El pobre vive en silencio
y sufre ya muy cruel castigo
de ver a sus diez chiquillos
en la miseria y el vicio.
VIOLETA PARRA SANDOVAL (en memoria de Francisca).
LOS CASTIGOS: curioso título de exposición; viniendo de alguien tan clever: el artista y cultor gastronómico Adolfo Torres. Entre Bahía Inglesa, Maipú y Pedro Aguirre Cerda, el buenmozo y libertario gallo se ha dedicado a repartir Amor; motivado por dos de sus grandes pasiones: el arte y la gastronomía.
Ese sábado mi gordo se anduvo mareando en una “picada” administrada por un venezolano de lo peor, en Providencia. En la mesa de al lado nos consolaron unos amigos de Adolfo Torres; lo conocían de toda una vida. ¡Y así partí con mi gordo! Envalentonada, y en taxi a Félix Mendelssohn 2941. No me creerían el lujo que fue darme cuenta, después de tanta estigmatización mediática que mis vecinas esparcen como si realmente conocieran ese barrio.
La vida nos tiene sorpresas guardadas: para momentos precisos. Así llegué a Galería Metropolitana, donde todavía se viste de negro; y no precisamente por economía doméstica
Colores de libertad
¿Te has sentido castigado?
Me dieron la vida con amor, pero me pusieron un nombre bastante “curioso. Lo cargo y está en el Registro Civil. Unos me dicen “¡Ah! ¿Como Adolfo…?”
¿Hit…?
¡Me dan ganas de ponerle un sopapo…! ahí me controlo y respondo: “No, como Adolfo Suárez, o Adolfo Gutiérrez, etc…” . El nombre de uno es una mochila.
Ah… ¡fuiste al colegio!
Fueron colegios fomes. Los mejores años fueron en el San Charles School: ¡Mis compañeros eran como Los Ramones, pues comadre!
¿Ah?
¡Puros desadaptados como yo! Encontré libertad en ese establecimiento…
Después tuviste que trabajar…
Hubo castigo, pero camuflado: cuando uno es llevado a sus ideas, o es mejor que el “superior”, es mirado con recelo. Culmina en cuestionamientos, suspensiones o despidos. ¡Siempre he sido libertario!
Una cosa es la impostura, y otra el liderazgo genuino: encuentro que tú tienes “arrastre” …
¡Y sin querer provocarlo! Estoy dejando tanta humildad de lado y me auto-valoro: ahora me creo mi cuento, y la decisión pasa por mí antes que por otros.
Mencionaste la palabra “libertario”. Hace tiempo tuvo un significado esperanzador, últimamente se ha ido politizando hacia unos sujetos…
Aplico “lo libertario” para personas que trabajan en libertad: para quienes practicamos nuestras propias creencias, formas de operar, y de existencia.
¿Pongámosle color a la libertad? Una libertad es: “En todas las esquinas”, de Congreso. Es una libertad del lenguaje: expresar palabras. Otra libertad es la del Himno Nacional Argentino: no es lo mismo cantado por Charly García, o por ese desafinado Sin-Ley que fue elegido de Presidente.
Hablo desde otro punto de vista: mis convicciones. Soy devoto de la libertad de ideas y conductas: dentro de un marco, por supuesto. No transgredo espacios que no me pertenecen.
A casi 5 años de esa fecha: ¿Te sientes castigado como persona?
El Estallido explotó porque como sociedad hemos sido castigados por un pasado histórico. Ese 18/10 fue la respuesta a un castigo social, económico, político y simbólico heavy.
¿Y en pandemia?
Tuve suerte de pasar las cuarentenas en un lugar rural, lejos de Santiago: Bahía Inglesa; rodeado de desierto, mar y cielo. Contaba con mi hogar y cierta “alcancía económica”: gasto muy poco, vivo con lo mínimo.
Sugeriste algo: pienso en “lo rural” y la poca plata. Algunos creen que acá todavía somos rurales. Hace poco Jadue se refirió a la pobreza humana de quienes acumulan, que ni en vida podrían gastarlo, ¡tampoco su descendencia futura!. Se reproducen en endogamia, les salen colas de chancho y terminan infértiles. Creen que es su fundo y evaden sus obligaciones…
No manejo vehículos, ni tengo grandes lujos en mi casa. Vivo haciendo trueques, es una forma de ahorro. El mundo andaría mejor si bajáramos la velocidad, si no fuéramos tan impulsivamente gastadores…
¡También son mejores los productos de temporada!
Mi clóset proviene, en gran parte, de ropa que me regala mi hermano que vive afuera: me sirve para varios años. Poca plata = pocos problemas v/s Mucha plata = muchos problemas.
Esta pregunta no puede ser chacota: una periodista de la comuna de Pedro Aguirre Cerda fue cruelmente castigada por innombrables que cometieron asesinato: ¿Qué piensas del caso Francisca Sandoval?
Realmente me dejó mal. Es evidencia de muchos problemas del Chile actual; violencia desaforada y odio marcado: ¡responder de manera tan cruel e inhumana! Para Señal 3 de la Victoria (TV) es pérdida; de una compañera. Era madre de una hija… es necesario un reconocimiento a sus labores. Y ni siquiera donde “las papas queman”, ¡donde disparan! Ahí se confronta a los medios cada vez más trastocados: por el establishment. Ella pagó de manera cruel… ¡Verracos!
No se puede comer pato pekinés después de eso…
¡Auténtico, pero nunca decadente!
Almorzamos en la oficina de mi gordo a media semana; se pone celoso cuando ando con gallos… ¡demasiado choros!. Ya nos tuteamos con Adolfo. Fue tan dije que pasó por Mapocho y trajo unos espárragos: increíbles. También otra cuestión, a la que le hacíamos asco: la pichanga. De gansa pensé que también el era de la católica, pero el descubrimiento del “picoteo” fue atómico: me fui al chancho con la Srirachaâ. La señora Enriqueta sirvió su crema de puerros.
