El abandono de Mauricio Jara: vive con una perforación en su cráneo tras impacto de lacrimógena disparada por Carabineros

El lunes 4 de noviembre de 2019, Mauricio Jara (28) salió temprano de su casa rumbo al trabajo. Tenía turno de mañana en la construcción donde se desempañaba como operador de grúas en la comuna de Maipú. Al finalizar su jornada, a eso de las 16:00 hrs. se subió a su auto y tomó la autopista rumbo el sector de Plaza Dignidad, lugar en donde su hermana se encontraba vendiendo aguas y bebidas a quienes llegaron a manifestarse en contra el gobierno de Sebastián Piñera y el modelo neoliberal imperante en el país. 


Mauricio miró su reloj. Eran las 18:30 hrs. y, de repente, escuchó “vienen los pacos, vienen los pacos”. Todos corrieron. En ese momento, tomó el carrito de aguas y bebidas de su hermana. Sin embargo, no pudo moverlo debido a que estaba trancado. Giró su cabeza en dirección a Carabineros, vio humo y cayó desplomado al suelo. Una bomba lacrimógena le había destrozado su cráneo dejándole una perforación circular de 4 centímetros que lo tuvo al borde de la muerte. Desde ese momento, la vida de Mauricio cambió radicalmente.

Mauricio Jara, víctima de la brutalidad policial, conversó con La Voz de los que Sobran acerca de ese lunes 4 de noviembre de 2019 que cambió su vida para siempre. La extensa recuperación, la operación que tuvo que realizarse para poder vivir con mayor seguridad y la ausencia de justicia y reparación son parte de esta entrevista.

Mauricio nació y creció en la comuna de Lo Prado, en el sector poniente de Santiago, ahí vivió con su madre hasta los 18 años. Recuerda que su infancia transcurrió entre las salidas a jugar con sus amigos y los paseos en bicicleta. Posteriormente, llegó a vivir a su casa actual, en Cerro Navia, y donde vive con Maricella, su hermana y quien ha sido parte fundamental de su proceso de recuperación. 

¿Cómo recuerdas el 18 de octubre de 2019?

-La gente empezó a salir a la calle, a exigir sus derechos. Sacó valentía. Yo encontraba que eso estaba bien, ya había sido mucho de los abusos de los poderes del Estado. Se burlaban de nosotros. El mismo tema de los 30 pesos y que había que levantarse más temprano para ahorrar plata. 

¿Participaste de alguna manifestación?

-Lamentablemente no, ya que tenía que estar trabajando. Tenía turnos y estaba todo el día en eso. Yo soy operador de grúas. 

Mauricio comenta que actualmente, y a pesar de no poder trabajar por más de un año, sigue en la misma empresa cumpliendo labores. Recién pudo reintegrarse en enero del presente año.

¿Cómo recuerdas el lunes 4 de noviembre de 2019?

-Ese día me tocaba turno de mañana, era de siete a 16:00 hrs. me levanté, salí, me fui en mi auto al trabajo. Cumplí mis labores todo el día normalmente. Cuando me tocó salir a las cuatro de la tarde, fui a la Plaza Dignidad. Tomé la autopista y me demoré como 30 minutos en llegar. Apenas llegué al lugar, saqué la mercadería que era de mi hermana y que tenía en mi auto. Luego estuve vendiendo con ella un rato. Saqué mi reloj y miré la hora, eran las 18:30 hrs. de repente, la gente comenzó a gritar y los pacos se estaban acercando. Nosotros con mi hermana estábamos cerca de la rotonda de Plaza Dignidad. Todos comenzaron a correr cuando los carabineros comenzaron acercarse. Yo, como andaba con el carrito de mi hermana, se me trancó y no lo podía mover. En ese instante en que lo tironee, me doy vuelta, veo algo humeante y caigo a tierra. Después de eso no me acuerdo de nada. 

Mauricio hace una pausa, habla con asombro. Dice que luego que una bomba lacrimógena le rompiera el cráneo no sintió dolor, no sintió el impacto. El golpe fue tan rápido que perdió la consciencia inmediatamente. Cayó al suelo desplomado. 

Tras el brutal actuar de Carabineros, fue traslado de urgencia a la ex Posta Central, lugar en el que fue operado producto de la gravedad de su herida y donde los médicos decidieron hacerle un coma inducido por ocho días para salvarle la vida. 

Cuando despertaste, ¿qué fue lo primero que sentiste?

-Esto es lo que me dice mi hermana, porque yo cuando desperté, no tenía consciencia de qué me había pasado, de dónde estaba, de nada. Yo recién después de dos días supe dónde estaba. Cuando desperté por primera vez, los médicos me dijeron que había despertado agresivo, que quería irme y yo no sabía qué pasaba. Después de que pasaron dos días recién pude aclararme y entender la situación. 

Cuando aclaraste tu mente, ¿qué pensaste? ¿qué sentiste respecto a lo que te pasó?

