A la casilla virtual de La voz de los que sobran llegó una grave denuncia respecto a un hecho que puede ser considerado una acción de romantización de la figura del dictador chileno Augusto Pinochet, ocurrida en el Museo Nacional de la Fotografía de los Países Bajos.
La “Organización 50 años Chile – Países Bajos” dio cuenta a este medio que “con horror” se han percatado que el mencionado museo, el llamado Nederlands Fotomuseum, “vende una tarjeta postal con una imagen del dictador Augusto Pinochet como souvenir en su tienda. Justamente cuando este año se cumplen 50 años de uno de los golpes de Estado más sangrientos de la historia”.
En ese sentido, los denunciantes detallan que se han contactado con el Museo Nacional de la Fotografía de los Países Bajos para expresar su molestia y demandar el término de la venta de las postales con la imagen del dictador Pinochet, ante lo cual -como señalan- “no hemos recibido una respuesta positiva”.
Si bien desde la “Organización 50 años Chile – Países Bajos” comprenden y valoran que la cuestionada fotografía “forma parte de la exposición de la obra del icónico fotógrafo holandés Chas Gerretsen, quien se encontraba en Chile cuando fue el golpe de Estado”, plantean paralelamente que “lo que no entendemos es que (…) sea vendida como una postal, como un souvenir más en la tienda de recuerdos del museo”.

Como confirmó La voz de los que sobran, la imagen es ofrecida también en la web del mencionado Nederlands Fotomuseum, donde además se pueden encontrar otras fotografías del criminal chileno y del día del golpe de Estado capturadas por Chas Gerretsen.
“La comercialización de la imagen icónica del dictador, quien fue responsable de asesinar, desaparecer, torturar y exiliar a miles de chilenos durante la dictadura chilena entre 1973 y 1990, como souvenirs, es un acto violento para todos quienes sufrieron y aún sufren las consecuencias del golpe de Estado (una herida profunda, nunca cicatrizada a nivel nacional)”, añaden al respecto los denunciantes.
Junto con ello, sostienen que “la obra de Chas Gerretsen se banaliza cuando es sacada del contexto de la exposición, pues no permite al observador reflexionar con detalle sobre lo que esta pieza fotográfica podría aportar. Naturalizar la imagen de un dictador y despojarla de su contexto para que sea comercializada, es grave y cuestionable”.