¿Cómo llegaste a ser artista?
Estaba en una etapa autodestructiva y no tenía ningún interés en esforzarme para ingresar a alguna Casa de Estudios; pero si me gustaba ir a exposiciones. Siempre armaba cosas: como no tenía técnica, nunca fui a una clase de pintura y empecé a trabajar en base al collage, y construí ejercicios visuales sin ninguna pretensión de “obra”.
Gente buena para “el carrete” …
Bastante apegado al campo cultural; ahí me empecé a acercar al arte contemporáneo: a través del teatro y algunas exposiciones; fiestas emblemáticas en el Garage Internacional Matucana 19, El Trolley y el Clímax. Estuve acompañado de sustancias que me abrieron los ojos, y otros sentidos en la percepción de lo cotidiano, para enaltecer simbólicamente.
¡Algunos fueron muy intelectuales!
Me preocupa muy poco lo que sucede en esa “escena”: muchas veces activa con debates y tensiones entre un grupo y otro. Pasaban esas cosas, yo no las conocía ni estaba interiorizado; tampoco pertenecía a una carrera guiada por profesores que tutelaban a sus alumnos, etc…
¿Y en la cocina popular?
Como cultor gastronómico no fue tan distinto, aunque si entré a estudiar. Habían pasado un par de años desde que salí del colegio, y necesitaba adquirir algún oficio; ahí empecé a escuchar lo típico “la cocina también es un arte”.
¿No lo es?
Si, aunque para algunos no. Di un examen muy básico: pelar papas y manejar un cuchillo. Tuve suerte: mi abuela me pagó la carrera, en un Instituto; recién habían empezado a formar en esos oficios: previo a toda esa moda de “vanguardia gastronómica” y uniformes, preocupados de los nombres de los chef y las tendencias. Todavía no sucedían a fines de los 90.
Linda época…
Cuando me tuve que presentar en las primeras clases, manifesté mi interés en ingresar: porque decían que la cocina podía ser arte, y quería desarrollarlo. ¡Hacer acciones de arte! Siempre quise intervenir espacios y entregar comida, aparte de un bien social con la entrega gratuita…
Súper irreverente…
Sabía lo que había pasado con las ollas comunes, venían de baja; Chile había empezado a crecer al 6%. Se le empieza a dar la espalda a la comida chilena, era como acordarnos de los “malos tiempos”. La “gente” ya no quería nada con los porotos, el charquicán, las algas… “¡Que asco, es de rotos!”. Entonces le dieron con la comida italiana, japonesa y la comida fusión; o “con-fusión”…
¡Jajajajajajaja!
El profesor me comenta: “Sabe Adolfito: ¡aprenda a cocinar, le vamos a enseñar! Usted cuando salga vea todas sus cosas…”. Me cerraron las puertas inmediatamente. De ahí que preparé este camino, que el arte y la gastronomía –por sí solos– no se han atrevido.
Hay unos chef bien arriesgados…
En la gastronomía te pegaban ollazos, y agarraban a chuchadas. Ahora se ponen a llorar, y amenazan con acusarte al de “recursos humanos”; tenís que indemnizar…
¿Estamos en otro contexto?
Siempre ha sido un oficio duro. No había carrera “académica”, tu entrabai’ porque erai’ lavaplatos; después ayudante, seguís de ensaladero; luego, ayudante de maestro; y así ibas surgiendo. Gente muy sacrificada, casi sin contacto con su familia, por un trabajo de excesivas horas diarias; y por lo general: lejos de sus domicilios. Me imagino a los cocineros de los años 80 hacia atrás. Después del turno…
¿Cómo Coco Pacheco?
¡No po’!
O “La olla deleitosa” de Sonia Montecino
¡Ella por supuesto que revela estos aspectos de manera simbólica y emotiva! Yo tenía la visión del cocinero anónimo: en la madrugada, después de la pega y bajando de los restoranes del barrio alto, hacia el poniente, en la micro. Con su cabecita apoyada en la ventana, pensando en su porvenir y el de su familia. ¿Cómo tener que machacárselas para sacar a sus hijos adelante? Sin darme pena, me dejaba para adentro.
El sufrimiento parece irreversible…
Cuando el Gobierno de Piñera decidió retirar a Gastronomía como ámbito del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio…
En las bases de Fondart para organizar grandes eventos artísticos y culturales: ¡Se indica explícitamente que no se puede invertir en ferias costumbristas! En el mundo rural eso es parte de la cultura tradicional y ancestral: ¿Porqué no se podría mezclar con el arte? Porque la feria “es de rotos”…
El Ministerio lleva mal el formato ¿Cuál es el principal artefacto cultural de las comunidades? ¿El más transversal, accesible y posibilitador? ¡Es la cocina! En toda casa hay una cocina.
¡No todas gozamos de arte en la casa, pero si de comida!
No todos tenemos hielo; pero tenemos cuchillo, quemador o fuego. Podría haber un Estado Educador: capaz de incidir en la alimentación. ¡Para tener una sociedad mejor!
Y así no sufrimos tanto…
No sé si he sufrido tanto: ¡Las huifas! Como colectivo estamos siendo castigados: ¿Es posible que el MINCAP no tenga a la gastronomía como un ámbito? Artes circenses, Nuevos Medios; ¡la raja!… Pero a la cocina: la mandaron al fondo, y al lado del baño; a la cola del Patrimonio, a pesar de que somos un ámbito muy productivo y al 90%: “¡Entonces véalo con CORFO!”.