Mañana el “Ragga”, como lo llaman sus amigos y cercanos, cumplirá 365 días en prisión preventiva al interior de la Cárcel de Alta Seguridad. Han sido meses angustiantes lejos de su hijo y sus seres queridos. Desde el encierro escribe cartas para expresar lo que siente, rodeado de reos de mayor peligrosidad. Conversamos con el entorno más cercano de uno de los presos de la revuelta que pide su pronta libertad.
En una pequeña celda del tercer piso de la Cárcel de Alta Seguridad pasa en solitario sus días Omar Jerez Meza (34). Es uno de los dos acusados de incendiar el Metro La Granja y de ocasionar graves daños al interior de la estación de trenes el 18 de octubre del 2019. Nunca había estado preso.
Diariamente solo puede salir una hora al patio y el resto del día se la pasa escuchando los gritos de reos de mayor peligrosidad con los que comparte pasillo y con los que afortunadamente se ha llevado bien. En sus momentos de calma, medita, hace ejercicios y escribe cartas a sus familiares.
28 NOV 2019
“Hijo, sé que te preguntas por qué no he ido a buscarte en los días libres, y que me eches de menos y me quieres ver… Yo también te extraño mucho y me da mucha pena no poder ir, estoy en un problema muy grave que no me permite llamarte, ni siquiera por teléfono. No es mi culpa, pero no puedo hacer nada por ahora para arreglarlo. Sé que tu mamá te cuida siempre bien y ella sabe lo que es bueno para ti, al igual que yo, quiero que estés tranquilo y te portes bien con la mamá y que no te de pena que yo no pueda ir todavía. Aún nos queda toda la vida para hacer las cosas que queremos juntos.
Te amo un montonazo, cabeza de melón, te mando muchos besos y abrazos apretados como los que tú me das“.
El Papá
El día del estallido social, Omar llegó a las once de la noche a su casa ubicada en la Población San Gregorio. Había trabajado toda la jornada sin descanso. Primero en la mañana en una empresa de transporte y luego en la tarde en algunos “pitutos” de soldador que hacía junto a su hermano. Casi no se había enterado que Santiago estaba paralizado por el “despertar” de miles de personas.
Según consta en su declaración ante la Fiscalía Sur, a esa hora notó las primeras barricadas en las calles, pero no le prestó importancia. Una vez en su casa, se cambió de ropa y salió junto a su pareja, Daniela Fuentes Bustos (27), a comprar comida. Mientras esperaban un pedido de papas fritas, escucharon el sonido metálico de las cacerolas y vieron que la gente se aglomeraba en el metro La Granja, a unas pocas cuadras de donde viven.
En la pasarela ubicada en Américo Vespucio con Avenida Coronel se encontraron con decenas de manifestantes, y de acuerdo a su relato, el fuego ya ardía en la estación. Con el ímpetu de la protesta, “Ragga” entró a rostro descubierto, lanzó una silla rota a los andenes, pateó un pedestal informativo de Metro y ayudó a un desconocido a sacar un botiquín que estaba en una oficina con vidrios rotos. Luego toma unos papeles cerca de la boletería y abandona el lugar cuando nota que las personas comenzaban a llevarse parlantes y teléfonos del interior. Todo fue grabado por las cámaras de seguridad del lugar y es justamente esa la prueba que la Fiscalía expuso en reportajes de distintos programas de televisión.
Cristian Ahumada, parte del equipo jurídico de la defensa de Omar, dice que el joven está tranquilo y convencido de que es completamente inocente de los delitos que se le imputan.
“Omar fue al metro La Granja, participó en disturbios menores, ni siquiera se encapuchó, en los videos es el único que aparece a rostro descubierto. Fue a mirar por curiosidad, por lo que estaba ocurriendo y se motivó a participar. Fue tan breve su participación que le dio tiempo de volver a buscar lo que había comprado. Esto consta en su declaración, en el que él reconoce los hechos, dan cuenta de una persona común y corriente, no de un terrorista que está hablando la prensa diariamente”, confirma el profesional.
La declaración de Omar Jerez por videoconferencia el 2 de junio pasado confirma lo mismo.
“Cuando me di cuenta que esto se estaba transformando en un robo y no en una protesta, decidí irme. Mi motivación que tuve ese día de romper cosas en la estación de Metro fue solamente curiosidad de ir a mirar, y luego, con el cacerolazo supe de qué se trataba todo, las alzas del metro y en realidad `agarré papa` y quise protestar, pero en ningún momento quise robar”.
El 7 de noviembre de 2019, veinte días después de los incidentes, efectivos de Carabineros de Chile llegaron hasta la Villa Nueva de la Población San Gregorio. Omar caminaba junto a su polola en dirección a una botillería cuando fueron interceptados por la policía. Ninguno opuso resistencia, así que de inmediato aportaron a la investigación y fueron trasladados hasta la 33º comisaría de Ñuñoa donde “Ragga” prestó las primeras declaraciones sobre lo ocurrido.
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Alex Cortez Meza, Jefe de la Fiscalía Especializada Antinarcóticos y Crimen Organizado de la Fiscalía Metropolitana Sur, solicitó 15 años y un día por el delito incendio calificado y tres años de presidio menor en su grado medio junto a una multa de 11 UTM por daños agravados al Metro.
El otro detenido por el mismo caso es Jeremy Ramírez, de 20 años. El joven ingresó a la estación a las 23:33 horas ataviado con un polerón rojo, jeans rotos a la altura de la rodilla, una bufanda azul, zapatillas negras y un anillo plateado en la mano izquierda. Según las grabaciones de las cámaras de vigilancia, el joven golpeó con una silla y otros elementos la ventanilla de una de las boleterías de la estación. En algún momento la prensa relacionó que probablemente conocía a Omar, teoría que fue descartada. En su caso las imágenes revelan dos cosas: uno, no tenía ningún elemento combustible en sus manos; la segunda, ya había fuego dentro del lugar.