-Fue duro darme cuenta qué me había pasado, el golpe que tuve. Incluso estuve en riesgo vital al principio, según me dijeron los doctores. El golpe de la bomba lacrimógena me hizo un agujero de 4 centímetros, circularmente, en mi cabeza.  Además, tenía demasiada astilla del cráneo adentro. Viví más de un año con una perforación de 4 centímetros en mi cráneo producto del impacto de una bomba lacrimógena disparada por Carabineros

Mauricio comenta que estuvo 3 días en la ex Posta Central, luego fue trasladado a la Clínica Bicentenario gracias a su Isapre. Sin embargo, ha debido pagar más de seis millones de pesos en su recuperación.  

¿Tienes alguna secuela producto del impacto de la bomba lacrimógena que recibiste? 

-Afortunadamente no tuve graves secuelas, pero al principio estuve con mareos porque me afectó el oído interno. Estuve cerca de un mes con mareos bastante graves, incluso estuve a punto de caerme varias veces por lo mismo. Con el paso de los meses se me fue pasando. Ahora no tengo mareos fuertes desde hace cuatro meses. 

Producto del golpe perdí parte de la audición, perdí cerca del 30% en el oído izquierdo. Pude perder más cosas, incluso la vida. A mí me tomó un tiempo darme cuenta que pude haber muerto y cuando me percaté de eso, me dio algo al corazón pensar que pude morir. 

¿Tú crees que fue un accidente o que Carabineros disparó intencionalmente para causa daño?

-Yo creo que fue intencional. Ese día en la Plaza Dignidad la gente estaba manifestándose pacíficamente. Había enfrentamientos, pero más abajo. Carabineros llegó ese día disparando para causar daño. 

¿Cómo ha avanzado la investigación para dar con el responsable del disparo?

-El Instituto Nacional de Derechos Humanos realizó una demanda contra el Estado, pero hasta el momento va todo lento producto de la pandemia. Está todo súper lento. Un abogado quiso tomar mi caso y está viendo el tema ahora.

Mauricio, ¿cómo fue para ti vivir un año sin una parte de tu cráneo?

-Muy fome. A veces, me ponía a pensar que no podía hacer nada normalmente, por el mismo tema que si salía a la calle y me saltaba una piedrecita en la frente podía morir. Todo por el accionar criminal de Carabineros que me disparó el 4 de noviembre de 2019. 

Mauricio se operó en diciembre de 2020 para poder vivir con normalidad. Cuenta con decepción que no recibió ninguna ayuda, ni del Estado ni de Carabineros para someterse a la operación que le salvó la vida. Además, señala que el ex ministro de Salud, Jaime Mañalich, se contactó con su hermana para ir a visitarlo pero luego nunca más supieron de él ni de algún tipo de ayuda del gobierno. 

¿Cómo recaudaste el dinero para poder operarte? 

-Hicimos una rifa a través de Instagram en donde unos chicos de un medio de prensa me ayudaron a gestionar todo eso. Los premios de esa rifa quedaron de un bingo que hicimos en diciembre de 2019, sobraron unos pocos y los teníamos acá guardados. Además, nos donaron dos premios. A través de la rifa pudimos recaudar 200.000 pesos y, al mismo tiempo, algunas personas comenzaron a donar dinero anónimamente para mi operación. Gracias es eso recaudamos casi un millón de pesos. Eso lo agradezco demasiado. Y el resto lo puse yo. Afortunadamente después salió el tema del 10% de las AFP y junté los dos retiros y los guardé para la operación. Pagué la cuenta recién la semana pasada. 

Mauricio señala que le hubiese gustado, ya que los mismos agentes del Estado lo hirieron, que el gobierno lo hubiese ayudado. Él ha gastado, de su bolsillo, más de seis millones de pesos entre medicamentos, operación, terapia. Además, comenta que, cuando salió de la clínica le cobraron 1.600.000 solo por temas de hospitalización. 

¿Cómo ha sido tu vida después de la operación?

-A mí me operaron el 14 de diciembre de 2020. En ese momento me pusieron dos placas de titanio, una que va bien apegada al cerebro y otra que va por afuera del cráneo para protegerme. Después, cuando volví al trabajo, me sentí más aliviado porque ahora puedo andar en la calle un poco más tranquilo, entre comillas. Si me cae algo en la cabeza, una piedra, por ejemplo, ahora voy a estar más tranquilo que no me pase nada grave y ponga en riesgo mi vida.

¿Tú crees que en Chile hay justicia?

-No, en Chile solo hay justicia para la gente que tiene dinero. Por ejemplo, la misma gente que es de ultraderecha que amenazaron a la fiscal y tenían armas de fuego, chalecos antibalas y cosas para ir a una guerra. El mismo gobierno le bajó el perfil diciendo que eran “utensilios”, pero en Iquique allanaron a unas personas que estaban en las manifestaciones y se ponían máscaras y los tildaron que eran enemigos del Estado. Ahí se nota la diferencia, a la gente con plata la protegen y a la gente pobre la mandan a la cárcel. 

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