A los 37 años de edad, Marta Vieira da Silva, o solamente Marta, como la llaman en su país, anunció que se retira del seleccionado brasileño. El empate de Brasil con Jamaica dejó a las sudamericanas afuera del Mundial disputado en Australia y Nueva Zelanda, el sexto y último en la carrera de su más importante jugadora.
Una carrera que tuvo inicio en el año 2000, a los 16 años, en el club Vasco da Gama, de Rio de Janeiro pero que enfrentó muchas dificultades en su país natal: pese a ser considerada por muchos como la tierra del fútbol, Brasil fue también la tierra del machismo futbolístico incluso sostenido por una ley que prohibía a las mujeres de practicar ese deporte, la cual se mantuvo vigente hasta el año 1979.
Por eso mismo, los primeros grandes éxitos de la que sería la reina del fútbol brasileño sucederían en la fría y distante Suecia, en el club Umea, donde ganó la Champions Femenina e hizo del campeonato local la principal referencia de la modalidad en Europa.
El protagonismo de Marta en tierras escandinavas casi la llevaron a naturalizarse sueca y a representar el seleccionado de ese país – de hecho, ella tiene actualmente las dos nacionalidades, gracias a que el gobierno de Suecia le concedió ese derecho en 2007.
Cuando la FIFA la eligió como la mejor jugadora del mundo en el año 2006, los medios de comunicación brasileños y el entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva (que regresó a ese cargo recientemente) iniciaron una campaña para que Brasil finalmente apoyara a su selección de fútbol femenino para que estuviera a la altura de su principal estrella.
Marta ya había estrenado con la camiseta de Brasil en el año 2004, cuando el país llegó a la final olímpica del fútbol femenino, pero perdió la medalla dorada ante los Estados Unidos, con un gol en la prórroga tras un empate en 1-1 en los 90 minutos.
La invitación sueca la hizo dudar por algunos años, pero con la campaña de los medios y del gobierno de Brasil, ella volvió a usar la camiseta de su país en la conquista de los Juegos Panamericanos de Rio de Janeiro, y en el Mundial de Fútbol que se disputó aquel año en China, donde Brasil llegó hasta la final, pero terminó derrotado al caer ante Alemania por 2-0.
Al año siguiente, nuevamente en China, Marta llegó a una nueva final olímpica, en los Juegos de Pekín 2008, aunque el resultado sería una nueva derrota en el tiempo extra, luego de 0-0 en el tiempo regular.
En los años siguientes, Marta siguió acumulando títulos en clubes y honores individuales. Volvió a Brasil por un corto periodo, para jugar por el Santos, el mismo club por donde militó el rey Pelé. Luego pasó al fútbol de los Estados Unidos, dónde usó las camisetas del Los Angeles Sol, el New York Flash y el Orlando Pride, por donde juega hasta la actualidad. A la prensa brasileña, la jugadora afirma que pretender un día regresar para jugar por Corinthians, el club de sus amores cuando era niña.
Entre sus logros individuales están 6 trofeos de mejor jugadora del mundo otorgados por FIFA (en los años de 2006, 2007, 2008, 2009, 2010 y 2018).
Marta es la mayor goleadora de la historia de los mundiales de fútbol, con 17 goles anotados en 6 torneos disputados, entre 2003 y 2023, superando a los hombres, cuyo máximo artillero es el polaco-alemán Miroslav Klose, con 16 anotaciones.
La reina también supera al rey Pelé en anotaciones por el seleccionado brasileño, con 118 goles, contra 77 del máximo goleador masculino de Brasil y figura máxima del deporte en el país, recientemente fallecido.
Sin embargo, en su despedida, tras el empate de Brasil con Jamaica, Marta dijo entre lágrimas que espera ver su legado destacado sobre todo por su lucha por la igualdad de género.
En los últimos tres Mundiales femeninos, la atleta se recusó a firmar contratos con las grandes empresas deportivas como Nike y Adidas, porque exigía que, con sus 6 trofeos de mejor jugadora del mundo, se le fuera ofrecido valores similares a los otorgados a estrellas masculinas como Lionel Messi e Cristiano Ronaldo. Ante la negativa a ese pedido, disputó los torneos con botines con un símbolo de = colorido.
“Cuando yo era niña mis ídolos eran jugadores hombres, porque no había mujeres futbolistas consideradas estrellas del deporte. Hoy somos nosotras las mujeres que inspiramos a las niñas. Yo estoy feliz por ser una de esas inspiraciones, y ustedes (hablando a los y sobre todo a las periodistas) también deberían estar. Antes en una sala como esta habría solo periodistas hombres y ahora veo un montón de mujeres acá, eso me pone contenta, porque hemos conquistado también ese espacio y debemos tener orgullo de eso”, dijo la jugadora tras el partido con Jamaica.