jueves, septiembre 19, 2024

La operación anti Jadue está en marcha: el anticomunismo amenazando otra vez la democracia

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¿Hasta cuándo pensarán que el anticomunismo les servirá para limpiar sus culpas y salvar sus incapacidades? Si no es un bot mala leche, levantando una campaña con el título #IzquierdaNarcoComunista en Twitter, es un intelectual destacado anunciando el caos con Daniel Jadue como candidato presidencial: “la aniquilación” de la centro izquierda, advirtió el sociólogo exsocialista Alfredo Joignant, en La Tercera. Así de tajante y agresivo.

Para Joignant -quien afirmó que en un régimen presidencial no existe ninguna posibilidad de que un candidato comunista gane-, una segunda vuelta presidencial entre Jadue y Joaquín Lavín tendría grandes tasas de abstención. Sin ningún dato más que lo que le indica su intuición en función del destructivo efecto Jadue -porque en su pensamiento el problema jamás es Lavín, sino todo lo dañino de la presencia de un comunista-, el integrante del consejo directivo del Servel se atreve a afirmar que el votante histórico de la DC y del PPD se abstendría ante un escenario protagonizado por el edil de Recoleta en un balotaje. El representante del Servel osa arrogarse la voluntad de cientos de miles, sino millones de votos capaces de definir a un gobernante. Todo, porque enfrente tiene a un comunista. Tremendo atrevimiento.

El mensaje es claro: Jadue, al ser comunista -lo que se identifica como un gran pecado, una carga insalvable en una sociedad moderna y democrática- automáticamente provocará una gran indiferencia en el electorado de la centroizquierda y asegurará la victoria de la derecha obteniendo la mágica capacidad de dejar a la gente en su casa el día de la elección. Así, Joignant -quien aclara que no habla desde el Servel-, interviene en el debate público asustando a la ciudadanía con respecto a la figuración de un candidato -con un lenguaje propio de la guerra fría- y amenazando a la oposición con una derrota segura si es que no se activa para apostar sus fichas en otro candidato que no cargue con la culpa de estar inscrito en una colectividad que es perfectamente legal, tal como los inmaculados PPD, DC, Partido Socialista e incluso el Frente Amplio que menciona como claves en el salvataje de una hecatombe liderada por Jadue.

Lo más sensible y preocupante de las palabras de la autoridad del Servel es precisamente aquello, el Servel; pues por más que aclare que no habla desde esa posición de poder, es imposible no verlo desde esa perspectiva. Lo que tenemos es la siguiente imagen: uno de los cinco integrantes del consejo directivo del Servel aparece en el debate público advirtiendo que si el candidato que respalde la oposición es Daniel Jadue, desde ya deben reservar su entrada a la derrota para ser testigos de una aniquilación. Una quinta parte del Servel le dice a los partidos de la oposición que se apuren, que no pueden respaldar a un ciudadano equis, porque el resultado será la alta abstención de un proceso que él, como autoridad, debe proteger ¿Qué se diría si una autoridad electoral hiciera la misma intromisión en un proceso electoral en Venezuela o en cualquier país con cuestionada salud democrática?

Pero en esta operación mediática la aparición de Joignant es sólo una parte más. Antes ya tuvimos a Carmen Frei, corazón de la familia democratacristiana, asegurando que “Chile no está preparado para un presidente PC… cuando los veamos condenando dictaduras podemos hablar”. Por supuesto que no tardó en aparecer Heraldo Muñoz, el histórico PPD que no desprecia la opción presidencial, que nos aclaró que “Chile puede más” que los extremos polarizantes de Jadue y Lavín. Heraldo Muñoz, ministro desde la era Lagos, hace veinte años. Así, antes que incluso lo hagan los adversarios del oficialismo, son los propios líderes e intelectuales de la socialdemocracia chilena los que advierten sobre los peligros de Jadue; los que lo ponen en un polo dañino y peligroso, deslizando bajo una manta de argumentos mañosos e interpretaciones apresuradas, un veto tácito, sin mayor razón que la pertenencia a un partido político que lleva más de una década avanzando de la mano con el resto de los partidos opositores en el sistema institucional, cumpliendo todas sus reglas, e incluso formando parte de un gobierno.

