En medio de la violencia de la que son víctimas los vecinos de la población Carol Urzúa de la comuna de Puente Alto, el sábado en la tarde se encontró el cuerpo de una mujer que fue asesinada por un conocido “burrero” de narcotraficantes del sector. En las noticias incluso hablaron de la joven como “consumidora”, aun cuando no se tenían antecedes del caso. Andrea tenía 35 años, cantaba, tocaba la guitarra, era feminista y sus amigas apenas pueden verbalizar lo que sucedió. En medio de la conmoción de los vecinos, solo queda una pregunta: ¿Cómo se invisibiliza las distintas vulneraciones y problemas sociales a las que son expuestas las mujeres en territorios violentos?
El viernes pasado las diez de la mañana una vecina vio un bote de plástico grande y pensó que quizá podría ocuparlo. Trató de correrlo y le llamó la atención el peso del basurero, al abrir la tapa encontró el cuerpo de una mujer. Era un acto deshumanizado, impensable, quedó horrorizada y llamó a su marido.
¿Quién podría haber sido? Se preguntaban las familias del pasaje que se empezaron a amontonar cerca del contenedor.
Hace menos de un año la comunidad lo había pasado mal con la llamada “Masacre de la Carol Urzúa” (8 de agosto del 2019). Una tragedia que había pasado a cuatro cuadras de este mismo lugar. La desconfianza reinó en el barrio por meses, hubo actividades y “Caravanas por las paz”. Fue la consecuencia de ese enfrentamiento de dos familias de narcotraficantes. Al final pagó gente inocente y los vecinos se fueron cansando de tanta violencia. Nada volvió a ser lo mismo.
Desde la pandemia la cosa había empeorado, hacía pocos días, unos jóvenes consumidores de pasta base, habían entrado al hogar de una anciana y le quitaron todo, desde balón de gas hasta la mercadería, la situación quedó en nada. Sin denuncias.
El hecho no hizo más que inquietar a las familias del sector, pero las más asustadas eran las mujeres. Ya no era el narcotráfico lo que les preocupaba, sino también cierto comportamiento a lo “doméstico” de los delincuentes del sector, lo que en la jerga delictiva quiere decir que algunos jóvenes estaban asaltando a su propia gente, agrediendo a sus propias vecinas.
-Las personas trafican aquí en la esquina y los carabineros de la comisaría 20 no hacen nada, ni siquiera los fiscalizan-, dice uno de los vecinos que prefiere mantener su nombre en reserva.
Él fue uno de los primeros testigos del horror. Saca cuentas y dice que el basurero fue trasladado hasta el lugar desde el pasaje 3 hasta Nonato Coo, lo que quiere decir que el bote fue arrastrado por todo el pasaje 12 a plena luz de día, con total impunidad.
-Pasé cerca de las diez cuando iba camino a las ollas comunes y no había visto nada, después vi la gente y que los pacos se demoraron ene en llegar, es como si tuvieran miedo de meterse acá, nos tiene botados-, dice.
Los vecinos llamaron a carabineros, quienes luego de confirmar el hallazgo aislaron el lugar y se dio avisó a la Fiscalía local de Puente Alto, luego llegó la Policía de Investigaciones (PDI).
Andrea Riffo (35), vivía Ñuñoa con sus dos hijos pequeños y frecuentaba en ocasiones el lugar. Su asesino, Francisco Rivera Monasterio, es conocido en el sector como “El chamelo”, un “burrero” de uno de los narcotraficantes de la zona.
Las primeras notas de la prensa, hablaron de la amistad de Andrea con su agresor, y sus conocidos aclaran que la joven apenas lo conocía. En la audiencia de control de detención- se informó que todo ocurrió la madrugada del viernes en la calle Tres con Pasaje Doce. Si bien la vieron conversando con Rivera, ellos no tenían ningún tipo de relación. Horas después la golpeó y además le provocó varias heridas corto punzantes.
Rivera, -quien tenía antecedentes previos por homicidio frustrado, entre otras denuncias-era conocido por agredir a las mujeres que a veces transitaban por el sector. Después de las primeras diligencias, se encontraron evidencias biológicas, restos que permitieron establecer que él la había matado. Se dio un plazo de 120 días para la investigación. El hombre quedó con prisión preventiva en la cárcel Santiago Uno. Para los vecinos, “El Chamelo no actuó solo”.
“Se vinculó a la víctima con el consumo de drogas”, precisó uno de los comisarios de la Brigada de Homicidios en un diario comunal, pero Andrea era mucho más que esa especie de justificación que suelen entregar las autoridades que ponen el foco en la víctima.
Andrea era madre de dos hijos, estaba saliendo adelante sola. Era feminista, le gustaba la música, tocar guitarra, cantar y el teatro. Las amigas, las que eran como sus hermanas, apenas pueden verbalizar lo que pasó. Una de sus cercanas insiste que estaba peleando por salir de una antigua adicción y que quizá en esa recaída “estuvo en el lugar y momento equivocado”.
El miedo y las esquirlas de la masacre de la Carol Urzúa
Es el domingo 12 de julio el asfalto agrietado y un paso peatonal de pintura desgastada, es parte del paisaje monótono de casas pareadas. La calle principal del lugar -Profesor Alcaíno-, tiene uno que otro almacén abierto, mientras un par de pobladores camina a paso apurado
La Carol Urzúa está ubicada en el sector oriente de Puente Alto, a unas cuantas cuadras de la cárcel de la comuna, y se erigió durante los años 80, luego del asesinato del general e Intendente de Santiago, Carol Urzúa. En la actualidad sus habitantes luchan contra la pobreza, la violencia, el microtráfico, el hacinamiento y la estigmatización. En los últimos años, la población ha ganado renombre, debido a las constantes balaceras que allí ocurren. La masacre del 8 de agosto del 2019 es una de las tragedias más recordadas.
