viernes, septiembre 13, 2024

Julito Cesar: la defensoría del pueblo

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Hoy la nueva “defensoría del pueblo” ha sido capturada por la vía de un nuevo “héroe neoliberal” -un amigo- que ha cultivado un “capitalismo alegre” y se ha comportado como un “ecualizador de lo exótico” escenificando un orden tumultoso, aparentemente discordante y pluralista, que debe enraizar en la vida cotidiana del ciudadano los lenguajes de la post-revuelta.


Luego del estallido (2019) muchos dieron por sentado que la industria televisiva del tiempo transicional entraba en su desgaste final. Si la transición a la democracia climatizó el sentido común de los chilenos a punta de telenovelas, matinales y “programas premium”, (Martes 13, Hablemos de, Noche de Ronda, El lunes sin Falta, Viva el Lunes, De Pé a Pa, El Halcón, Morandé con Compañía, y Teleseries como Villa Napolí, Sucupira, Volver a empezar, etc.), haciendo de los años 90′ una perversión mediática. Pero debemos subrayar que esto no ha terminado. Contra lo pronosticado asistimos como nunca antes a un poderoso mecanismo mediatizante liderado por el significante “Julito Cesar” como un agente pacificador de los antagonismos (2019).

Antes fue Tonka Tomicic y su momento aylwinista cuando expulsó del set a Hermógenes Pérez de Arce en nombre de la democracia y en presencia de los “sicarios del diálogo”. Pero hoy la nueva “defensoría del pueblo” ha sido capturada por la vía de un nuevo “héroe neoliberal” -un amigo- que ha cultivado un “capitalismo alegre” y se ha comportado como un “ecualizador de lo exótico” escenificando un orden tumultoso, aparentemente discordante y pluralista, que debe enraizar en la vida cotidiana del ciudadano los lenguajes de la post-revuelta. Ello no es sino el estallido hecho comic y un secuestro del imaginario popular simulando golpes a Ministros, Senadores y a todo el poder político. ¡Los feos también pueden gobernar como la navaja de la mercancía¡Pero ya lo sabemos: el espectáculo -sin afuera- fue y será un mecanismo oligárquico. Julito Cesar, cual simulacro, es el epitafio de un “movimiento espectacularizante” que requiere el mainstream y los gerentes salvajes frente a sus “amos financieros”. Julito no tiene ayer, ni futuro.

Tampoco tiene afuera, es un presentismo absoluto como la lepra arribista de los tiempos. Un infinito travestismo visual. Hoy encarna el descanso cognitivo para las elites, en tono “buena onda” y entroniza el capitalismo especular, con liposucción y dientes limados contribuye al nuevo pacto mediático que requiere la restauración oligárquica y su compensación identitaria (derechos de la convención y sus heroísmos estéticos). Lejos de las pretendidas transformaciones estructurales que inspiraron al movimiento popular del 2019 se están lubricando los nuevos lenguajes de la impunidad. Pero como diría Eva Illouz son los artefactos y aparatos del “capitalismo emocional”.  Julito Cesar, te odio con ternura.

    

Mauro Salazar J.
Mauro Salazar J.
Investigador del centro internacional de Estudios Frontera y Doctorado en Comunicación, UFRO/UACH.

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