Militares brasileños pidieron el apoyo político de Richard Nixon y EEUU para intervenir si la izquierda uruguaya, inspirada en Allende, ganaba las presidenciales del año 1971. Los documentos revelados recientemente por el gobierno estadounidense explican el plan.
Pudo haber cambiado completamente la historia del continente, pero no llegó a concretarse un plan realizado por los militares brasileños para invadir el Uruguay en el año de 1971.
Parece una idea de teoría conspiratoria, pero está registrada en algunos documentos revelados recientemente por el gobierno estadounidense, dan cuenta de cómo el gobierno dictatorial de Brasil presentó sus planes a la embajada de los Estados Unidos aquel año, con la intención de obtener el apoyo político del entonces presidente Richard Nixon.
Esos documentos se refieren a lo que fue llamado por los militares brasileños como “Operación 30 Horas”, que consistía en invadir Uruguay en noviembre de 1971, en el caso de que las elecciones presidenciales del país vecino terminasen con una victoria del Frente Amplio, principal coalición de la izquierda uruguaya.
El Frente Amplio de Uruguay nació en aquel mismo año y lanzó como candidato a su fundador, Líber Seregni, cuyo proyecto y discurso se asemejaban al de la Unidad Popular de Salvador Allende.
La posibilidad de que tanto Chile cuanto Uruguay tuviesen gobiernos de izquierda en plena Guerra Fría preocupaba el general Emílio Médici – el tercero de los cinco militares que gobernaron ese país durante la dictadura que duró de 1964 hasta 1985.
El plan de los militares brasileño esperaba contar con el apoyo estadunidense para que su iniciativa fuera aceptada por la comunidad internacional.
Los documentos no dejan claro si la Casa Blanca respaldaba esa idea. Sin embargo, la historia oficial registra que dos semanas después de aquellas elecciones en noviembre de 1971, el general Medici se reunió con Richard Nixon en Washington, en un encuentro donde también estuvo Henry Kissinger, entonces jefe del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense.
Intervenciones brasileñas en Uruguay y Chile
La campaña presidencial del Frente Amplio uruguayo en 1971 trató de emular en el Atlántico el mismo clima que llevó Chile a elegir el socialista Salvador Allende en el año anterior.
La historia dice que terminó en frustración: pese a que obtuvo 18,3% de sufragios, votación expresiva para una coalición nacida pocos meses antes, no fue suficiente para amenazar a la histórica polarización entre el Partido Colorado y el Partido Nacional – el primero eligió a José María Bordaberry como presidente con un 40,9% de los votos.
Sin embargo, los documentos recientemente revelados ayudan a contar una nueva historia de aquellos comicios, porque si bien la “Operación 30 horas” nunca haya sido llevada a cabo, debido a que el Frente Amplio no ganó las elecciones, sí está registrado que los militares brasileños actuaron en aquella ocasión para colaborar con un fraude electoral. Los documentos estadounidenses mencionan incluso un acuerdo entre el dictador brasileño Médici y el entonces presidente de Uruguay, Jorge Pacheco Areco – también del Partido Colorado, el mismo de Bordaberry.
Uno de los documentos que describe el plan fue producido por la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires y recibido por el Departamento de Estado norte-americano el 27 de agosto de 1971. El informe asegura que “Argentina no tiene planes de intervenir en las elecciones, pero apoyaría un golpe de estado ejecutado por Brasil para reinstaurar al actual presidente Pacheco si la izquierda gana”.
También lo dice un memorando secreto de Henry Kissinger tras la ya citada reunión de Nixon con el dictador brasileño en diciembre de 1971, en el cual no habla de los planes de invasión a Uruguay, pero sí revela el apoyo al fraude electoral. “Nuestra posición está respaldada por Brasil, que es, después de todo, la clave del futuro. Los brasileños ayudaron a manipular las elecciones uruguayas… Hay fuerzas en juego que no desalentamos”, dice el memorando con fecha de 20 de diciembre de 1971.
Otros documentos desclasificados relatan situaciones ya conocidas, como el apoyo de militares brasileños a las Fuerzas Armadas de Uruguay y de Chile para realizar trabajos de “combate al terrorismo”, que en la práctica consistía en enseñar técnicas de secuestro y tortura contra opositores de las dictaduras de esos países.
De hecho, tanto Uruguay cuanto Chile iniciaron sus dictaduras en el mismo año 1973 – pese a haber evitado la elección de la izquierda dos años antes, Bordaberry se veía acorralado políticamente, situación que se superó gracias a un autogolpe realizado en junio de aquel año. Sin embargo, no son pocos los registros que demuestran que la cooperación entre las Fuerzas Armadas de esos dos países con las de Brasil es incluso más antigua, y remonta a los tiempos de instrucciones de militares sudamericanos en las Escuela de las Américas a fines de los Años 60.
El libro El Despertar de los Cuervos (Planeta, 2013), de Javier Rebolledo, relata casos de tortura ocurridos en el Regimiento Militar de Tejas Verdes en el año de 1972 – es decir, antes del golpe de Estado contra Allende – trae relatos de víctimas de torturas que aseguran haber escuchado a personas hablando en portugués con los torturadores, y uno de esos testigos habría incluso identificado a alguien con una camiseta aludiendo al título de Brasil en el Mundial de 1970.