Cómo no sentirse identificadas con estas dos amigas. Eso es lo que sucede al ver la primera temporada de la web serie “Psicóticas e Inseguras”, que vuelve, tras cuatro años, el próximo 7 de agosto con su particular forma de ver las cosas, pero desde el que ellas llaman Chile 2, el que incomoda “mucho más que antes al que tiene el poder”, porque “con el coronavirus la desigualdad de Chile solo quedó más expuesta y ya no hay vuelta atrás”.
Ha pasado un tiempo desde que sus creadoras, guionistas y protagonistas de la popular webserie “Psicóticas e Inseguras”, Pamela Barboza y Javiera Pinto, emitieron sus primeros capítulos en Youtube en 2016.
Tras cuatro años, por fin están de vuelta con su larga lista de fracasos, trabajos fallidos, citas erradas y su particular forma de ver las cosas.
El estreno del primer y segundo capítulo de la webserie, se realizará el 7 de agosto a las 21 horas por el canal de YouTube de “Psicóticas Inseguras”. Luego, cada viernes se estrenará un episodio nuevo.
Dirigida por Iñaki Goldaracena, producida por Caudal Films y realizada en Santiago por un equipo joven, con un espíritu crítico, que buscó retratar con honestidad problemáticas cotidianas, mezclando la comedia con el drama y el musical; esta segunda temporada fue posible tras un importante trabajo para obtener presupuesto con el que les fue muy bien: recaudaron 5 millones gracias a sus fanáticos a través de crowdfunding y además lograron obtener el fondo audiovisual 2019.
En la primera temporada, dos mejores amigas tituladas de la Universidad Católica como directoras audiovisuales, no han tenido suerte en su vida. La inestabilidad laboral y emocional en un país donde es difícil surgir haciendo lo que te gusta es el leit motiv.
En esta segunda entrega, Javiera y Pamela (de aquí en adelante J y P) deciden vivir juntas, creyendo que así podrán avanzar en el fantasioso proyecto musical que tienen.
Cuando los planes se complican, Pamela llevará su vida por el camino de un trabajo estable y una relación monótona, mientras que Javiera intentará malabarear diferentes trabajos independientes al mismo tiempo que evade su realidad. Sus decisiones tendrán consecuencias que pueden poner en riesgo la amistad de ambas.
– En la primera temporada tocaron el tema del aborto. ¿Tocarán el tema de nuevo?
P: No hay otro aborto, pero seguimos la misma línea. Si antes se trataba de dos amigas que salían de la universidad y no sabían qué hacer con sus vidas, ahora son dos amigas que no saben como llevar la adultez. El futuro las apremia con las cosas que pasan, como tener que pagar arriendo.
J: Claro, antes eran más pendejas y no tenían ese tipo de responsabilidades, no se hacía tanta alusión de dónde vivían ni cómo, pero no había problemas como de trabajo o de nada… eran más anecdotillas cotidianas y tonterías.
P: (interrumpe) bueno, ahora tampoco es que haya cosas muy profundas… para nada, jajajajja.
J: Pero sí siento que ambas tienen más responsabilidades propias de una persona adulta y son como sus formas distintas de llevar esto.
Luego de más un millón de reproducciones en su canal de YouTube en los seis capítulos con los que contó la primera temporada, la crítica la destacó como la serie que definió a un grupo etario, que en Chile no se sentía representado en la ficción.
– ¿Se sienten una radiografía de la generación y cuánto de ustedes hay en la web serie?
J: La primera temporada siento que partió desde esa raíz, que hay cosas que nos gustan y que son personales y que las disfrazamos un poco y de ahí empezamos a ficcionar.
P: Queríamos hacer algo que nos gustara a nosotras, tener algo en el cv, estar orgullosas de algo que hayamos hecho y decir que esto nos representa a nosotras. No esperábamos tener las repercusiones que tuvo: la gente se comenzó a sentir identificada y dijimos, bueno, hay más gente como nosotras parece.
J: Yo siempre discrepo con eso porque me acuerdo cuando hicimos la primera temporada, los dosieres decían “buscamos conectar con una generación”, quizás ahí ya le habíamos dado esa vuelta. Queríamos reflejar personajes femeninos que se sintieran reales en Chile. No veía muchos personajes femeninos que vivieran la vida cotidiana como uno y que fracasaran y que mostraran las pequeñas historias de amigas. Sentía que la Pame y yo teníamos muy buenas historias y queríamos que la gente las viera.
Chile post estallido y post pandemia
Psicóticas Inseguras se inserta en el Santiago pre-estallido, en el que las problemáticas laborales e injusticias sociales eran evidentes, pero aún no se ponían sobre la mesa. Desde la perspectiva de sus creadoras y basada en sus propias experiencias, plasma el intento de una generación por ser adultos, sin entender muy bien lo que eso significa.
¿Qué ha significado para ustedes haber grabado la serie antes del estallido y del coronavirus?
P: Cuando pasó el estallido igual pensamos “pucha, ya no es una serie actual”, pero nos dimos cuenta de que la serie toca temas que fueron los que nos hicieron parar todo en octubre del año pasado, y la vemos como una representación del Chile 1. Con el coronavirus ya la vemos casi como una serie de época jaja, pero claro, los temas que la serie toca siguen siendo tema aún.