Por su parte, el 30 de octubre pasado, el Metro de Santiago presentó una demanda civil de indemnización de perjuicios por responsabilidad civil extracontractual en contra de Omar Jerez. Por el incendio, la empresa evaluó los destrozos en $420.000.000 y por los daños totales, una suma de $1.029.396.000.
También parte de la defensa de Omar, la abogada Matilde Alvear, recalca que no existe informe del cuerpo de Bomberos relativo al incendio del 18 de octubre de 2019 en el Metro La Granja y explica que durante los días posteriores al estallido social, se produjeron varias quemas y graves daños al lugar, respecto de los cuales la Fiscalía responsabiliza al joven de la totalidad de los agravios.
“Nuestro representado ha mostrado siempre la intención de colaborar a la investigación. Nosotros esperamos que se tomen en consideración la declaración y las pruebas que existen. Creemos que el incendio no es procedente en este caso de acuerdo a las pruebas, y con respecto a los daños, que se determine cuáles fueron los daños que ocasionó Omar. La prisión preventiva nos parece desproporcionada respecto objetivamente de los hechos y pruebas que ha obtenido la propia Fiscalía”, comenta la abogada.
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En una carta abierta escrita el 24 de marzo y que fue publicada en las redes sociales de Daniela Fuentes, Omar habla de los cargos que se le imputan.
“No estoy preso, presos están los delincuentes, los traficantes y los criminales. Yo estoy prisionero, prisionero de un gobierno autoritario, fascista y opresor. Prisionero en un país donde el Estado ha sido modelado por unos pocos. Donde vivimos bajo una constitución dictatorial. Prisionero no por, presuntamente, “avivar” un incendio en una estación de metro, o por los “daños calificados” de la misma. Soy prisionero porque para el Gobierno soy (somos) la personificación de ese enemigo al que el presidente declaró la guerra abiertamente, somos los fantasmas de ese “enemigo grande y poderoso”, la materialización de la paranoia”.
La defensa de Omar está preocupada por su salud mental. En los últimos meses ha tenido problemas para conciliar el sueño y tiene episodios de angustia. “No es muy cómoda en la situación en la que se encuentra y tiene ansiedad de la audiencia de preparación que es el próximo 17 de noviembre. Además, solo puede salir una vez al día, y es a las 9 de la mañana, donde no puede ver el sol y eso afecta en su ánimo (…) Le afecta estar en la oscuridad”, comenta la abogada.
Dentro de la Cárcel de Alta Seguridad, Omar Jerez ha tenido que convivir con personajes de alta connotación pública que están en el mismo pasillo. Algunos de ellos, han cometido delitos graves, como Hugo “El Solito” Cabrera conocido por robar en solitario y en bicicleta camiones de valores, Felipe Rojas, presunto femicida de Fernanda Maciel, los probables asesinos de Xaviera Rojas. También está Mauricio Norambuena.
No ha podido ver a su pareja desde abril por los protocolos COVID que existen dentro de los recintos penitenciarios. Solo han tenido ocasionales encuentros digitales por Zoom de veinte minutos. Ambos confían en que la justicia les dará una alegría y en futuro imaginario se ven viviendo juntos en el sur de Chile.
“Al tratar de sonreír / Vamos a mirarnos más de frente / Y a decir lo que uno siente / Aunque nos cueste / La pasión es hasta el fin”, dice la letra de “Vamos”, canción de la banda Guachupé y que es la favorita de ambos.
Omar y Daniela se conocieron en concierto de la banda en Peumo.
Es el martes tres de noviembre y Daniela acaba de comprar las verduras y otras cosas para su dieta vegetariana. Da la entrevista en el sector de Patronato, parece nostálgica. Cuenta que Omar le prometió que cuando saliera de la cárcel, dejaría las carnes. Ella ríe, sabe que eso no pasará, ya que de seguro armarán un gran asado con amigos y familiares para festejar la libertad.
Ella y su hijo son sus motivos de esperanza al interior de la cárcel, eso le escribe en cada una de sus cartas. Después de un viaje en metro, se baja en la estación La Granja, la misma que ha marcado sus vidas, y con sus mano derecha señala la trayectoria que realizó Omar el día del estallido.
En una calle aledaña a su casa, en uno de los paraderos, hay un afiche que reza “Libertad a los/as Prisioneros”.
“Ha sido terrible, soy un poco fría y a veces prefiero pasarlo mal sola. Si él me ve mal, va a ser peor para él. Quiero que siempre me vea bien. Para el inicio de la pandemia fue difícil, porque estaba acostumbrada a llegar a mi casa y ahora no tenía con quien comentar mi día de trabajo, con quien arreglar el día (…) Doy gracias no haber entrado al metro, sino yo también estaría presa”, confiesa Daniela.
Una vez dentro de su casa, Daniela decide mostrar esas cartas que guarda como un tesoro.
14 NOV 2019
“Para mis amigos, en estos momentos tan difíciles y descarnados para nuestra sociedad no les pediré que salgan o no salgan a manifestarse, les pido que sean sensatos, que se cuiden unos a otros y que se unan, porque así como yo los tengo a ustedes, ustedes se tienen entre todos, el país ya no será nunca más como fue ayer y en buena hora, esto que estoy viviendo le puede pasar a cualquiera, la desproporción de mi castigo es evidente, pero en estos movimientos siempre habrán injusticias, pero no me callarán y que no lo hagan con nadie, el futuro está en sus manos justo ahora, no lo dejen escapar, hasta que valga la pena vivir”.