¿Cómo llamar a este fenómeno sino una nueva expresión de anticomunismo? Los partidos comunistas en el mundo se están extinguiendo, anuncia Joignant, para ilustrar sobre la imposibilidad del triunfo de un comunista chileno ¿Qué tipo de lógica impera en ese razonamiento? en un país que viene luchando hace décadas para que más ciudadanos vayan a votar, esta “razón” es suficiente para que un consejero del Servel anuncie masiva abstención si es que el candidato de la centroziquierda que llega a segunda vuelta es un militante del PC. No lo quiere decir, pero en el fondo, lo que se lee es que con la abstención prefieren a Lavin que a un comunista. Eso deja ver. Más vale no votar, votar nulo, en lugar de hacerlo por un representante de la oposición, por cargar con la cruz del izquierdismo democrático comunista.

Porque, claro, Chile está preparado para un presidente UDI, un integrante del corazón político e ideológico de la dictadura de Pinochet, pero no para un comunista, partido que tuvo dos ministros de Estado hasta hace dos años, sin generar ningún problema a nuestra estabilidad democrática.

Por otro lado, impresiona la facilidad con que los objetores de Jadue menosprecian la capacidad deliberativa del pueblo. Ellos, los intelectuales e históricos representantes políticos de una era acabada -la de la Concertación-, definen a priori lo que es bueno y lo que es malo para los votantes de centroizquierda, ellos deliberan lo preparados o no que están los ciudadanos para elegir a un candidato que es un estupendo alcalde pero que por ser comunista no le alcanza para presidente.

Con sus declaraciones, Joignant y compañía infantilizan a un electorado al que no creen capaz de discernir en un momento electoral determinado. Por cierto, tampoco calibran el momento social y las transformaciones políticas suscitadas tras el estallido social, con cercos de lo posible -aquello posible establecido por la tradición del poder defendida por Joignant- desplazados por la realidad precaria puesta sobre la mesa. Es el pueblo, en el sentido más republicano del concepto, el que decidirá, en este momento histórico, si decide votar por un Presidente, más allá de los vetos por su militancia que esbozan las voces del establishment. Es el mismo pueblo que en diversas encuestas ha colocado al temido Jadue en el primer lugar de las inclinaciones presidenciales de la oposición, arrasando con los candidatos de salones y centro de estudios de la elite de centroizquierda.

Hoy más que nunca, en tiempos en que tantas democracias se han vuelto inestables en el mundo, se debe garantizar la capacidad de los pueblos de elegir, libre y deliberadamente a sus representantes, impulsándonos a votar, no declarando notables abstenciones a partir del veto a un candidato por su sola militancia, sin siquiera haberse iniciado los debates de ideas y programas.

No podemos darnos el lujo de señalar a candidatos como inviables, contaminados por su origen, poseedores de un pecado capital, más aún cuando desde un puesto de poder han dado muestras de un proyecto a lo menos exitoso. Aquello sería lo más antidemocrático posible, y es más grave cuando la afirmación viene de un consejero del Servel. Porque vetar a un candidato es reducir la democracia, es otra forma de exclusión, a treinta años del inicio de la transición. Lo que líderes DC, PPD y exconcertacionistas nos dicen -sin mirar jamás los pecados propios, las dificultades de los perfiles de sus candidatos sumidos en el 2%, personajes que no enganchan con la sensibilidad del Chile actual- es que no todos somos iguales, en definitiva.

Hoy hay proyecciones, hechas con la calculadora de la política del pasado, que indican quienes pueden y quienes no llegar a disputar el poder de La Moneda. Y eso no puede ser zanjado por si se es o no comunista. Pero será la gente y su inteligencia menospreciada la que, progresivamente,  superará la efectividad de este eterno chivo expiatorio que verdaderamente ya está cansando. 

Richard Sandoval
Richard Sandoval
Periodista y escritor.

2 COMENTARIOS

  1. Me parece muy interesante lo expresado.en este artículo. Nos hace pensar y analizar con mucho criterio para elegir nuestros futuros Gobernantes y no dejarnos llevar por campañas de terror que ya no son creíbles No somos “siervos” Eso ya pasó de moda y no perdamos tiempo en escucharlos A apoyar a nuestros elegidos

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