J: En algún momento nos dimos muchas vueltas planeando cómo integrar el estallido social a la serie, la sentíamos poco relevante con todo lo que estaba pasando y pensamos salir a grabar retomas en que se vieran las paredes graffiteadas o incorporar sonidos de las marchas, pero ya habíamos escrito y grabado todo en el Chile 1 y meter ese material a la fuerza no cuajaba con la historia que habíamos construido. Viendo la serie hoy, nos reconciliamos con eso porque sentimos que funciona como una especie de cápsula del tiempo que representa esas dolencias del Chile 1, y estrenarla en pandemia, ahora que todas esas dolencias solo se han expuesto más, se siente un buen momento para seguir reflexionando.
¿Desde su perspectiva ha cambiado la sociedad post estallido y coronavirus?
P: Sí, totalmente. Creo que hay una concientización mucho mayor. Nos importa más el del lado, no callamos ante lo que nos parece injusto y definitivamente incomodamos mucho más que antes a los que tienen el poder.
J: Pre estallido estábamos silenciosamente deprimidos sin saber por qué, resignados, pensando que no había nada que hacer ante un gobierno abusivo. Con el estallido entendimos la raíz de nuestro pesar y nos involucramos, empezó a haber una conciencia cívica que antes estaba muy apagada, empezamos a exigir nuestros derechos y esto nos unió enormemente. Con el coronavirus la desigualdad de Chile solo quedó más expuesta y ya no hay vuelta atrás.
¿Qué significa estrenar ahora la serie?
P: Para mí igual es importante hacerlo en este momento por varias razones: la serie de algún modo critica el sistema en el que -incluso para personas jóvenes con estudios universitarios y ciertos privilegios- es difícil insertarse. Esto está siendo y es el momento de hacer que las cosas cambien; ya llevamos meses encerrados e internet se ha vuelto casi una necesidad básica. Creo que la serie puede acompañar y/o entretener a quienes la vean, entre el poco contenido nuevo de ficción que ha salido; y, por último, es una deuda que teníamos con el público que vio la primera temporada y que pidió y ayudó a desarrollar la segunda. Así que, aunque siento que estamos un poco pasadas, teníamos que sacarla.
J: Es un gran momento para estrenarla, la salud mental está frágil por estos meses de encierro, la ficción es una hermosa herramienta de identificación y catarsis. Mucha gente ha comentado en talla que tenía que estar acabándose el mundo para que estrenáramos y pos, sí, las cosas se dieron de esta forma y esperamos que la serie acompañe a quién la vea, que entregue ese triste pero reconfortante sentimiento de “no estás solx, somos muchxs lxs que nos sentimos así”.
¿Qué ha significado para uds. el confinamiento?
P: Yo soy más bien hogareña y poco sociable, y las pocas pegas que he tenido he podido hacerlas bien, así que no me he visto tan afectada, pero emocionalmente ha sido intenso, estar con una misma a veces es agotador. No hay salud mental que aguante.
J: Yo soy más bien sociable, me gusta moverme, siento que el movimiento me ayuda a evadir el inevitable vacío. Así que ha sido un vaivén de emociones intensas (a las que ya estaba habituada), pero potenciadas por el desquiciante loop de que cada día se sienta igual. De todas formas, una es privilegiada y hay que agradecer, pero también darse un respiro y no ser tan durx con unx mismx, no olvidar que son tiempos difíciles y absurdos y que debemos encontrar contención y apañe.
¿Qué opinan del caso Martín Pradenas?
P: Me da mucha rabia que el sistema judicial sea tan patriarcal y cuide tan poco a las víctimas, más cuando son mujeres. Martín Pradenas abusó y violó no solo a Antonia, es inaudito que la medida sea arresto domiciliario (y que haya escapado) estando todos en cuarentena, cuando por delitos mucho menores se aplica prisión preventiva. Pero claro, tiene plata y puede comprarlo todo, si hasta en los buscadores ya no sale “Martín Pradenas violador” cuando todos saben que es un violador.
J: Existe una cultura de la violación en la nos han enseñado siempre a tener cuidado, a no ser “provocativas” ni ponernos en riesgo emborrachándonos, el ojo ha estado siempre puesto en que somos potenciales víctimas de ser depredadas, como si los hombres fuesen bestias que no pueden contenerse al instinto de violar cuando nos ven vulnerables, y si nos pasa algo (y vaya que nos han pasado cosas, solo que recién las estamos contando) la responsabilidad es nuestra. Eso es inconcebible, y es un problema de género y de clase, porque ese hueón de Pradenas claramente ha salido impune hasta ahora porque tiene plata, pero también porque lo sostiene un sistema machista que prefiere caricaturizar la violación y poner en duda a las mujeres que la denuncian, en vez de entender que si no hay consentimiento, es violación y es así de simple, no es nada ambiguo como decía el vil abogado del sujeto éste. Falta de representación femenina en todas las esferas de la vida, a todas luces somos para los abusadores objetos de deseo que se encuentran en una escala inferior, no nos ven como un par, no se ponen en nuestro lugar y no quieren entender lo que significa para nosotras su abuso. Viéndole el lado positivo, las mujeres estamos unidas, estamos hablando y ya no nos callarán. Eso tiene que generar un cambio, este sistema debe cambiar de raíz.
¿Se viene la tercera temporada?
P: Es muy pronto para decir, no sé.
J: Si alguien me dijera en serio un upa, yo le digo chalupa.