viernes, septiembre 13, 2024

Pía Barros y elección de Boric: “Es hora de confiar en la gente joven”

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Escritora de pluma insolente, de literatura cálida y subversiva. Mujer de astuta sonrisa y mirada punzante, su voz rasposa irradia carácter, mientras que con su actuar desprende una espontánea actitud maternal.



Pía Barros es una referente de la escritura feminista. Su visión política y disruptiva la han convertido en una voz que conecta con disidencias, mentes creativas, mujeres y hombres progresistas desde que comenzó con sus textos y talleres literarios en los años ochenta. Aunque defiende su posición como una más de la cadena de mujeres que han cimentado el camino para llegar hasta acá, lo cierto es que lo suyo ha sido activismo puro, con la osadía de llevarlo adelante  en una época castradora, donde la cultura del uniforme y el bototo militar atemorizaban a cualquiera que pensara diferente. Tiempos en que conceptos como feminismo o placer no estaban presentes en la conversación cotidiana, donde la mujer y miembros de la comunidad LGTBIQ+ vivían su naturaleza en pecado, habitando una sociedad que miraba con prejuicio todo lo que no perteneciera al patriarcado o no fuera heteronormado. 

Conocí a Pía Barros sobre un auto en Antofagasta, rumbo al aeropuerto que nos llevaría en el mismo avión hasta la ciudad de Santiago. Ella inició la conversación, y desde ahí en adelante compartimos jugos, sánguches, experiencias de vida, literatura y un vuelo. Hablamos del momento político actual y se mostró enfática con la decisión que llevará hasta la urna este domingo 19 de diciembre: “Yo amo a Boric, me parece un súper candidato”. 

Pía es categórica, elocuente, chucheta. Tiene un desplante único, irradia irreverencia y jovialidad, pese a que cada tanto reitera que tiene 65 años y se jacta de los beneficios de su vida como “señora decente de la tercera edad”. Me hace reír, da lecciones,  es divertida y deslenguada. Camina con desplante por el aeropuerto, lleva un sombrero rojo de cuero que corona su pelo plateado, que le cae como cascada hasta más abajo del culo.  El encuentro con la autora de cuentos y narrativa erótica desencadenó en la invitación a concretar esta charla. “¿Dónde te gustaría hacerla?”, le pregunté. “En mi casa”, respondió. Me pidió llegar a las 11 am, para hacer la entrevista tranquilas y almorzar a la 1 en punto. Días después tiraba la cuerda de una campanilla que hace las veces de timbre fuera de su casa en la comuna de La Reina. El lugar evidencia desde afuera que ahí viven, comen y duermen escritores: Jorge Montealegre, el marido de Pía es un destacado poeta. 

Fui al encuentro con Ana Fuentes, artista audiovisual,  para registrar bajo su lente la conversación entre nosotras. Una sobrina de Pía nos recibe y guía hasta el final de la casa, donde nos espera una mesa vestida con un colorido mantel. Sobre ella hay té, café, una tetera con agua caliente y galletas, de las que vienen en cajas metálicas y que habitualmente terminan convertidas en costureros.  Una perrita anciana circula por el lugar. En las paredes hay ilustraciones enmarcadas y una colección de  brujas decorativas de diferentes materiales. A la derecha, en una sala llena de libros está Pía Barros,  sentada en su escritorio. El lugar huele a tabaco y café. 

Mientras Ana monta los equipos, Pía, vestida de negro y pañuelo en tonos rojos al cuello, me cuenta que escribe sólo los días de lluvia y que tiene una fascinación por todo lo que rodea a la muerte y a las brujas. Me muestra su espacio de trabajo, sus  libros, el modo en que organiza los textos que están a su alcance y también los que aguardan en repisas en otros lugares de la casa. Me presenta a su marido, que tiene otro espacio de trabajo, y que también se hace acompañar de cientos de libros. Todos en la casa sonríen, son amables, con Pía nos sentamos a conversar antes de partir, en compañía de un delicioso y perfumado té ahumado con leche, hecho y servido por su sobrina. 

Cuando terminamos, nos invita a la mesa junto a su familia, tomamos jugo natural de piña y comemos pescado al horno, papas asadas aliñadas con romero, y ensalada de tomate con lechuga. Antes de irnos, Pía nos regala varios libros objeto, fruto de sus talleres literarios, más un ejemplar de “La Castaña”, un texto escrito por su marido Jorge Montealegre y Hernán Venegas, que incluye un prólogo hecho por ella. El trabajo rescata escritos e ilustraciones de diferentes autores, incluyendo a Pedro Lemebel, quien fuera su alumno y que aún firmaba como Pedro Mardones.

A continuación compartimos el registro audiovisual de este interesante encuentro y entrevista a Pía Barros, realizada sólo días antes de la histórica elección presidencial de Gabriel Boric.

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