Los resultados de este domingo indican que el oficialismo podría perder la mayoría de las dos cámaras en las elecciones legislativas de noviembre, y además podría sufrir derrotas en distritos considerados bastiones históricos del peronismo.
Dramáticos como los tangos también suelen ser los escenarios políticos en Argentina, y el que surge de las primarias legislativas de este domingo (12/9) son un duro golpe al gobierno de Alberto Fernández.
Las listas legislativas de la coalición Juntos por el Cambio (derecha) superaron en cantidad de votos a las del Frente de Todos (peronismo) en 14 de las 23 provincias del país, y también se impuso en la Ciudad de Buenos Aires. Si ese escenario se repite en los comicios legislativos de 14 de noviembre, la oposición podría recuperar la mayoría en las dos cámaras del Congreso argentino, lo que condicionaría los dos siguientes años del actual mandatario hasta las presidenciales de 2023.
En términos de porcentajes, Juntos por el Cambio obtuvo un 40,5% de los votos a nivel nacional, mientras que el Frente de Todos sacó un 30,2%. La participación electoral fue de un 67,5%, cifra que puede ser considerada alta si comparamos con Chile, pero que es baja para los patrones argentinos – aunque so era algo esperado debido al escenario de pandemia.
Hay tres detalles complejos en la derrota de este domingo para el peronismo. El primero es que la derecha gana pese a estar claramente dividida. En los días anteriores e incluso en las primeras horas del escrutinio, cuando había solamente resultados de encuestas a boca de urna, el oficialismo hacía cuentas optimistas e incluso pensaba que podría ganar en la Ciudad de Buenos Aires, donde la derecha se hace fuerte hace más de 20 años.
Pero los cómputos oficiales mostraron todo lo contrario: fue el oficialismo que perdió en algunas provincias consideradas clave y tradicionalmente favorables al peronismo, como la Provincia de Buenos Aires, además de Santa Fe, Misiones y Santa Cruz.
El segundo factor decisivo fue que la derecha ganó pese a estar fuertemente dividida. Incluso, sería un error calificar a coalición Juntos por el Cambio como “macrista”, como evidentemente era cuando gobernó el país entre 2015 y 2019 bajo el liderazgo personalista del empresario Mauricio Macri.
En muchos distritos donde ganó la derecha, Juntos por el cambio presento de dos a tres listas parlamentarias distintas, algunas de ellas apoyadas por Macri y otras impulsadas por sectores que han tratado de distanciarse del macrismo en los últimos meses.
En ese sentido, el gran vencedor es el actual alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, debido a que las listas apoyadas por él superaron ampliamente las apoyadas por su exaliado en casi todas las victorias de la derecha.
El tercero factor, y quizás el más peligroso, es la buena votación que sacó el candidato de la ultraderecha, Javier Milei, en la Ciudad de Buenos Aires. En su primer desafió electoral, obtuvo un 13,7%, quedando como la tercera lista más votada. Aunque su votación es un fenómeno que se registró solamente en la capital, hay el temor de que la consolidación de ese resultado en noviembre podría generar un movimiento que se esparciera a nivel nacional.
Ante esa situación, Alberto Fernández hizo una autocrítica en mensajes publicados en su cuenta de Twitter, diciendo que “nada es más importante que escuchar al pueblo, el que hoy nos ha expresado que cometimos errores y que tenemos que atender a esa demanda (…) a partir de mañana trabajaremos, con el compromiso y la fuerza de siempre, para satisfacer las necesidades que no hemos satisfecho”.
Nada es más importante que escuchar al pueblo; hoy nos ha expresado que cometimos errores y vamos a atender a esa demanda.
— Alberto Fernández (@alferdez) September 13, 2021
A partir de mañana trabajaremos, con el compromiso y la fuerza de siempre, para satisfacer las necesidades que no hemos satisfecho. pic.twitter.com/tmfvsAcFWI