Lula ha vuelto a ser el Presidente de Brasil. El líder histórico del partido progresista PT (Partido de los Trabajadores) asumió el poder este domingo por tercera vez, tras dos mandatos exitosos en la primera década del siglo XXI.
Este tercer mandato convierte a Lula en el gobernante con el período más largo garantizado por la vía democrática; solo es superado por Getúlio Vargas, que ejerció el poder como dictador durante algunos años.
Lula llegó al Congreso junto con la primera dama Rosângela da Silva, además del vicepresidente Geraldo Alckmin y su esposa, Maria Lúcia Alckmin.
En los alrededores de la Plaza de los Tres Poderes había al menos 40 mil personas que tenían acceso al perímetro donde, tras las ceremonias protocolares, tendrá lugar el Festival del Futuro o “Lulapalooza”, como lo ha llamado la militancia de izquierda. Sin embargo, las autoridades policiales estiman que hubo más de 300 mil personas en todo el sector donde están los palacios gubernamentales en Brasilia.
La ceremonia de cambio de mando empezó con un minuto de silencio en honor a Édson Arantes do Nascimento, el Rey Pelé, fallecido el pasado jueves.
En su primer discurso tras firmar el acta que oficializó el inicio de su mandato, Lula dijo que “la democracia fue la gran vencedora de esta elección, superando el mayor uso de la maquinaria pública para comprar votos y una estructura para la producción de mentiras a escala industrial. Aun así, tuvimos un excelente trabajo del Supremo Tribunal Federal (STF) y del Tribunal Superior Electoral (TSE) para hacer cumplir la verdad de las urnas”.
El Presidente brasileño recordó que “en 2003 dije que la misión de mi vida se cumpliría cuando cada brasileño pudiera comer tres veces al día. Tener que volver a hacer esa misma promesa hoy es la señal más grave de la devastación que han causado en el país en los últimos años”.
“En 2002 dijimos que la esperanza había vencido al miedo. En ocho años de gobierno dejamos claro que los temores de la derecha eran infundados. Quedó demostrado que un representante de la clase trabajadora sí podía dialogar con el conjunto de la sociedad, generando la más amplia cohesión social y con los más pobres incidiendo activamente en las políticas gubernamentales”, agregó.
“Asumo el compromiso de reconstruir el país y hacer un país de todos y para todos, sobre las ruinas dejadas por el gobierno anterior, según el espantoso diagnóstico producido por el equipo de transición”, subrayó Lula, al comentar el legado que recibió de Bolsonaro.
El Presidente también reforzó que “la misión de este gobierno será rescatar a 33 millones de personas del mapa del hambre (…) No sería justo ni correcto pedirle paciencia a un pueblo que tiene hambre”, recordando uno de los más llamativos puntos del legado negativo de su antecesor.
Finalmente, Lula señaló que “al final de la dictadura dijimos ‘dictadura nunca más’. Ante los duros desafíos que se tenemos por delante, decimos ‘democracia para siempre’”.
Tras dejar el Congreso, Lula fue al Palacio del Planalto, sede del Poder Ejecutivo brasileño, donde se realiza el tradicional rito de subir la rampa que da acceso al edificio.
Además de la primera dama Rosângela da Silva, el vicepresidente Geraldo Alckmin y su esposa Maria Lúcia Alckmin, Lula estuvo acompañado por un grupo diverso de representantes de la sociedad brasileña, incluidas mujeres, negros, pueblos indígenas, del mundo LGBTQIA+ y personas con discapacidad.
Entre las personalidades que acompañaron al Presidente se encontraban nombres reconocidos, como el cacique Raoni Mtuktire, y también la cocinera Jucimara Fausto dos Santos, quien estuvo diez meses en el campamento Vigilia Lula Libre, que reunió a cientos de personas cerca de la cárcel donde el ahora mandatario cumplió una condena en prisión años atrás.
La persona que entregó la banda presidencial a Lula fue la recicladora Aline Sousa, una mujer negra de 33 años. Asumió la tarea que debería haber sido asumida por el ahora ex Presidente Jair Bolsonaro, quien abandonó el país el viernes, o el ex vicepresidente Hamilton Mourão, quien también se negó a hacerlo.
Otros que formaron parte del grupo que subió la rampa con Lula fueron el niño Francisco, de apenas 10 años; el trabajador metalúrgico Weslley Viesba Rodrigues; el maestro Murilo de Quadros Jesús; el influencer por las personas con discapacidad Ivan Baron y el artesano Flávio Pereira.
También subió la rampa, junto con la primera dama Rosângela da Silva, la perrita Resistencia, cumpliendo la promesa que la esposa de Lula hizo tras la victoria electoral de su marido.
Tras ese rito, Lula recibió a las delegaciones de los países que prestigiaron el evento, entre los cuales estaban casi todos los presidentes de América del Sur, incluyendo el chileno Gabriel Boric.
La frase “tras volver al poder”, de uso común, presupone la existencia de un solo poder.