ya que éstos más parecían inquisidores que periodistas. Otra cosita que se les olvida a todos, en Alemania las vacaciones son de 6 semanas desde el año de la pera.

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