Bastaron semanas para que una pelea callejera entre dos mujeres, terminara con una de las balaceras más sangrientas de los últimos 30 años. Ese día de agosto Doris Padilla y Javiera Vargas, -ambas vecinas del sector y conocidas traficantes de la población-se vieron envueltas en una seguidilla de ataques entre bandas rivales.
Para la familia de Javiera, tal situación ameritaba una venganza, lo que finalmente se concretó durante la noche de ese jueves. Mientras Doris y su pareja, Byron Ibáñez, cruzaban la calle Profesor Alcaíno en dirección a un local tragamonedas de la población, Rodrigo Salas, más conocido como “El Rorro”, y Carlos Vargas -hermano de Javiera-, los observaban sigilosamente para cumplir su objetivo.
Esa noche estuvieron esperando que Doris saliera de su casa junto a su pareja. Cuando la vieron, aparecieron de la esquina donde estaban parapetados, apuntaron con armas de fuego y disparando directo al local comercial.
Lo demás es una historia conocida.
Más de 70 disparos fueron percutados en el casino clandestino. En total fueron cinco víctimas fatales: Milton Lara, Jimmy Avalos, Luis Borquez, Yerko Riveros, y Jessica Reyes, más conocida como “Yeca”, y madre de Doris Padilla. Pero, Doris y Byron resultaron ilesos de tal ataque.
-Doris es una conocida traficante de la Carol Urzúa, que junto a su pareja, Byron, causaban miedo en la población, incluyendo a mi familia-, explica “D”, quien es vecino del sector y solicitó resguardar su nombre.
Para D, la Carol Urzúa vivió un antes y un después luego de la matanza, ya que los vecinos podían caminar tranquilamente por las calles, con uno que otro resguardo, pero luego de la noche, el temor se expandió entre los pobladores, quienes pensaron que en cualquier momento podría suceder un hecho similar. Lo que pasó el viernes, con el asesinato de Andrea, vino a confirmarles ese temor.
El pasado 11 de junio del 2020, Byron Ibáñez fue detenido por su posible participación en tráfico de drogas y una orden de detención pendiente por un homicidio ocurrido en una estación de servicio en Puente Alto. Actualmente se encuentra en prisión preventiva en Santiago Uno.En tanto Doris Padilla, fue atacada de nuevo la tarde domingo 5 julio de este año. Mientras compartía con otros jóvenes en una casa en el pasaje 31, un hombre le disparó. La mujer de 29 años- quien además estaba embarazada- recibió impactos en su cuello, fue trasladada al Hospital Sótero del Río. Debido a la gravedad de sus heridas, quedó conectada a un ventilador mecánico y falleció este sábado. Horas después de lo ocurrido con Andrea.
La violencia que nadie ve
Hasta el 1 de junio del 2020, en Puente Alto se efectuaron 1.072 denuncias de Violencia Intrafamiliar, según el Centro de Estudios y Análisis del Delito. Además hasta el 2018 la comuna lideraba la tasa de estos sucesos en el país junto a San Bernardo. Así quedó documentado en un estudio hecho por la Asociación de Municipalidades de Chile (Amuch) que elaboró con el registro de femicidios entre los años 2014 y 2018 (cifras de la Subsecretaría de Prevención del Delito), años donde ocurrieron 204 femicidios en todo el país. San Bernardo y Puente Alto aparecieron como las comunas con más femicidios durante ese periodo: 4 en cada una.
Andrea fue dejada en la basura, y eso es lo que más impacta a las vecinas del lugar. Hoy tienen miedo, pocas amigas quieren hablar, al final solo es una quien decide hacerlo. Saben que Andrea fue expuesta a la sociedad, como una persona que infringió un pacto “salir de noche” “un posible consumo”, y no cumplió con cierta obligación tácita que existe para las mujeres.
Para una de las mejores amigas de Andrea-quien pidió resguardar su identidad,- la joven era una mujer de personalidad alegre, extrovertida preocupada de sus amigas, cantaba y participaba de tocatas en la plaza Luis Matte, en el centro de Puente Alto. Tiene otro recuerdo similar de la Compañía de Teatro “Entre Ayer y Hoy”, parte de un voluntariado de un centro de rehabilitación, donde ella residió durante el 2019.
“En nuestro voluntariado se destacó por tener su disposición a aprender, ser solidaria con sus compañeras, entregando amor, calidez, y una fuerza única por querer salir adelante. Cantaba, escribía y hablaba de las injusticias sociales”, posteó la compañía de teatro, a través de una publicación en Facebook.
En aquella oportunidad, estrenaron una versión del musical Jesucristo Superestrella, llamada “Mujeres SuperStar”, obra favorita de Andrea Riffo, y en donde personificó a María Magdalena. En esa ocasión todos sus conocidos quedaron sorprendidos de sus aptitudes en el canto y su clara motivación por tener un futuro mejor.
“Descansa en paz Andrea, tuve la dicha de conocerte en el centro terapéutico, en el cual ingresaste con mucha ilusión y muchos sueños. Eras una persona hermosa, con lindos sentimientos, espero que se haga justicia, por ti, y por muchas más, #Niunamenos”, publicó en Facebook, una de sus tantas amigas.