Cuestionemos a la cenicienta moderna: tenemos derecho a soñar con formas de relacionarnos distintas en el hogar

Una exigencia del tener que ser mujer instalada en nuestras casas. ¿Cuánto tiempo invierte tu esposo o pareja en las tareas del hogar? Esa es la pregunta que deberíamos realizar en nuestros hogares.


Horas extras luego del trabajo, tiempo de ocio invertido en la limpieza, lavar la loza, el baño, estirar la cama, y un sin fin de labores que día a día las mujeres realizan en sus casas.

Nos subimos al carro del trabajo doméstico sin darnos cuenta, desde la creencia heredada por tus abuelas, madres donde imperaba la visión de que el hombre era el proveedor y la mujer era la encargada del hogar, esta realidad en Chile sigue siendo común, así da cuenta el informe de la OCDE, Igualdad de género en Chile.

Disney nos lavó la cabeza, nuestras madres y abuelas crecieron con las exigencias de tener que ser: UNA BUENA MUJER.

La buena mujer se dedica a su familia y limpieza, dejando de lado sus propios deseos, sus aspiraciones o sueños.  Una cenicienta que cumple con el ser princesa, y además con todas las exigencias de su esposo. La perfecta mujer, que no se enoja, que no le gusta el sexo, que se relaciona con el fin de ser felices para siempre. O simplemente que no tiene consentimiento para decidir qué es lo que quiere para su vida.

Cuantos sueños rotos en las generaciones pasadas, cuantos sueños inconclusos de mujeres que no tenían derecho a soñar que querían ser. El problema de fondo es la estructura patriarcal que no deja que los hombres sean funcionales, sino que eternamente vean en sus parejas a sus madres, y que quieran cuidados y atención.

Una exigencia del tener que ser mujer instalada en nuestras casas. ¿Cuánto tiempo invierte tu esposo o pareja en las tareas del hogar? Esa es la pregunta que deberíamos realizar en nuestros hogares.

Sin embargo, escuchamos a la suegra que se queja porque no le planchas la ropa a su hijo, y a tu madre que atiende a tu hermano primero porque es el hombre de la casa. De acuerdo al informe de la OCDE, llamado Igualdad de Género en Chile: “hacia una mejor distribución del trabajo remunerado y no remunerado”, las mujeres dedican hasta 12 horas más que los hombres en el trabajo remunerado y no remunerado.

Finalmente, dejemos de aceptar una conducta arcaica en donde la mujer se postergaba para que su esposo/pareja se realice, dejando de lado su propio sentir, Abramos paso a las nuevas generaciones donde las parejas cumplan con responsabilidad efectiva y equitativa las tareas del hogar o simplemente seamos las denominadas flojas o malas mujeres “por no cumplir con los estándares “respecto a las tareas históricamente impuestas.

Dejemos de regalar nuestro tiempo, en una tarea que debería ser compartida en un hogar y no exclusivamente de las mujeres. Estemos en estado de protesta continua o simplemente dejemos a esos hombres que no pueden ser funcionales a sus propias necesidades.

La vida es muy frágil para seguir perdiendo nuestro tiempo, cambiemos nuestras relaciones, es tiempo de que en la práctica podamos construir nuevas formas de relacionarnos.

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