Documentos revelados por la prensa local indican que el Ejecutivo brasileño rechazó otras vacunas más baratas y benefició a una empresa privada que se habría quedado con un tercio del valor gastado para comprar 20 millones de dosis con sobreprecio.
Desde abril de este año, Brasil convive con una comisión parlamentaria de investigación que analiza posibles crímenes cometidos en la gestión de la pandemia en el país, donde ya han muerto más de 500 mil personas por Covid-19. El objetivo principal era buscar responsabilidades políticas por las muertes, pero esta semana, los congresistas se encontraron con indicios de un gigantesco caso de corrupción relacionado a la compra de vacunas.
Según documentos revelados por el canal CNN Brasil y por el diario Estadão comprueban que el Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño participó de una negociación para que el gobierno federal de ese país comprara 20 millones de dosis de la vacuna indiana Covaxin, del laboratorio indiano Bharat Biotech, en febrero de 2021.
El escándalo está en el contraste del negocio realizado por el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro con un informe del embajador brasileño en la India, André Aranha Corrêa, afirmando que cada dosis de la vacuna Covaxin costaría 1,34 dólares. Ese documento tiene data de agosto de 2020. Sin embargo, las 20 millones de dosis previstas en el contrato firmado en febrero indican que cada dosis costó 15 dólares.
Traduciendo en números: si Brasil hubiera comprado esas 20 millones de dosis de la vacuna Covaxin por el precio indicado en el informe del embajador en la India, habría gastado cerca de 27 millones de dólares, pero según el contrato realizado en febrero, el país gastó 300 millones de dólares por esa misma cantidad de dosis. El sobreprecio es de más de 1000%.
Además, los documentos también indican que una empresa privada, la Precisa Medicamentos, intermedió la compra por el laboratorio indiano, y se habría quedado con cerca de un tercio del valor del negocio – es decir 100 millones de dólares.
Medios de prensa de Brasil también demuestran que el presidente Jair Bolsonaro habría actuado personalmente para cerrar la negociación y fue el responsable DE involucrar el empresario Francisco Maximiliano, dueño de Precisa Medicamentos, como negociador de la compra.
De hecho, otro tema oscuro de la negociación es que ella se confirma solamente después que el Congreso brasileño aprueba una ley que permite la compra de vacunas por empresas privadas, lo que era prohibido hasta enero de este año.
La comisión investigadora del Congreso brasileño también está cuestionando el hecho de que, en la misma época en que realizó el contrato de 300 millones de dólares para comprar la vacuna Covaxin, la empresa Pfizer habría ofrecido su vacuna por la mitad del precio cobrado a otros países.
El director de Pfizer afirmó a la comisión que la empresa quería fortalecer su imagen mostrando que su vacuna sería la responsable por erradicar el Covid en Brasil, uno de los países con el peor escenario en la pandemia, pero gobierno brasileño justificó la negativa diciendo que el producto seguía siendo cara pese al descuento: la empresa cobraría 10 dólares por cada dosis, mientras cobra 20 dólares a otros países.
Sin embargo, la excusa usada para negar a Pfizer se hace polvo si se toma en cuenta el contrato realizado para comprar la vacuna Covaxin, que costó más dólares por cada dosis.
Por su parte, el Ministerio de Salud de Brasil emitió un comunicado afirmando que no se compró la vacuna Covaxin, y que no se realizó ningún pago a la empresa Precisa Medicamentos, pero no desmintió la veracidad de los documentos presentados por la prensa.
Para este miércoles (23/6), la comisión investigadora tenía agendado el testimonio del empresario Francisco Maximiliano, uno de los dueños de Precisa Medicamentos, pero este alegó que no podrá comparecer, por estar realizando cuarentena, por sospecha de Covid.