La policía brasileña detuvo el pasado domingo a un militante bolsonarista que intentó hacer explotar una bomba en el aeropuerto Juscelino Kubitschek, en Brasilia.
La Fiscalía brasileña reveló en los días siguientes que el fallido atentado era parte de un plan para realizar una serie de ataques terroristas para “instalar el caos” en la capital brasileña, según palabras del mismísimo detenido, el empresario George Washington de Oliveira Sousa.
En el testimonio de George Washington se descubrió también que uno de los atentados planeados ocurriría el día 1 de enero, durante la fiesta por el cambio de mando, cuando el ultraderechista Jair Bolsonaro deje de ser Presidente de Brasil y el cargo sea asumido por el progresista Luiz Inácio Lula da Silva, que iniciará su tercer mandato.
Ese último atentado sería realizado en el sector llamado Esplanada de los Ministerios, una gran área verde donde se está montando un escenario para la realización del Festival del Futuro, donde artistas apoyadores del futuro Presidente –como Chico Buarque, Daniela Mercury, Gilberto Gil y otros–, se presentarán para celebrar al nuevo gobierno.
Se espera que cientos de miles de personas estén en Brasilia para este evento. De hecho, la mayoría de los hoteles de la ciudad ya están con su capacidad agotada, razón por la cual un ataque terrorista durante los actos podría ser una tragedia de grandes proporciones.
En su testimonio, el empresario George Washington explicó que la acción del grupo tenía como objetivo “generar el caos y posibilitar la instalación de un Estado de sitio en Brasil”, para justificar una postergación del cambio de mando, manteniendo a Bolsonaro en el poder por más tiempo, o para que las Fuerzas Armadas tomaran el poder de Lula, en caso de que el Estado de Sitio se decretara durante el cambio de mando.
El empresario, que es dueño de una red de bencineras en el norte de Brasil, alegó que tuvo cómplices en la planificación de la serie de atentados y en la realización de este fallido primer intento. Sin embargo, solo se reveló el nombre de uno de ellos por parte de la Fiscalía: el taxista Alan Diego Rodrigues, que se encuentra prófugo de la Justicia.
La fiscalía reveló que ha encontrado cientos de artefactos explosivos en el cuarto de hotel donde George Washington se hospedaba en Brasilia desde noviembre. También fueron descubiertas decenas de armas, algunas de ellas de grueso calibre, y miles de proyectiles. Pese a estar prófugo, Alan Diego Rodrigues también enfrentó el hallanamiento de su hospedaje esta semana, donde se encontraron los mismos artefactos y armas, pero en menor cantidad.
Otra curiosidad del caso es el propio nombre del empresario terrorista: George Washington, que suena raro al tratarse de una persona que es miembro de un grupo apoyador de Bolsonaro, formado por militantes de extrema derecha que se autodenominan “patriotas”, al igual que los seguidores de José Antonio Kast en Chile; otra señal de cómo el Partido Republicano chileno importó su discurso, sus símbolos y hasta su terminología de referencias extranjeras.
Tras la prisión de George Washington, hubo un pedido para que el STF (Supremo Tribunal Federal, entidad máxima del Poder Judicial brasileño) tomara acciones para obligar las autoridades del Ejecutivo a reforzar la seguridad durante los eventos del cambio de mando, el próximo domingo.
El pedido fue realizado por Flavio Dino, quien ha sido nombrado ministro de Justicia del futuro gobierno de Lula, y que además ha reclamado por la inacción de las autoridades del gobierno de Bolsonaro, que parecen haber abandonado sus funciones, pese a que siguen siendo ministros hasta el sábado.