Chile es un extraño experimento y su anticomunismo y anti todo lo que huela a popular ha calado tan hondo, que nos costará muchísimo, pero de la mano de una mujer, más temprano que tarde, lo vamos a lograr y sí será hermoso.
Tengo pena, pena por una vez más estar tan cerca y no llegar.
Pena, por haber creído una vez y haber militado en un partido con dueño.
Pena porque en el disfraz democrático se permite todo, incluso ocultar y silenciar.
Pena de la falsa de feminismo que había en ese lugar, donde luego de un error, la sororidad jamás existió, ni el apoyo, ni el “amiga yo te creo”. Nunca, pero nunca nadie se acercó de ese “lugar feminista ” con una palabra de apoyo…simplemente fue castigo, miradas al suelo, silencio e indiferencia.
Incluso de “compañeras” que creía cercanas.
Tengo pena porque el pequeño Napoleón creado en este partido, que no tiene disciplina partidaria y le cuesta la decisión colectiva, está ahora a la cabeza de un proyecto país…que riesgo más enorme.
Una vez, luego de entrevistarlo solo tomé una nota escrita en mi cuaderno “todo se trata de él” y lo sigo sosteniendo.
Él, que, en esta misma entrevista, en una actitud totalmente pasiva-agresiva quiso igualar el lugar de castigo al que me sometieron a mí por mis erróneos dichos a su deliberada acción de romper acuerdos colectivos y buscar, una vez más, que todo se tratara de él.
Me apena que nunca en su campaña televisiva fueron los nadie, los hijos de nadie…los y las protagonistas, sino que siempre fue él acompañado de algunos nadie, dejando claro una y otra vez que, sin él, no hay paraíso.
Tengo pena, porque del otro lado los nadie fueron los protagonistas, los y las que viven las consecuencias del modelo neoliberal que los amigos del pequeño Napoleón hoy dicen que nunca quisieron y que ahora sí quieren derrotar. ¿Sé de lentos procesos, pero 30 años no les parecieron suficientes para darse cuenta del desastre que el modelo generó en la vida de los nadie?
Difícil verlo cuando la política se transformó únicamente en burocracia, cuando no hubo intentos claros de justicia verdad y reparación, cuando vimos pocos intentos por avanzar hacia una democracia sustantiva, donde las mujeres, las diversidades y todas las demás subalternidades pudiéramos ilusionarnos con que sí, la alegría llegaría.
Tengo pena, porque no les importa estar del lado de los poderosos que en una actitud absolutamente colonizadora y racista fueron mudos testigos de asesinatos de hermanos mapuche en su caricatura de democracia y hoy esas y esos, se lavaron las manos y la cara, y con ello, olvidaron sus responsabilidades y están sentados a la derecha del nuevo Napoleón que les promete eso que dicen “gobernabilidad” mientras los de abajo, los nadie, miramos con espanto esos nuevos pactos de silencio.
No escuché ni vi discursos de celebración, enferma en cama, la verdad no me dio…solo pasé, rápidamente por imágenes que mostraba gente igual, que representan a lo mismo, personas no comunes, sino de una clara pertenecía a la élite, pero en la calle claro, porque la señal es pueblo y calle.
Vi también rostros de algunos nadie, que han sabido leer la clave de cómo dejar ese lugar disfrazándose de otres, intentando esconder la clase, al servicio del pequeño y su corte.
Pero hey, recuerden que nunca serán uno/a de ellos/as.
Pena porque con claros y oscuros la otra alternativa era pueblo, eran nadies que, si estaban al lado construyendo, con errores y aciertos, pero donde vi, en los cortos días en que me acerqué, pueblo. Pueblo real que fue protagonista de los pocos minutos que la tele a color concede para mostrar campaña. Donde ésta fue protagonizada por gente, contando historias de vida (errores más errores menos, prefiero reiterarlo) de gente verdadera, historias que sí ocurren.
Mi última pena es que me cuentan que el pequeño Napoleón, parafraseo y citó al único presidente digno de este país. Esta nadie pide, aunque no le importe a ellas y ellos, respeto. Si bien el compañero presidente nos pertenece en su legado a todes, hay algo que se llama consecuencia y respeto.
Estoy cierta que él, un hombre burgués que supo no sólo leer las necesidades de las clases populares sino hacer de ellas un programa de gobierno, no necesita que un nuevo Napoleón y sus huestes fanáticas, vengan hoy a citarlo, cuando la disputa es solo poder por el poder.
Dicen que no hay que bajar los brazos, que la única lucha que se pierde, es la que se abandona…yo prefiero perderla hidalgamente y abandonarla.
No puedo, como algunos compas por su militancia (Marx me libre de ello) aparecer en fotos al lado del pequeño, sintiendo y prometiendo seguir, cuando en la realidad solo quieren huir de ahí. No las castigo amigas, pero no concuerdo.
Me pongo al servicio, como la obrera que siempre he sido, para apoyar los proyectos realmente emancipadores. Donde quien lidera reconoce su machismo de origen y lucha y promete con acciones concretas como la inmensa cantidad de feministas involucradas en su programa, que quiere salir de ese lugar, que es un imperativo ético político hacerlo. Y que está dispuesto a dar cuenta de ello, sin huir ni esconderse.
No sé realmente que venga mañana en este experimento llamado Chile, donde todo puede ser. Solo estoy clara que no volveré a cuestionar el lado del que tengo que estar.
La clase, el feminismo y lo popular son mi sur. Pido al universo, nunca más perder mi sitio y darlo todo por la emancipación de los pueblos, de las y los nadie y porque cada mujer y persona gestante tenga derecho a decidir sobre su cuerpo y porque los pueblos y las y los hermanas afrodescendientes sean respetados, aceptados en sus cosmovisiones y este Chile abandone ya, su falsa y mentirosa comprensión de pueblo blanco. Que solo se traduce en una concepción machista, patriarcal, colonialista y profundamente racista.
Adelante pueblos bellos, adelante con todas las fuerzas de la historia. Este no fue nuestro momento y no estamos obligadas a sumarnos a lo que no queremos.
Porque ya vendrá el día de la victoria y será realmente hermoso.